Si lo leemos apuradas también podemos leer mal: alguien me dijo…  ¿Mujeres reventadas? Me causó mucha gracia. Pero me dio pie para escribir este artículo.

La pandemia está pasando factura a muchas mujeres. Hay un desborde que linda con el colapso y en mi rol de pastora leo y escucho sobre el nivel de estrés que muchas mujeres están acumulando en este tiempo.

Quiero nombrar algunos factores de tensión que tienen que ver con los cambios que trajo consigo la pandemia ya que muchas mujeres están trabajando desde sus hogares bajo la modalidad home office o teletrabajo. Y aunque la idea nos resulta encantadora en algún aspecto, no podemos negar que trajo aparejadas otras cuestiones, por ejemplo:

  1. -Cuesta lograr el silencio o clima laboral necesario, ya que estando en casa muchas veces es algo imposible.
  2. -Necesidad de adaptar lugares, como yo que estoy escribiendo desde mi escritorio improvisado en mi dormitorio, porque mis hijos están con clases virtuales, uno en el comedor y otro en su habitación.
  3. -Procurar que la conexión de internet sea estable. Porque si estamos dando una clase y se empieza a cortar la señal, eso nos agrega más presión.
  4. -Las clases virtuales que nos obligan a estar más pendiente de los hijos, porque también ellos se están adaptando a distintas plataformas, diferentes modalidades y horarios.
  5. -Recordarle al resto de la familia que estamos en casa, pero trabajando. Que no estamos disponibles para cada consulta o pregunta… (¿cómo es que sobrevivieron todos estos años sin preguntarnos dónde estaba cada cosa?).
  6. -Además, el hecho de no tener momentos que muchas veces teníamos disponibles para nosotras. Para estar en silencio, dedicarnos un tiempo embellecedor o un ratito romántico con nuestro esposo.
  7. -También se cortaron muchas ayudas familiares, como abuelos que cuidaban a los niños y por prevención dejaron de hacerlo.
  8. -La falta de tiempo privado para la pareja en algunos casos no ayuda. Y en otros, la sensación de invasión, el hecho de que muchos están reaprendiendo a convivir, porque de no verse en todo el día pasaron a verse las 24 horas. Este tema merecería un artículo aparte.
  9. -Y ni hablar si el virus ha golpeado a la familia de cerca. Esa ya es otra historia. Más delicada. 

Son nuevos tiempos

De alguna manera lo que intento es que reflexionemos juntas para no caer en la desesperación. Estamos en proceso y cuanto más naturalicemos este punto mejor nos ayudará a sobrellevar la situación.

Algo que he aplicado y me ha servido mucho es saber que cuanto más me resista a aceptar esta nueva realidad más voy a sufrir.

Vanesa Ventos de Cairus, Pastora del Centro Cristiano del Oeste

Mejor entender que los tiempos han cambiado y pedirle al Señor la sabiduría necesaria para afrontarlo.

Mi oración es que Él me llene de gracia. La humilde aceptación me libera de una gran carga. Si pienso AP/DP (antes de la pandemia, después de la pandemia) siempre estoy comparando y me autogenero dolor porque ahora las cosas son diferentes. Entonces lo que hago es entregarme a esta nueva ola y tratar de surfearla lo mejor posible.

Otra cosa que hemos puesto en práctica como familia es organizarnos. Trabajar en un buen cronograma que nos permita saber los diferentes horarios y responsabilidades. Hacemos lo que podemos hacer. Una amiga usa mucho la frase “Se hace lo que se puede, y lo que no, se compra hecho”. No podemos extralimitarnos porque eso también nos desgastará.

Y un punto en el que insisto mucho es mantener una actitud de gozo. Podemos llamarla también “actitud positiva”. Pero va más allá. Porque mi trabajo es ser positiva en lo que pienso. Elegir mis pensamientos intencionalmente. Desintoxicarme de tantas malas noticias. Y pararme en la declaración que hizo Nehemías: “El gozo del Señor es mi fortaleza”.  Y ahí le doy lugar a la fe, a sus promesas, a su paz que sobrepasa mi propio entendimiento.

Este es un buen tiempo para reinventarnos. Cambiar prioridades, modificar hábitos, adquirir otros que sean más saludables, comunicarnos con personas que nos inspiran y nos impulsan. Quiero alentarte a buscar posibilidades nuevas y a no estancarte en el umbral de la desmotivación.

Recordemos las palabras del Señor que siempre nos hablan de la maravillosa bendición de poder elegir:

  “¡Ahora escucha! En este día te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad”.

(DEUTERONOMIO 30:15, NTV)

Querida amiga, no olvidemos que podemos reinventarnos siempre y cuando podamos decidir correctamente.

Junto a su esposo Román fundaron CCO (Centro Cristiano del Oeste) en General Rodríguez, Argentina, iglesia que pastorean desde hace 16 años. Profesora y Coach, disfruta escribir y enseñar motivando a las personas a desarrollarse integralmente para que puedan alcanzar y cumplir su propósito en Cristo.