Un gesto del delantero del Liverpool Football Club, Cody Gakpo, ha encendido nuevamente el debate sobre la expresión de fe cristiana en el fútbol profesional. Durante el reciente encuentro ante el Tottenham Hotspur en la Premier League, el jugador celebró su gol levantándose la camiseta para revelar un mensaje contundente: «Pertenezco a Jesús».
La acción no pasó desapercibida. Gakpo, quien también integra la selección nacional de Países Bajos, fue inmediatamente amonestado por el árbitro. Además, se espera que reciba una advertencia por escrito por parte de la Asociación de Fútbol de Inglaterra (FA), conforme al reglamento de la FIFA, que prohíbe mostrar lemas políticos, religiosos o personales en la indumentaria deportiva.
“El equipamiento no debe tener lemas, declaraciones ni imágenes políticas, religiosas o personales… Los jugadores no deben mostrar ropa interior que exhiba dichos mensajes”, establece la normativa vigente.
El incumplimiento de esta regla puede derivar en sanciones disciplinarias por parte de la FIFA, la FA o el organizador de la competición.
Fe cristiana en el fútbol: ¿una expresión censurada?
Este no es el primer caso que genera controversia en torno a manifestaciones públicas de fe en el fútbol. Hace cinco meses, Marc Guehi, defensor del Crystal Palace y también internacional con Inglaterra, enfrentó críticas tras personalizar el brazalete con los colores del arcoíris —símbolo de apoyo a la organización LGBTQ Stonewall— con los mensajes: «Amo a Jesús» y «Jesús te ama».
Aunque Guehi fue advertido por la Premier League, repitió el gesto posteriormente, recibiendo un segundo recordatorio de las autoridades.
La situación generó debate entre aficionados y analistas deportivos, quienes señalaron un aparente doble estándar. Se recordó, por ejemplo, que Sam Morsy, jugador musulmán del Ipswich Town, no fue sancionado por negarse a portar el brazalete de arcoíris.
No obstante, la normativa parece más estricta respecto a la promoción de mensajes religiosos o ideológicos que a la negativa de participar en campañas específicas. Aun así, persisten las preguntas sobre por qué ciertos símbolos —como la bandera LGBTQ— no son considerados por las autoridades futbolísticas como elementos ideológicos o políticos.