En Uzbekistán, una nación de mayoría musulmana y herencia islámica milenaria, está ocurriendo un crecimiento cristiano silencioso pero profundo. Entre antiguos bazares, mezquitas y calles impregnadas de historia religiosa, cada vez más personas están teniendo encuentros transformadores con Jesús… en sueños.
Musulmanes sueñan con Jesús crucificado: un fenómeno que se repite en el mundo islámico
Aunque podría parecer sorprendente, no es la primera vez que musulmanes afirman haber visto a Jesús en sueños. En distintas regiones del mundo islámico—desde Medio Oriente hasta el norte de África—se han documentado testimonios similares: personas que, sin haber tenido contacto previo con el cristianismo, sueñan con un hombre vestido de blanco que les muestra sus manos traspasadas por clavos.
Este patrón se repite hoy en Uzbekistán. “Vi a Jesús en un sueño. Me mostró sus manos con marcas de clavos y me dijo: ‘Ven a mí’”, relata uno de los nuevos creyentes. Para muchos, ese primer encuentro sobrenatural se convierte en el inicio de una búsqueda espiritual intensa, que los lleva a leer la Biblia, conocer a otros cristianos y experimentar una transformación profunda.
Grupos cristianos crecen en casas, liderados por mujeres y jóvenes
Ciudades como Bukhara, uno de los centros espirituales del Islam en Asia Central, hoy son testigos de reuniones cristianas discretas donde pequeños grupos oran, estudian la Palabra de Dios y alaban con fervor. En un país donde el cristianismo ha sido históricamente una minoría invisible, estos encuentros representan un movimiento creciente de fe, coraje y unidad.
Una característica llamativa de este proceso es la participación activa de las mujeres. Muchas lideran grupos de discipulado y comparten el Evangelio en sus comunidades. Jóvenes universitarios y profesionales también se están formando como líderes a través del programa “School Without Walls” (Escuela Sin Paredes), impulsado por Mission Eurasia. Este innovador modelo de discipulado cristiano capacita a creyentes en contextos hostiles, sin necesidad de estructuras formales.
Libertad religiosa en expansión y un testimonio social visible
Desde 2016, las reformas políticas han abierto una nueva etapa de mayor tolerancia y libertad religiosa. Decenas de iglesias han logrado registrarse legalmente, y foros cristianos juveniles han reunido a cientos de uzbecos comprometidos con transformar su país espiritualmente y socialmente.
La Iglesia en Uzbekistán no solo predica: actúa. Grupos cristianos organizan campañas de ayuda social con alimentos, agua, medicinas y cuidado para personas sordas o marginadas. Muchos han visto sanidades y milagros, y eso fortalece la fe tanto de creyentes nuevos como de observadores escépticos.
La fe que florece bajo presión
A pesar de los avances, la persecución religiosa no ha desaparecido. Muchos creyentes enfrentan rechazo familiar y presión social. Es el caso de Botir, quien fue expulsado de su casa y golpeado por su padre al descubrir que había abrazado la fe cristiana. Aun así, responde con perdón y fe: “Dios está restaurando mi vida. Oro por mi familia todos los días”.
La comunidad cristiana en Uzbekistán continúa creciendo con humildad, valentía y amor. Lo que está ocurriendo allí es un poderoso recordatorio de que el Evangelio puede echar raíces incluso en tierras difíciles, y que Jesús sigue llamando a personas de todas las culturas, incluso a través de sueños.