Desde hace nueve días consecutivos las manifestaciones y la revuelta social parecen no tener fin en las calles de Cali, Medellín y Bogotá, que llegan a reunir a más de diez mil personas en medio de una pandemia letal como ha demostrado ser el coronavirus. La Corriente dialogó con el pastor Iván Pirela, desde el país caribeño, sobre el malestar del pueblo, la escalada de la violencia y como la iglesia está accionando en este caos nacional.
El estallido cívico comenzó el 28 de abril pasado, cuando la gente salió a protestar contra la nueva medida, presentada en el congreso doce días antes, que estaba siendo discutida para ser aprobada. Esta reforma la propuso por el presidente Iván Duque por el déficit fiscal que el país sufrió en la pandemia, con un monto de más de 15 mil millones invertidos en insumos, vacunas y planes de ayuda social para paliar los efectos del cierre de la economía durante el 2020. Sin embargo, Colombia solo gastó el 4% de su PBI, casi la mitad de lo que otros países como Argentina, Uruguay o Ecuador invirtieron para sostener la salud y economía de sus países.
Iván Pirela, pastor a cargo de la iglesia Contraste Colombia, expresa que “el problema fue que el Estado propuso colocar un impuesto a la ganancia a personas de clase media que ganan promedio 660 USD, cuando el salario mínimo es de 240 USD”. La reforma en sí traía un paquete de medidas, no solo un punto, con las cuales se afectaba directamente a la clase trabajadora y a la clase baja. El Gobierno había propuesto cobrar el Impuesto de Valor Agregado, del 19%, a casi todos los productos de la canasta básica, que hasta el día de hoy nunca habían tenido ese gravamen, también se iba a aplicar a los servicios públicos, agua, electricidad, gas e inclusive a los servicios funerarios.
Pirela reflexiona que “para la gente fue indignante que se le colocara un impuesto al dolo, sin contar todos los rubros que estaban exentos de IVA y ahora comenzarían a pagarlos. Es clave entender que estos aumentos iban a afectar a la clase baja y media, obviamente todo esto trajo malestar a la comunidad. Por eso comenzaron las marchas de grupos estudiantiles, sectores del grupo sindical, entre otros”.
Entre las cifras que presenta la Defensoría del pueblo en Colombia, se cuenta la muerte de más de 19 personas, algunos manifestantes y otros policías, 87 personas desaparecidas, más de 900 heridos, unos 200 comercios que han sido destrozados quedando en quiebra, más de cuarenta cajeros automáticos saqueados, accesos de rutas y autopistas cortados, y las estaciones de metro en Medellín y Bogotá destruidas totalmente.
«Mientras te estoy respondiendo, la manifestación de Bogotá está intentando ingresar en el Capitolio mientras se hace una sesión en el congreso», narra el pastor Iván mientras habla por teléfono con cierta tensión.
«La iglesia tiene que ser un pacificador, y no solo podemos quedarnos en nuestras casas orando, sino que tiene que haber acciones concretas que lleven a la reconciliación de las personas que están marchando o de los que no están marchando».
Ivan Parela, pastor de la iglesia Contraste Colombia.
Este estallido ocurre en medio de una pandemia y de un encierro total, con restricciones de movilidad, de 8.00 a 5.00 de la mañana, de lunes a viernes, y fines de semana está totalmente restringida la movilidad, excepto para el personal esencial. Iván explica que «hace meses que todo tipo de reunión está realizándose de manera online. Los cultos de las iglesias son virtuales». Y además relata que “a pesar de esto muchos jóvenes cristianos están marchando porque están en contra de la reforma tributaria. Hecho que llama la atención a pastores y expone que hay otras maneras de participar activamente en todo lo que está ocurriendo, pero de una manera pacífica, siendo luz y sal en la sociedad”.
Colombia está atravesando la tercera ola de la pandemia por COVID-19 que tiene en vilo a todo el planeta tierra. «Este pico es uno de los más riesgosos porque llevamos cuatro semanas con récord de contagio, con las UCI a un 98 % de ocupación, en algunos departamentos o municipios de Colombia hay más de 200 personas esperando un cupo para ingresar a cuidados intensivos, y muchas personas mueren esperando en los pasillos, afuera de los hospitales o incluso en sus casas. El gobierno por otro lado está tratando de convertir hoteles en terapias donde se pueda asistir a los que necesiten oxígeno y cuidados intensivos”, detalla Iván Pirela.
«La iglesia tiene que estar en las calles con todos los recaudos necesarios, pero no podemos permitir que una generación se nos muera en la calle y tampoco que la violencia se apodere de nuestro país».
Iván Parela, pastor de Contraste Colombia.
Uno de los puntos centrales de la comunicación con Iván es hablar de cómo las iglesias están accionando en esta situación y él afirma “se han convocado movimientos de oración, de ayuno, por medio de las redes sociales en todo el país. Pero también otros se reúnen de manera presencial y los pastores o líderes cuidan las normas de bioseguridad para que nadie se contagie”.
Pirela sigue relatando “además, se organizan foros sobre el comportamiento de la iglesia para analizar cómo se deben actuar los creyentes y las congregaciones en tiempos como éstos”. Entusiasmado, toma aire y cuenta “hoy se está llevando a cabo una procesión que se llama ‘Levanto mi voz’, donde habrá adoración pública e intercesión a favor de la nación. Y las congregaciones llevarán elementos para curar a personas heridas en las protestas, con bandas adhesivas, desinfectantes, gasas, entre otras cosas, para que la iglesia en la calle pueda ayudar a sanar, a curar a las personas que son heridas en todos este caos”.
Por último, afirmó el pastor Pirela que “hay un movimiento de la iglesia colombiana, tanto de oración como de acción social que se despertó al tercer día de la protesta. Es increíble ver cómo las congregaciones están reaccionado para ser luz en este tiempo tan complejo”.
En el día de hoy estaba convocada la tercera marcha más grande desde que comenzaron las protestas y los disturbios, y en medio de la manifestación varias iglesias de Medellín, Cali y Bogotá realizarán altares públicos de oración para clamar por la paz social de Colombia.