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Día internacional de la Mujer: MUJERES DE VISIÓN Y PROPÓSITO

Toda mujer es sin duda una obra maestra de Dios. Cada una de nosotras fue pensada, diseñada y creada por Él, con propósito. En Cristo nos hizo mujeres completas, y dispuso diferentes obras, acciones y tareas para que las llevemos adelante acorde a Su voluntad. Efesios 2.10 lo expresa de la siguiente manera:

“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”. NTV

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” NVI

Sin embargo, querida amiga, ¿cuántas veces, aun sabiendo esta verdad, no logramos vernos de esa manera? Tomamos decisiones que, de algún modo, nublan nuestra visión como mujeres de fe y nos desenfocan de la verdadera esencia como hijas de Dios, una esencia estrechamente ligada a las obras que Él preparó de antemano para que vivamos y pongamos en práctica.

Lo anterior no significa una vida sin desafíos, sino donde su presencia, su gracia y su palabra nos equipan para avanzar en ese propósito más allá de las circunstancias, por más difíciles que sean. 

En este sentido, vemos a lo largo de la historia muchas mujeres que fueron protagonistas y que, con acciones concretas y determinación, eligieron influir y transformar no solo sus propias vidas sino sus contextos. Una que particularmente admiro se llamó Hellen Keller. Su fe y su historia de vida no solo inspiran, sino que son un llamado a la acción. Su testimonio es una prueba de que, como mujeres, siempre podemos decidir que los obstáculos no sean excusas para frenar nuestro avance en el propósito que Dios diseñó para nosotras.

Su ejemplo de superación y su decisión cotidiana de ver a Dios obrando en cada detalle a pesar de innumerables limitaciones, me invita a cuestionarme  ¿de qué manera estoy enfrentando los desafíos para que no me impidan caminar en las obras que Él preparó de antemano para mi?  

A los 18 meses, una enfermedad la dejó ciega y sorda. Desde pequeña fue catalogada como una níña inadaptada y salvaje ya que su dificultad para comunicarse se manifestaba en comportamientos agresivos, por lo cual la consideraban problemática. 

Sus padres no se dieron por vencidos, la apoyaron, la acompañaron y buscando alternativas para ayudarla contrataron a la institutriz Anne Sullivan, especialista en trabajo con niños ciegos para que le enseñara a comunicarse. Desde los seis años en adelante, Anne fue la pieza clave en la vida de Hellen, quien con su ayuda, aprendió braille, lectura de labios con el tacto y más de cinco idiomas. Con su apoyo, Hellen estudió, fue a la Universidad, se recibió con honores, se convirtió en escritora, conferencista y política, y además luchó en su época por los derechos de las personas con discapacidad y los derechos de la mujer. 

Lo que más me impacta e inspira de su historia, es cómo su fe en Dios la sostuvo y marcó el rumbo de su vida permitiéndole superar las excusas y convertir cada limitación en una oportunidad para avanzar con confianza y esperanza a pesar de los tremendos desafíos que enfrentó.

Su testimonio y el relato de su maestra compartiendo el proceso de enseñarle a asignar significado y nombrar cosas que nunca había visto o que prácticamente desconocía, es atrapante. Hellen aprendió a comunicarse en inglés, en francés, alemán, latín y griego. Era sorda y ciega físicamente ¡pero tenía una visión extraordinaria! 

Tanto ella como su maestra fueron mujeres de actitud, determinación y carácter inquebrantable. ¡Cuanto nos bendice como mujeres ser capaces de dar y recibir ayuda, conectarnos con personas dispuestas a impulsarnos y bendecirnos y especialmente convertirnos nosotras en personas capaces de marcar la diferencia en la vida de otros!

Quiero compartirte algunos de los pensamientos inspiradores que Hellen escribió en sus libros:

“¿Por qué contentarse con vivir a rastras cuando tenemos el anhelo de volar?” 

“La única verdadera oscuridad es la de un alma que se aparta de Dios. En él encontramos la verdadera luz”.

“Dios ha sido bueno conmigo, y aunque no pueda ver, siento Su amor en cada momento de mi vida”.

La frase que sigue, forma parte de un libro que escribió hacia el final de su vida: 

“Dios me ha dado una vida que, aunque limitada en muchos aspectos, está llena de posibilidades. Su luz me guía mas allá de la oscuridad”.

Sin duda eran tremendos obstáculos la ceguera y la sordera, sin embargo, ella vio interiormente una gran oportunidad detrás de su limitación. Una de las cosas que dijo que más me moviliza es la siguiente: “Lo único peor a no tener vista, es no tener visión”. 

Para esta mujer, su limitación fue la oportunidad de ver lo que muchas personas que ven, no ven.

¿No te inspira esta historia de vida? ¿No te invita a revisar hacia adentro y reflexionar si realmente estas viendo el propósito que Dios tiene para vos, o si las dificultades, creencias limitantes, mentiras del enemigo o tus propios pensamientos nublan tu visión? 

Querida amiga, hoy puede ser el día en el que decidas ver más allá, con una fe renovada, dejar atrás las excusas y avanzar con determinación hacia lo que Dios diseñó para vos.

¡No te rindas!

Mayra Djimondian
Mayra Djimondian
Licenciada en Orientación Familiar, Coach Ontológico y escritora. Mediante sus libros, conferencias y talleres, capacita, potencia y activa a mujeres y familias desde un abordaje integral para desarrollar ser su mejor versión y vivir en plenitud. Es mamá de tres hijos y, junto a su esposo, pastorea la iglesia Tierra de Avivamiento, CABA.

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