El grupo islamista arrojó más de 800 proyectiles desde el lunes; en respuesta, las fuerzas israelíes derribaron edificios en territorio palestino. Preocupa el número de civiles heridos y muertos.
Desde el fin de semana los ataques van en aumento y parecen no tener tregua. Israel intensificó este miércoles su ofensiva en la Franja de Gaza y derrumbó un edificio que era utilizado por el grupo islamista Hamás, en paralelo, decenas de misiles palestinos bombardeaban algunas regiones del sur israelí.
Un vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel informó que desde Gaza se dispararon más de 800 cohetes contra el territorio israelí desde el comienzo de la escalada, por lo que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, prometió expandir la ofensiva en territorio palestino hasta destruir todos los puntos estratégicos.
Ayer a la noche los grupos militares de Hamás lanzaron desde Gaza una andanada de misiles que encendieron las sirenas de ataques aéreos y provocaron explosiones en la zona metropolitana de Tel Aviv, una región densamente poblada. Lo que resultó en la muerte de cinco personas, entre ellas tres mujeres y un menor, mientras que decenas de personas resultaron heridas.
También se registró que una niña de 16 años y su padre, de 50, fueron alcanzados por el impacto directo de un cohete en el patio de su casa en la aldea de Damasco, cerca de Lod, ciudad en la que conviven israelíes y palestinos, y fue decretada estado de emergencia debido a la quema de tres sinagogas y el incendio de docenas de automóviles.
En Gaza el saldo de fallecidos por los ataques perpetrados por Israel aumentó a 35 palestinos, entre ellos 10 niños, según el Ministerio de Salud. Más de 230 personas resultaron heridas. En Cisjordania un palestino de 25 años murió durante los enfrentamientos con soldados de Israel que ingresaron al campamento de refugiados de al-Fawar, en Hebrón.
Los combates entre Israel y Hamás fueron los más intensos desde la guerra de 50 días a mediados de 2014. En poco más de 24 horas, la actual ola de violencia -a causa de las tensiones religiosas en la disputada ciudad de Jerusalén- evocó fuertemente aquel devastador conflicto.
En un discurso televisado a nivel nacional, Netanyahu dijo que Hamás y la Yihad Islámica «han pagado, y permítanme decirles, pagarán un alto precio por sus agresiones». Y aseguró que Israel ha matado a decenas de combatientes y provocado fuertes daños en cientos de objetivos.
La actual oleada de violencia coincide con la celebración musulmana del Ramadán, un momento delicado de tensiones religiosas. La tensión entre Israel y los palestinos se inició el fin de semana pasado en el complejo de la mezquita de Al-Aqsa, un lugar sagrado tanto para musulmanes como para el judaísmo.
Todo comenzó cuando la policía de Israel arrojó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras en contra de palestinos, que reclamaban recuperar parte de su territorio y el repudio al desalojo de familias palestinas, quienes en respuesta arrojaron piedras y sillas contra los agentes.