En la primera parte de esta entrevista íntima el evangelista internacional nos contó como llegó al evangelio y su pasión por ser lleno del bautismo del Espíritu Santo. En esta nueva entrega el predicador cuenta cómo fue su llamamiento y sus inicios en el ministerio, también cuál es la clave de su éxito ministerial y su perspectiva bíblica de por qué esta generación necesita volver a los principios básicos establecidos por Jesús para ser una Iglesia que vive el poder del Resucitado.
Antes de continuar con la entrevista, uno piensa que Carlos es tal vez una persona inalcanzable por su trayectoria en el reino, pero no, es un hombre sencillo, con un gran sentido del humor y de una amabilidad que sorprende a aquél que lo escucha. Claro, proveniente de una familia italiana, trabajadora, sabe que la humildad es un valor innegociable. Sin reservarse nada, nos hace un tour de su historia personal pero también de la historia que el Padre trazó para su vida y que inspira a creer que todos podemos ser parte activa de Su Propósito Eterno aquí en la tierra.
LC: ¿Cómo se dio el proceso de comenzar a predicar y orar por los enfermos y endemoniados?
CA: Es algo que se dio de manera natural porque en la iglesia que me congregaba solo nos preocupábamos en orar y agradar a Dios, no estábamos enfocados en tener tal don o que se dieran las liberaciones, sin embargo, venían las personas y se manifestaban, entonces entendimos que era una lucha espiritual contra el diablo. Creo que eso se daba porque había una unción especial en la iglesia que simplemente ocurrían las liberaciones y los milagros.
Recuerdo que luego conseguí un programa de radio en Uruguay, en la época donde solo la iglesia católica tenía todos los medios para poder hacerlo, pero como yo por mi negocio hacía mucha publicidad en radio, logré comprar un espacio en Radio Colonia, que era una de las más escuchadas, para poder predicar el Evangelio, y sucedieron cosas milagrosas en que la gente que oía el programa eran sanados, o liberados de manera sobrenatural por la mano de Cristo.
«no creía que tenía ningún don en particular y en ese entonces no anhelábamos eso de manera individual sino que todo lo que pudiera llegar a suceder era para toda la iglesia por igual».
Pastor Carlos Annacondia
Ocurrió que con los hermanos de la iglesia queríamos traer a una campaña evangelística a Yiye Ávila, pero cómo suele suceder en rangos generales hasta el día de hoy, es difícil conseguir el dinero para invitar a un predicador internacional, por los costos que conlleva, el pasaje, el hotel, alquilar equipos de sonido, plataforma, entre otras cosas. Pasó que en una reunión de oración una pastora le dijo al Señor «Dios, ¿Cuándo vas a levantar un evangelista local para que no tengamos que renegar con el tema del dinero y todo lo que ya sabés que nos cuesta? A lo cual siente que el Señor le responde, «está acá, y yo te lo voy a mostrar». Yo estaba en una mesa de entrada, en la que tomaba los datos de las personas que ingresaban, los pastores, y se acerca la hermana y comienza a decirme lo que Dios le había mostrado. Quedé asombrado, lo creí, pero dije si esto es de Dios, se va a cumplir, por lo tanto había decidido, guardarlo en mi corazón sin andarlo gritando a los cuatros vientos.
LC: ¿Y cómo fue la primera vez que te subiste a predicar?
CA: Resulta que se había organizado un evento para evangelizar y unos hermanos de una congregación vinieron a hablar con el pastor y le contaron que Dios les había mostrado que el evangelista estaba en nuestra iglesia. Mi pastor les recomienda a un hermano que venía dando frutos y tenía años de creyentes, pero resulta que cuando me ven a mí, dicen, «esta es la persona que el Señor nos mostró». Imaginate, yo nunca había predicado en un evento, adelante de personas, no sabía qué decir, solo tenía mi testimonio.
Esa noche en la campaña, que se realizó en Villa Itatí, subí a contar mi testimonio y de repente comenzaron a lanzar piedras, cortaron la luz, mucha gente empezó a gritar y otros venían arrastrándose como víboras hacia el escenario, pareciera que te estuviera contando una película de terror, pero sucedió así, tal cual lo cuento.
LC: ¿Allí fue que comenzaste a orar el famoso «Oíme bien, Satanás»?
CA: No, esa noche solo oramos pidiendo la libertad del Espíritu Santo, y acá quiero detenerme un momento, porque en ese entonces se hablaba mucho de Él, cosa que hoy no sucede, y como me preguntaste fuera de la entrevista, una de las cosas que más necesita la Iglesia de Cristo hoy es volver a ser llena del Espíritu de Dios, por qué ahí es donde se manifiesta su poder y su deidad.
«Jesús nos enseñó, después de resucitar, que recibiríamos poder cuando haya venido sobre nosotros su Santo Espíritu, porque sin su bautismo no podremos hacer lo que nos encomendó».
Pastor Carlos Annacondia
El Señor dijo que luego de su llenura, prediquemos hasta lo último de la Tierra, y luego que estas señales nos seguirían a los que creemos, y en su nombre echaríamos fuera demonios, hablaríamos nuevas lenguas y sanaríamos a los enfermos, entonces debemos recobrar este mandato divino, pero para que suceda esto, la iglesia debe volver a clamar por un bautismo del Espíritu Santo.
Jesús no solo nos prometió su poder sino su protección porque también dijo que si una serpiente nos mordía, no sufriríamos ningún daño, o que si tomábamos veneno, que era muy común en la época de Cristo que te mandaran a matar así, no te iba a hacer nada, entonces fijémonos cuán importante es ser llenos de su Espíritu para llevar con eficacia nuestro llamamiento celestial como Cuerpo, porque esto no es para uno, esto es para todos. Porque si hacemos todo esto, nos van a querer sacar del medio, nos van a querer borrar del mapa, pero Dios nos va a proteger.
«Estar bautizados con su presencia y su unción es esencial para ser un cristiano normal».
Pastor Carlos Annacondia
Yo puedo dar testimonio, que vi balazos pasarme por al lado, personas apuntarme con un revólver y caer patas para arriba. El Señor me mandó a predicar a los lugares más difíciles del mundo, en donde iban los curanderos, los magos, todas las personas que practicaban la hechicería, y me querían matar, pero he visto con mis ojos a varios cómo sucumbían y perecían delante mío. Lo que quiero trasmitir no es que me considero alguien especial, sino que, sin el Poder del Espíritu Santo, el Evangelio es solo un mensaje emocional, pero si hay unción entonces es poder de salvación para las almas.
LC: Hoy no es común ver en Latinoamérica este despertar que se vivió en las décadas de los 70, 80 y 90, ¿por qué crees que suceda?
Hay muchos factores, el principal ya lo vengo diciendo en esta parte de la nota, pero el segundo a desarrollar, en la próxima y última parte de la entrevista, es cuán dispuestos estamos como generación a pagar el precio.