A propósito de la pandemia del COVID-19, las empresas y organizaciones tuvieron que enviar a sus empleados a casa para continuar sus labores de manera segura y responsable. Sin embargo, la mayoría de las personas no tenían hábitos saludables para esta manera de trabajar.
Quedarse en casa puede incrementar esos riesgos si no tomamos las medidas necesarias para teletrabajar correctamente. En esta nota te contaremos acciones básicas que pueden mejorar tu día a día laboral, incrementar tu productividad y ayudarte a generar rutinas adecuadas. Además, la psicóloga Mailén Peralta nos contará qué efectos adversos puede generar una incorrecta planificación de nuestro día.
Encuentra un lugar agradable para trabajar
Lo primero es lo primero. Si vas a incorporar el teletrabajo a tu vida, no puedes hacerlo en cualquier parte. El sillón, la mesa del comedor o de la cocina no son los espacios más idóneos. A veces no tenemos otras opciones, pero conviene buscarlas. Lo ideal es contar con una habitación específica, en la que puedas disponer de tu mesa y de todas las cosas que necesites para hacer tu trabajo.
Separar los ambientes es fundamental para saber en qué momentos estás trabajando y en qué otros te dedicas a cosas personales o familiares.
De lo contrario, corres el riesgo de mezclarlo todo y perderte en el agobio. Además, es importante que el lugar donde estés trabajando sea cómodo y agradable: busca un espacio con buena iluminación y elementos que aporten un toque personal. Una foto, unas flores, tu agenda, tus libros, etcétera.
En este punto en particular, la psicóloga Mailen Peralta nos explica que en situaciones que solíamos llamar “normales”, la división entre trabajo y ocio, socialización, descanso, etc., estaba delimitada por espacios además de por tiempos. Lo que sucede con estas medidas de protección y prevención como el ASPO/DISPO, es que un solo espacio se convierte en el escenario para múltiples escenas.
Es decir, nuestras casas se transformaron en lugar de reuniones, de trabajo, de estudio, de socialización. Esto sumado a lo que sucedía normalmente en una casa: ocio, descanso, tiempo con los convivientes, a solas, el orden y limpieza del lugar…
Por ende, es necesario intentar delimitar en nuestras casas no solo los horarios o rutinas, sino también los espacios. Lo ideal sería dividir los lugares donde trabajar o estudiar, descansar, socializar. Y tratar de no cruzarlos: no estudiar donde se duerme, o no trabajar donde son lugres de ocio y descanso. Sucede que no en todas las casas contamos con tantas habitaciones, o al menos no disponibles.
Un límite podría ser que cuando se trabaja se utilice una mesa y una silla en el living, cerca de una ventana, con buena luz, ambiente tranquilo; y cuando se termina ese momento, se cierra todo y en el mismo living se disponga de un sillón o algo relajado para descansar o hacer alguna actividad por placer.
Incorpora hábitos y horarios a tu vida: genera una rutina
Los hábitos son importantísimos para llevar una vida equilibrada y ordenada, tanto si haces home office como si no. Lo más probable es que si tienes hijo/as, ya tengas incorporados los hábitos y los horarios a tu vida, puesto que ellos deben levantarse siempre a la misma hora, ir y salir del colegio, etcétera. Pero ¿cómo debemos hacerlo los mayores? En principio, exactamente igual, siendo intencionales a la hora de organizar nuestra agenda.
Mailén Peralta nos explica por qué es tan relevante tener una rutina:
«Primero y principal, las rutinas nos organizan. Sea en el momento de la vida que sea, las rutinas nos dan un marco para la actividad que desarrollamos diariamente. Es decir, nos delimita y nos ayuda a entender que es “momento de …”: trabajar, estudiar, hacer una pausa, de comer, ocuparse de la casa, de mirar una serie o leer algo de nuestro interés, de jugar, de dormir, de estar con la familia… Y de acuerdo a ese marco nos posicionamos y movemos según nuestros roles en esas actividades: estamos atentos o nos relajamos, hablamos de una manera o la otra, etc.
Además, agrega Mailén, una segunda razón por la cual es importante mantener hábitos es que la organización de las rutinas nos permite equilibrar nuestras actividades, dando lugar a nuestro desarrollo de manera integral, que no haya solo trabajo u ocio, sino ambas de manera más equilibrada.
Todo nuestro ser (nuestro cerebro, cuerpo, emociones) necesita desarrollarse y para eso precisa de diversas actividades que lo permiten: el trabajo, el ocio, los lazos sociales, el tiempo a solas, el descanso, el cuidado personal y la higiene, etc. Todas son necesarias en alguna medida.
Lo que nos lleva a una razón más, las rutinas nos permiten poner límites a las exigencias: hay un inicio y un final para cada momento, para cada actividad y, por ende, para la exigencia que conlleva. Si estos límites, este marco, no estuviera, podemos sentir desborde, confusión, agotamiento, porque hay una superposición de roles, de actividades que puede ser vivenciada como sobre exigencia y sobredemanda.
Respira, muévete y mantente activo
Cuando trabajamos en casa, corremos el riesgo de no abandonar nuestra mesa en todo el día. A veces el trabajo nos aboca a una rutina, especialmente cuando se dan picos de más actividad. Si no te levantas en toda la mañana de la silla, podrás empezar a sufrir dolor de espalda, cintura, cabeza, notarás la vista cansada y tu rendimiento irá disminuyendo hora a hora.
Ya te dijimos que es importante tener hábitos, ¿verdad? Pues también es importante que te levantes, respires, salgas al balcón o a la terraza a respirar aire fresco, mires al horizonte para que la vista descanse y tomar una taza de té o un café cada un par de horas. No olvides tampoco el movimiento y el ejercicio físico: no importa si no eres muy dado al deporte, aunque sea unas vueltas en la casa y algunos ejercicios de estiramiento son mas que suficiente.
Prioriza, prioriza y prioriza
Todas las ideas que te hemos dado son perfectas para ser incorporadas en la vida de una persona que trabaja desde casa. Todas están dirigidas a cuidar de tu salud física y mental. Pero hay algo que, por sobre todo, podemos recomendarte: prioriza. Como ocurre en la oficina, desde casa tampoco podrás hacerlo todo y a la velocidad que desearías.
Cuando se producen picos de trabajo, no debes trabajar el doble de horas. Por eso son tan importantes los hábitos y los horarios. Es preciso que te concentres durante el tiempo que hayas elegido para teletrabajar. Pero, sobre todo, priorizar. Usa la agenda para hacer un listado de todas las tareas y marca en rojo (o en el color que prefieras) aquellas que son prioritarias.
Empieza por aquello que más urge y ve marcando lo que terminas. Verás que de este modo no te dejas nada en el tintero y avanzas con mucha más seguridad sobre el trabajo pendiente.
Esperamos que todas las recomendaciones te sirvan para mantener hábitos saludables y organizar el espacio de tu hogar para potenciar tu rendimiento en el trabajo y a la vez sentirte cómoda con tu día a día. Te animamos a que puedas incorporar estas recomendaciones que no solo son buenas para tu cuerpo y también para tu mente. Este año nos obligó a adaptarnos, hacerlo de forma consciente es el secreto para hacerlo de forma exitosa.