El tema que te traigo en este artículo tiene que ver con la humildad, y sus beneficios.
¿Por qué es necesario cultivar la humildad?
Jesús habló sobre la humildad en varios pasajes del Nuevo Testamento, destacando su importancia tanto a través de enseñanzas directas como de parábolas.
En Mateo 11:29 Jesús dice:
«Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.»
Él nos dejó en claro la necesidad de experimentar la humildad como estilo de vida.
La palabra humildad, etimológicamente hablando, viene del latín, de la palabra humilitas (derivada de la palabra humus, primera capa de la tierra) que significa “fértil”. En otras palabras, el ser humildes es lo que nos permite adoptar una actitud abierta, flexible y receptiva para aprender aquello que todavía no sabemos.
La humildad está relacionada con la aceptación de nuestros defectos, debilidades y limitaciones. Cultivarla es uno de los procesos más importantes en el desarrollo de la vida, el vivir siendo conscientes de lo bueno y malo que tenemos nos permite adoptar una mentalidad que sabe valorarlo todo. Cuando uno vive en la humildad, percibe y valora cosas que otros no logran ver. Esto te dará una visión más completa de los factores que hay detrás de los resultados que se consiguen al trabajar, al relacionarte con otros o al impulsar un proyecto personal.
«El Señor es excelso, pero toma en cuenta al humilde y reconoce de lejos al orgulloso».
Salmo 138:6
Para muchas personas, la humildad puede representar debilidad, vulnerabilidad, inmadurez o extrema sensibilidad. Lejos de este pensamiento rudimentario, representa todo lo contrario; la grandeza y la fuerza para conocer nuestras propias limitaciones y aun así, aceptarnos.
Hay algo que es muy interesante y llamativo; Cuando la humildad es descubierta o manifestada, se corrompe y desaparece. La famosa frase “en mi humilde opinión” no es más que nuestro orgullo disfrazado. La verdadera humildad no se predica, se practica y esto es lo que quiero que te lleves hoy.
Cuando existe la humildad en una persona, son los demás quienes la notan, pero nunca uno mismo. Ser sencillo es el resultado de conocer nuestra verdadera esencia, más allá de nuestros logros, virtudes o nuestro propio ego. El hecho es simple, debemos comprender que somos seres humanos con defectos y con virtudes, soñando ser mejores y luchando contra nuestras debilidades. En esto radica todo, y por este motivo las personas humildes, pasan desapercibidas.
«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia».
Mateo 5:5
Si bien se suele pensar que ser humildes es una condición que la vida o el contexto te dan, creo firmemente que la humildad se cultiva, sin importar de qué ambiente provengas. El ser humildes es una decisión diaria que solo tú puedes asumir.
Quiero mencionarles algunos de los beneficios de ser personas humildes. En primer lugar, te favorece en tus vínculos. Las personas con estas características no buscan un vínculo desigual o de dominación en sus relaciones, sino que se brindan a otro de forma plena y sin esperar nada a cambio. Esto te permite conectarte mejor con las personas, generar vínculos más estrechos y duraderos, aumentando tu calidad de vida.
En segundo lugar, el ser personas humildes te permite seguir aprendiendo y mejorando como persona, el conocer tus limitaciones te ayuda a desafiarte para mejorar día a día en todas las áreas. Por último, te protege de la frustración y el desánimo. Saber que no existe la perfección y que hay cosas que uno no puede controlar, te libera del estrés que otros sufren por no comprender esta premisa. El ser humildes te da la capacidad de saber equivocarte, pero no permanecer en el error, sino seguir adelante, aprendiendo siempre de las situaciones difíciles o de las decisiones equivocadas.
«No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás».
Filipenses 2:3-4
¿Cómo desarrollo la humildad?
Muchos se estarán preguntando esto y lo ideal para comenzar es admitir tus errores, aceptar con madurez que muchas veces nos equivocamos, y eso es parte del desarrollo de la vida. El abrazar tanto tus virtudes como tus defectos te enaltece. El autoconocimiento es clave para acceder a esto y ser capaces de descubrir los aspectos más profundos de nuestra personalidad. Aprender a pedir perdón, sin tabúes, sin sentir que esto nos debilita, sino que, por el contrario, nos hace mejores personas. El perdonar incluso cuando nadie te lo ha pedido y lo más importante, el perdonarte a vos mismo. Por último, aprender de personas humildes y sencillas que tengas a tu alrededor. Si miras a tu alrededor, vas a encontrar muchas personas, familiares y amigos, con este espíritu humilde, aprende y pégate a ellos, y cuando menos te des cuenta serás de esa misma manera.
Me despido con una frase que alguna vez leí: “La humildad nos permite silenciar nuestras virtudes, permitiendo que los demás descubran las suyas”.