La sexualidad es parte de nuestra identidad y de la manera en que nos vinculamos con los demás. Sin embargo, en el contexto del noviazgo cristiano, han surgido diversos mitos que se han transmitido de generación en generación. Muchas de estas creencias pueden ser confusas e incluso perjudiciales.
Es por eso que en esta nota analizaremos ocho mitos sobre la sexualidad en el noviazgo para vivir esta etapa con claridad y responsabilidad.
1. «La sexualidad solo comienza en el matrimonio»
La sexualidad no «empieza» en el matrimonio, sino que es parte de cada persona desde siempre. Incluye cómo nos sentimos con nuestro cuerpo, cómo nos relacionamos con los demás y qué nos atrae de otra persona. En el matrimonio se vive con mayor profundidad e intimidad, pero esto no significa que antes no exista.
2. «El deseo sexual es pecado»
Sentir deseo sexual no es pecado, es parte de la naturaleza humana. Lo importante es aprender a gestionarlo con madurez y tomar decisiones que edifiquen nuestra vida y nuestra relación con Dios. La Biblia nos recuerda: “Todo me es lícito, pero no todo conviene” (1 Corintios 10:23).
3. «Si nos amamos, ya estamos casados ante Dios»
El amor es fundamental en una relación, pero el matrimonio es más que un sentimiento: es un compromiso concreto que implica fidelidad y responsabilidad. La unión matrimonial es un pacto diseñado por Dios, que va más allá del afecto y la atracción.
4. «Si hay química, es la persona indicada»
La atracción física o emocional no es suficiente para sostener una relación. El amor verdadero necesita comunicación, compromiso y una disposición para crecer juntos. Es importante preguntarnos: “¿Puedo construir una vida con esta persona?”
5. «La virginidad define la pureza»
La pureza no es solo una cuestión física, sino una actitud del corazón. Vivir la sexualidad con conciencia y respeto es más que simplemente «llegar virgen al matrimonio». Se trata de tomar decisiones coherentes con nuestros valores y nuestra fe.
6. «Después del matrimonio, todo será perfecto en la intimidad»
La intimidad es un proceso de aprendizaje y crecimiento que se construye con paciencia, comunicación y confianza. No es algo que se da automáticamente con el matrimonio, sino que requiere tiempo y disposición de ambas partes.
7. «Mi pasado sexual arruinará mi matrimonio»
El pasado no define nuestro futuro. En Cristo hay perdón y restauración. Dios nos permite comenzar de nuevo y construir relaciones saludables. Lo importante es decidir cómo queremos vivir a partir de ahora, en base a principios sólidos.
8. «El noviazgo es para probar si somos compatibles sexualmente»
La verdadera compatibilidad en una relación no se basa solo en el sexo, sino en valores, respeto y amor. La intimidad se desarrolla en un contexto de compromiso y confianza, y no necesita ser «probada» previamente para ser plena y satisfactoria.
La sexualidad en el noviazgo cristiano
La sexualidad no es un tema prohibido ni un tabú, sino una dimensión esencial de la vida humana. Como cristianos, estamos llamados a vivirla con responsabilidad y en coherencia con nuestra fe.
Dios nos ha dado el dominio propio para tomar decisiones con amor y propósito. “Porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).