“¿Cómo creer que Dios existe aún cuando nunca lo hemos visto?” “¿Cómo se explica la creación del universo, en su total y continuamente extensiva magnitud?” “Si Dios verdaderamente existe y es creador de todo lo creado; entonces… ¿Quién creó a Dios?”
Este tipo de preguntas son un sitio común al que la mayoría de personas, en algún momento dado de su vida, ha logrado llegar. Sin importar edad, género o lugar de origen, desde nuestra condición de seres racionales no podemos hacer otra cosa más que cuestionarnos constantemente. ¿Por qué esto y aquello? ¿De dónde viene tal o cuál cosa? Hacer preguntas es nuestra naturaleza intrínseca. Un “don” —si es que elegimos tomarlo como un regalo— exclusivo de la humanidad.
“Existen libros que te entretienen, libros que te informan, y libros que te arman para pelear una batalla. El Circo del Ateísmo es de estos últimos.”
Itiel Arroyo
Por supuesto que, como todo cristiano promedio, en algún punto de nuestra travesía por las Escrituras hemos aterrizado en el memorable pasaje del apóstol Pablo donde se nos advierte las dimensiones de nuestra lucha. Rigoberto, como buen apologista, no se desentiende de los principios bíblicos. Pero elige un carril poco transitado dentro de la senda estrecha, y es el de buscar fundamentar la fe más allá de la propia experiencia personal. En su primera obra escrita —carente de conservantes y aditivos que alteren el sabor de la Verdad, pero sobreabundante en argumentos, razones lógicas y ciencia—, Rigoberto Hidalgo desemboca su pasión incontenible en un conjunto bien organizado de páginas que, tal y como describe Itiel, son materia prima para fines bélicos.
“Eso es lo que este libro hace: demostrar que la existencia de Dios no es un invento humano, no es una fábula para consolar corazones heridos, sino una realidad sólida, sustentada por la historia, la razón y la evidencia.”
Redimi2
Siglos atrás, en el origen de las Ciencias Naturales como tales, se conformó con el pasar de los años un dualismo que, incluso en nuestro tiempo, todavía perdura en el sentido común tanto de creyentes como ateos: FE vs. CIENCIA. Un callejón sin salida que durante bastante tiempo solo sirvió de lugar común de rencillas infructuosas, carente de debates de altura. Sin embargo, éste es el punto de partida que Rigoberto decide tomar. Y no escatima recursos. Sirviéndose de todo tipo de disciplinas, desde la física cuántica hasta las matemáticas. “El Circo del Ateísmo” lejos está de ser un simple panfleto, ruidoso y sin sentido. Cada capítulo, cita e ilustración, son articuladas desde una complejidad pensante que direcciona hacia un mismo fin: convertir el discurso científico en aliado para los cristianos.
“Desde la perspectiva de la existencia de Dios, el creyente encuentra una clara compatibilidad con la evidencia científica, dado que este marco teórico no contradice su cosmovisión, sino que, por el contrario, la sostiene.”
Rigoberto Hidalgo
La fuerza argumentativa del pensamiento racional, puede convertirse en sedimento de la fe. Científicos que llegan a la existencia de Dios como “un acto de coherencia intelectual”. Pero por supuesto que el camino del creyente no puede acabar allí. Luego de los datos duros, Rigoberto Hidalgo no ignora lo que sigue: la convicción de un testimonio escrito dentro del corazón. Aprovechar el argumento intelectual y teórico a nuestro favor, de todas maneras nos lleva a la misma conclusión: “La verdad sin el Espíritu es insoportable.” Es aquí donde el autor decide reposar el primer tomo de su libro. Un precalentamiento que ya parece dejarnos exhaustos. Pero todavía hay más. Mientras tanto, continuamos en batalla.