En anteriores oportunidades pude compartirte acerca de mis comienzos. El qué y el cómo inicié en este mundo de negocios.

Ahora quiero compartirte acerca del proceso que me tocó transitar para pasar de “una gran idea”, tener que vivir ciertas crisis, hasta llegar al momento “wow” donde uno comienza a disfrutar del resultado de haber emprendido.

¡Todo comienza con una idea!

No importa si es buena, regular o mala, pero esa idea es el combustible que mueve a emprender. Es el punto inicial, donde comenzamos creyendo que es la mejor idea. Idealizar un proyecto es muy común. Movidos por el entusiasmo, apuntamos todas nuestras energías a ese pensamiento inicial esperando tener éxito basados en nuestra poca o mucha experiencia y en el esfuerzo que se invierte.

Sin embargo, es imposible que una sola idea funcione desde el momento cero, sin un plan de ejecución adecuado. Y lo más probable es que ese plan de ejecución se vaya armando y optimizando con el tiempo.

Tiempo = costo

Cuesta ¡Aprender cuesta! Es un desafío. Por eso a medida que avanzamos con el desarrollo de nuestra gran idea es muy probable que pensemos que “se está complicando más de lo que imaginábamos”. Suponemos que todo va a estar bien, que tiene que funcionar, pero internamente nos damos cuenta de que “va a estar duro”. ¡Un gran emprendimiento está acompañado de un gran carácter!

“Lo más probable es que todo este proceso de aprendizaje termine puliendo nuestro carácter antes que nuestra idea inicial”.

Pablo Baldomá Jonés, empresario PEC

Dependiendo de las condiciones en las que nos hayamos embarcado en este proceso de emprender o crear algo genial, podemos llegar a entrar en uno de los estadíos más oscuros al que llamo “valle de sombra”. Acá se ve realmente de qué estamos hechos, dónde tenemos puesta nuestra fe y a qué o quién tenemos como referente para forjar nuestro carácter. En mi caso, hubo momentos en los que llegué a decirme “¿qué estoy haciendo acá?”, “esto apesta, no sé qué estoy haciendo”.

Recuerdo tener grandes frustraciones allá por el año 2010 intentando establecer relaciones estratégicas, clientes, entre otros, donde llegaban a mi escritorio propuestas de todo tipo, menos las correctas a los ojos de la fe.

¡Estamos hablando de algo serio! Estamos hablando del punto en el cual es muy fácil relajarse y ser mediocres en nuestra fe. Donde tenemos la oportunidad de creerle a Dios o de intentar salvar nuestra “gran idea” por nuestros propios medios. Momentos en los que no se ve un futuro prometedor.

Sin embargo, para quienes depositamos nuestra fe en Dios, siempre hay una salida (1 Cor. 10:13). En mi caso, llegó mates de por medio con un amigo que me animó a seguir intentando, a seguir apostando al proceso, siempre y cuando pudiera estar en paz con las decisiones que tomara. Aferrarse a la fe, a los valores, a los principios, y persistir en el proceso aun cuando no tuviese certeza del éxito.

crear

Hacer las cosas bien da buenos frutos

Casi sin darnos cuenta, pasamos meses o años intentando llevar nuestra gran idea a su mejor versión, habiendo pasado por varias etapas de aprendizaje, entendiendo un poco mejor dónde fijar nuestra mirada, poniendo a prueba nuestro carácter. Puedo decirte que las cosas comienzan a mejorar lentamente. Quizás “siga apestando”, ¡pero hey!  estamos aprendiendo. Hasta comenzamos a disfrutar del proceso más que de la idea en sí misma.

Es un viaje emocionante del cual nunca nos graduamos. Aprendemos constantemente, mejoramos nuestra idea, nuestro producto, nuestro servicio. Pero mejor aún, nuestro carácter madura. ¡Hoy día me encuentro en el punto del proceso en el cual digo “wow! es mejor hacer las cosas bien antes que rápido”. Y no veo la hora de que llegue el momento en el cual pueda decir “estoy orgulloso de esto!” disfrutando más y mejor del fruto del esfuerzo y de haber emprendido, pero aún más al referirme a todo el proceso que me trajo hasta aquí.

Como siempre, espero haber aportado un poquito más, una perspectiva distinta a tu desarrollo como emprendedor animándote a depositar tu fe y tu proceso en Dios. ¡Él realmente conoce la manera de hacer de nuestra idea una idea genial!


¡Hasta la próxima!

¡Bendiciones!

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El autor

Pablo Baldomá Jones es miembro de Profesionales y Empresarios Cristianos (PEC), una comunidad de profesionales y empresarios cuya misión es empoderar a cristianos en su trabajo. Pablo es fundador de Celerative.com, plataforma tecnológica que permite contratar, gestionar y pagar a talento que trabaja de forma remota en tecnología y desarrollo de software, con clientes en 4 continentes y equipo trabajando desde 12 países.