Estoy involucrado en misiones desde 2009. Cuando tenía 5 años recibí en un campamento de niños mi llamado a las misiones interculturales, impactado por la vida de David Livingstone, misionero y explorador en África.
En 2014 vine en un viaje misionero a Argentina y aquí me enamoré de su cultura y de su gente. En un proceso de ayuno y oración Dios mis pastores confirmaron el llamado a este gran país. Es por eso que trabajamos para tener ministerios de niños en diferentes barrios carenciados y queremos llevar a través de ellos el evangelio a los hogares, y así sembrar en valores cristianos.
Trabajamos en la plantación de iglesias, en ellas impartimos el evangelio y entregamos herramientas a sus líderes para la ministración, también tenemos una escuela en la que discipulamos a los jóvenes de la comunidad.
Como parte de JUCUM tenía las puertas abiertas a una comunidad misionera internacional, por eso resalto que ellos me ayudaron mucho a adaptarme a la cultura y a aprender el idioma. Aprendí español, pero comunicarme con fluidez en este idioma me tomó 1 o 2 años.
Una semana del mes de noviembre me encontraba en Catamarca apoyando una iglesia nueva. Allí mis amigos y yo pudimos ser de gran ánimo para los pastores para seguir con su obra allí.
En las misiones el trabajo no para, por eso me di cuenta de que necesitaba encontrar nuevos métodos para predicar durante la pandemia, fue así cómo arranqué con un podcast devocional que publicaba cada semana, para mantener el contacto con las personas que tienen sed de Cristo y lo buscan.
También encontré la manera de ayudar a los vecinos, sobre todo a los mayores, con la entrega de alimentos en esos momentos de dificultad financiera que vinieron con la cuarentena, así pude bendecirlos y también orar por ellos, además de tener charlas cortas en la puerta de sus casas.
Una vez hicimos una salida con los niños de nuestro grupo de un barrio carenciado. Con nosotros venía una nena, Antonia se llama. Ella viene de una familia con dificultades que superar. Ella tiene una hermana mayor y dos menores. Su mamá es muy joven y alcohólica. Ese día hicimos una caminata a una montaña, para dar a los niños un día especial de vacaciones. Ya en el camino ella me contó mucho de su historia, el peso de cuidar a sus hermanitas y que su madre nunca estaba presente.
Yo pude compartirle de su Padre celestial, cuánto Él la ama y que tiene un plan por su vida. Pero también pude animarla para permanecer en las partes difíciles del sendero. «Tú puedes», la apoyé en su identidad y confianza en sí misma.
En la cima hicimos una merienda y compartimos más. A la vuelta ella me contó que fue uno de los días más lindos en su vida.
En las misiones se puede hacer grandes cosas por muchas personas, pero también podemos ayudar de manera individual a que cada uno conozca a Cristo y afirme su vida en él. Todas las almas son importantes para Dios.
Nikolai Tzschentke
Nació en Alemania, está casado y tiene 2 hijos. Recibió su llamado Misionero hace 12 Años. Es un hombre apasionado por las Naciones con un gran compromiso por predicar el amor de Dios y discipular. Actualmente está en Argentina obedeciendo al llamado de Dios.