“A veces Dios se esconde para ver si nuestra fe se basa en lo que vemos o en lo que creemos”
Muchos cristianos, antes de conocer a Jesús, buscaban por medios incorrectos saber qué les depara el futuro, o incluso descubrir facetas de su propia personalidad. Y, al elegir una nueva vida, se torna difícil abandonar el hábito o no seguir practicándolo, caen fácilmente en la incertidumbre, que más tarde se convierte en ansiedad.
Tras años de trabajar con jóvenes, he detectado la misma situación en común: la incertidumbre y el miedo al futuro. Estoy seguro de que alguna vez has escuchado la frase: “si lo veo, lo creo”. Y sin darnos cuenta, actuamos así.
«Queremos tener todo bajo nuestro control, y tratamos de basar nuestra fe en lo que vemos, cuando Dios nos enseña lo contrario. Hasta ignoramos que Dios es el único que tiene ese poder».
Emmanuel Mez, líder de jóvenes
Ahora, qué diferente sería la vida si supiéramos todos los detalles de lo que sucederá cada día. Dejaría de ser la aventura más grande que podamos vivir. Ya no nos sorprenderíamos viendo a Dios extendiendo sus manos en momentos críticos. No necesitaríamos escuchar la voz del Espíritu Santo para que nos guiara. ¡Que aburrido!
Al relacionarme con las personas, se escuchan gritos desesperados pidiendo una solución para esta situación. Y conozco una sola que me funcionó: aceptar que no puedo saberlo todo y que es mejor que Dios sepa qué sucederá conmigo. Así, al relacionarme con Él, me guiará a tomar las mejores decisiones.
A veces, queriendo tanto solo una cosa, obtenemos como resultado algo no deseado; nos olvidamos de disfrutar todo lo que Dios ya nos ha dado. Pues así es, enfocándonos en querer saber algo del futuro, dejamos de disfrutar el hermoso presente que Dios ha creado para nosotros. Necesitamos entender que lo que hoy tenemos es por la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios. Así mismo, ni más ni menos.
La identidad viene del creador
Todos sabemos que si queremos detalles de un producto en específico debemos consultar al que lo creó, pues es él mismo quien conoce cada componente, partes, correcciones, detalles mínimos y más, para que ese producto tenga una determinada identidad. De la misma manera es con nosotros, si necesitamos saber alguna característica de nuestra personalidad, y aun para resolver cuestiones de nuestro carácter, debemos consultar a nuestro creador, Dios.
No podemos negar que cuando alguien menciona algo relacionado con el horóscopo, o el signo al que perteneceríamos si creyéramos en eso, algo se enciende dentro de nosotros: la curiosidad. Y quizás con simples comentarios que surgen en una charla, prestamos el oído a estas cosas, y ya no depositamos nuestra fe en Dios, y eso no debe suceder. La Biblia nos enseña que solo debemos depositar nuestra confianza en Dios. Por ende, debemos rechazar todo tipo de fuente de orientación, adivinación, brujería y artes ocultas (Deuteronomio 18:10-14) para no vivir una vida en maldición.
En Jeremías 1:5, una cita bíblica muy reconocida, podemos observar que es Dios quien ha determinado un destino para cada uno de nosotros. Y en el mismo libro, en Jeremías 29:11 podemos leer que sólo Dios sabe los planes que tiene para cada uno de nosotros. Entonces, no hay motivos para buscar por otros medios algo que sólo lo sabe Dios.
¿Cómo abandonar hábitos que desvían nuestra fe de Dios?
Aunque parezca difícil, en realidad no lo es. Pero antes debemos reconocer el problema, para encontrar la solución. Y el problema es que depositamos nuestra fe en lo incorrecto.
Hay situaciones difíciles que no sabemos manejar, y buscamos la solución mas fácil, rápida y cómoda; y de esa manera nuestra fe en Dios va disminuyendo, luego se torna difícil creer en las promesas que Él nos ha dado.
Emmanuel Mez, líder de jóvenes
Utilicemos un ejemplo simple: De la misma manera que las plantas necesitan del agua constante para poder vivir, un cristiano necesita tener comunión con su creador a través de la oración, acompañada con la lectura de su Palabra para poder vivir. Siempre me planteo la misma situación: si no leemos la Biblia, en los momentos en que tengamos crisis nuestra fe estará débil y no será suficiente para salir victoriosos de estas situaciones. Esto lo encontramos en Romanos 10:17, que dice “Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Dios”.
Una estrategia clave es reemplazar hábitos. Si antes buscábamos saber lo que vendría para nosotros en el diario, foros, artículos y demás, ahora abramos la Biblia y veamos todo lo que Dios tiene preparado para nosotros. Si antes íbamos a ciertos lugares incorrectos para charlar con personas, que incluso debíamos pagarles para saber qué nos está sucediendo o que sucederá en el futuro, ahora no lo hagamos más y hablemos con Dios, tengamos tiempos de oración con Él y recibiremos gratis todo lo que necesitamos.
Por eso es importante reconocer que Dios no es un horóscopo que solo lo buscamos para matar nuestra incertidumbre del futuro. Si no que Dios es amoroso y Él tiene lo mejor para cada uno de nosotros. ¡Todo será diferente si decidimos confiar en Él! ¡Esa es su promesa!