La bulimia y anorexia aparecen constantemente en los medios de comunicación, y la mayoría de la población tiene información acerca de qué se tratan estos trastornos alimenticios. Pero, aunque tengamos información, resulta difícil detectarlo cuando alguien lo está padeciendo.
Según un estudio realizado por la Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia, en la Argentina entre el 12% y el 15% de los adolescentes padecen de anorexia o bulimia nerviosa, siendo el 90% las mujeres afectadas y el 10% varones. Esta es una problemática que afecta a nuestra sociedad.
Muchos jóvenes de nuestras comunidades cristianas pueden estar atravesando este desorden alimenticio.
Esta es una guía sencilla para poder reconocerlos y saber qué realizar para poder afrontar estas enfermedades.
Caracterización de la anorexia y la bulimia
Se puede definir, de manera sencilla, que la anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria. La característica principal es la pérdida de peso y la resistencia para recuperarlo. En cambio, las personas con bulimia nerviosa realizan atracones de comida seguidos de sentimientos de culpa y conductas compensatorias como provocarse el vómito.
Primero hay que tener en cuenta que una persona puede tener síntomas o conductas de ambos trastornos. Por otra parte, no se presentan todos sino solo algunos de los síntomas dependiendo de la personalidad de la persona que lo padece.
Entonces, ¿cuáles son los signos de la anorexia nerviosa y de la bulimia nerviosa? A continuación un cuadro simple para reconocerlos:
Anorexia nerviosa | Bulimia nerviosa |
Pérdida de peso | Cambios en el peso (ascensos y pérdidas) |
Quejas acerca de molestias relacionadas con la digestión (dolor, pesadez, gases). Reducción de la ingesta alimentaria | Intentos de hacer dieta y cambios frecuentes en el tipo de dieta |
Comentarios sobre recetas, elección de programas de cocina en TV, búsquedas sobre nutrición, imagen corporal o adelgazamiento en la web | Saltarse comidas para intentar paliar los excesos, así como episodios de ayuno |
Rechazo a determinados alimentos y preferencia acentuada por otros | Compras de comida, «ataques» a la heladera o a la despensa. A veces, restos de comida en el dormitorio u otros lugares inadecuados |
Evitación de relaciones sociales | Indicios de vómitos. Uso de laxantes |
Deseo manifiesto de comer en soledad | Relaciones a veces muy intensas y también temporadas de soledad |
¿Qué puedo hacer si quiero cambiar mi conducta o ayudar a alguien?
Es importante encontrar a una persona que pueda escuchar lo que estás padeciendo sin juzgar ni cuestionar. También es fundamental pedir ayuda profesional, quizás te resistas a esta idea pero vale la pena intentarlo.
Por otro lado, a partir del año 2002, la Organización Mundial de la Salud afirma que además de lo psíquico, lo físico y lo social, existe un dominio espiritual; reconociéndolo como parte integral de la salud, la calidad de vida y el bienestar de la persona.
Esto significa que como cristianos tenemos el gran privilegio de que contamos con nuestro Dios y la comunidad de fe.
En estos entornos podemos apoyarnos para poder enfrentar este trastorno alimenticio, el cual está afectando el cuerpo, alma y espíritu. Esto no contradice la importancia de encontrar un tratamiento profesional adecuado.
Entonces, por supuesto que uno se puede recuperar de la anorexia o bulimia, pero es necesario que sepas que en momentos de estrés quizás tengas recaídas. Por lo tanto, es un proceso en el que, con paciencia, verás transformaciones a largo plazo. Por eso, es fundamental que tengas el deseo de mejorar.