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Escaparon del Islam, aceptaron a Jesús y se capacitan para evangelizar en español, la historia de una familia de refugiados

Jad dirigía un negocio próspero en el norte de África. Desde fuera, su familia parecía feliz y segura. Sin embargo, después de casarse con Leila, Jad experimentó un cambio radical: conoció a Jesús y se convirtió al cristianismo. Como su esposa y su familia eran musulmanes estrictos, temía compartir su nueva fe con ellos. En su lugar, leía la Biblia en secreto en su tableta, creciendo en su relación con Dios a través de las Escrituras y otros recursos cristianos en línea. Pero un día, Leila descubrió su secreto.

Al llegar a casa, Jad la encontró llorando con la tableta en la mano. «¿Por qué lloras?», le preguntó con incertidumbre, aunque intuía la respuesta.

«Jad, ¿por qué nunca me hablaste de Jesús?», le respondió entre lágrimas.

Para su sorpresa, su esposa no estaba enojada, sino que también quería conocer al Salvador.

Una familia dividida

Poco después, Leila y sus hijos abrazaron la fe cristiana. Tan emocionada estaba con su nuevo camino espiritual que quiso compartir el evangelio con su hermana. Pero en lugar de alegrarse, su hermana la traicionó y la denunció ante su familia.

Al enterarse de la conversión de Leila, sus padres reaccionaron con indignación y llevaron el caso a los tribunales locales con el objetivo de quitarles la custodia de sus hijos. Jad comprendió que debían huir antes de perder todo lo que amaban.

Un escape milagroso

La familia decidió escapar a España. Sin embargo, en el cruce fronterizo, entre una multitud de refugiados, Jad temía que los familiares de Leila estuvieran vigilando. Su temor se confirmó cuando varios hombres se acercaron a ellos y los sacaron de la fila. Convencido de que su huida había terminado, se preparó para lo peor.

Pero en lugar de llevarlos de regreso, los hombres comenzaron a guiarlos hacia el frente de la fila. Pronto, Jad y su familia estaban frente a la frontera. Confundido, miró a los hombres que los habían escoltado. «Váyanse», le dijo uno de ellos, señalando hacia España.

Jad, convencido de que eran ángeles enviados por Dios, reunió a su familia y cruzaron hacia una nueva vida.

Fe y discipulado en una nueva tierra

Al llegar a España, Jad y Leila encontraron apoyo en un ministerio local que asiste a refugiados cristianos. Recibieron ayuda médica, terapia, asistencia legal y clases de español. Sus hijos pudieron integrarse a la escuela y comenzar una nueva etapa.

Pero más allá del apoyo humanitario, este ministerio también se enfoca en capacitar a los refugiados para que compartan el evangelio con otros.

«Creemos que Dios los envía no solo para ayudarles, sino para que sean luz en la oscuridad de donde vienen», afirmó uno de los líderes del ministerio.

Un impacto eterno

Hoy, Jad y Leila se están preparando para compartir el evangelio con la esperanza de, algún día, regresar a su país y hablar de Jesús. Ya están marcando la diferencia: la hermana de Leila, quien inicialmente los traicionó, ha entregado su vida a Cristo. Además, la familia de Jad también está abierta al mensaje del evangelio, y él comparte su fe con ellos regularmente.

La crisis migratoria y la oportunidad del evangelio

El año pasado, casi 64.000 migrantes y refugiados llegaron a España, y en los primeros meses de 2025 ya han arribado más de 6.000. Muchos provienen de África, pero también de Latinoamérica, Europa y Oriente Medio. Ministerios como el de esta historia no solo brindan ayuda crucial, sino que también comparten el evangelio y capacitan a nuevos creyentes para que evangelicen a otros.

Redacción
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