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Buscando amor en pozos secos: La historia de la mujer samaritana y nosotros

5 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

Uf, Jesús apuntaba rápido al punto de capitón. ¿Qué es el punto de capitón?
Es lo que permite que una frase, hecha de palabras, cobre sentido por efecto de retroacción. La persona habla, y de repente lo que dice cobra un nuevo significado. En el caso de esta mujer, Jesús comienza a hablar de su dolor y de su vacío, y de cómo fue procurando llenar ese vacío, hundiéndose más y más. Están hablando del pozo de agua, luego hablan de una fuente de agua de vida, y Jesús apunta a la razón por la que estaba vacía, y había llenado su vida buscando amor, sin hallarlo jamás.

En este caso, diferentes hombres habían pasado por su joven vida. Quizás había sido repudiada por ellos, quizás ella los dejaba, lo cierto es que necesitaba sentirse amada, sin poder conseguirlo. Estaba avergonzada por esa vida, pero no podía dejarla. Avergonzada porque iba a buscar agua en un horario donde sabía que no se iba a encontrar con nadie que la acusase otra vez por sus malas decisiones. Evitaba, pero seguía alimentando un modo de vida que la hacía sufrir. No sé a vos, pero me suena demasiado conocida esta trampa, donde el trauma es el origen. El trauma puede tener forma de abandono, de soledad, de rechazo, de insatisfacción. Todos hemos experimentado alguna situación traumática, y desde ese silencio comenzamos a tapar nuestro vacío original con cosas, con personas o con objetos.

Me gusta pensar que en esta conversación con la mujer samaritana, Jesús tenía en mente este pasaje:
“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua.” Jeremías 2:13

Hay algunos pensadores de las cuestiones del alma que detectan este vacío constitutivo en la vida de las personas. Cualquier psicólogo podría decir con absoluta certeza que todas las personas buscan completarse con cosas o personas en un modo fallido de sentirse completos. Se sienten divididos y en conflicto ante los desafíos del día a día y en los procesos de crecimiento. Entonces surge la ilusión más mentirosa que existe: “si tan solo”.
“Si tan solo yo tuviera. Si tan solo esto se resolviera. Si tan solo yo fuera. Si tan solo yo consiguiera”… y esos “si tan solo” se pueden reproducir hasta el infinito, tales como personas hay en este mundo. Ese “si tan solo” es la zanahoria que persigue el burro. Va detrás, sin llegar jamás a conquistarlo. Porque los que han entrado en el camino ancho que lleva a los placeres del mundo, momentáneos y efímeros, tales como el dinero y la fama, pueden reconocer que ese vacío jamás fue llenado, y sus vidas jamás completadas.

Las cisternas pierden rápidamente el agua, la vida pronto vuelve a tornarse aburrida, sin sentido. Y la trampa se repite una y otra vez. Esto no tiene que ver solo con conciencia, gran parte de todos estos circuitos son inconscientes, y se repiten a pesar de que hay una memoria de dolor, pero que no es suficiente para cortarla, sino que se refuerza una y otra y otra vez.

No son solo cuestiones espirituales, son problemas absolutamente sistémicos. Cuando preguntan si un problema es del alma o espiritual, respondemos con este ejemplo:
Si ponemos en un vaso con agua un poco de tempera roja, otro poco de tempera azul y otro poco de amarillo, y revolvemos: ¿Puedo discriminar luego adónde está cada uno? ¿O veo la mezcla de los 3? Pues con el espíritu, el alma y el cuerpo pasa en forma similar.
1 Tesalonicenses 5:23
23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Las personas pueden creer que su vida se completa con cosas, pero también con personas. Esto lleva a cuestiones disfuncionales tales como la dependencia emocional, la manipulación, la adicción a la aprobación, o los circuitos de violencia.


Todos tienen como base creer que solo no puedo, que estoy solo y vacío, y que pase lo que pase yo necesito obsesivamente de determinadas personas para vivir, porque si no están, me muero. Es verdad que Dios nos hizo sociales y con la capacidad para ser interdependientes. Pero de allí a permanecer en ámbitos donde hay violencia y manipulación, sin poner límites que sirvan para preservar la vida y la salud, es otro tema.

Cuando las demás personas llenan el vacío, el sujeto tiene espanto de perderlos, entonces tolera abusos, golpes y gritos con tal de no estar solos. Otro caso es cuando manipulan todo su entorno. El objetivo del manipulador es tener el control de los demás, para que se queden con ellos, truncando, por ejemplo, el futuro aun de sus propios hijos, para que permanezcan cerca de padres que temen la soledad.

La base de todo es el miedo, ese terror al vacío que nadie quiere sentir, y procura evitar. Pero la verdad es que después de un tiempo de dolor, de quitarse pesos, y de la incomodidad de cortar circuitos enfermos, viene la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Cuando morimos a nuestra forma de vivir, para que Cristo tome el gobierno sobre ese vacío, de repente comienza a activarse la plenitud en Él. Seguro que seguiremos necesitando de los demás, pero podemos relacionarnos desde el respeto y la libertad en Cristo. Seguro necesitaremos cosas para vivir, pero no dependeremos de ellas. Aprenderemos a vivir tanto en la escasez como en la abundancia. Porque nunca se trató de circunstancias específicas, sino de cómo las interpretamos.

No es fácil, pero te invito a que comiences a detectar tus cisternas que han hecho que pierdas agua una y otra vez. Recuerda que nada ni nadie llenará tu vacío, sino solo Cristo.

Efesios 4:10
El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.

Efesios 1:22-23 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

German y Sabrina Palermo

Germán Palermo
Germán Palermo
Fundador de la “Red Global Vida Plena”. Ha fundado más de 50 congregaciones distribuidas en Argentina y en el mundo. Actualmente pastorea en la ciudad de Córdoba. Creador y director de CEF Training - Una plataforma virtual de entrenamiento y formación ministerial totalmente gratuita. Está casado con Sabrina Arriete y juntos tienen dos hijos.

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