Uno de los problemas graves que cada vez más personas están sufriendo a causa de esta pandemia tremenda que nos sigue atravesando son los trastornos mentales, como la ansiedad.

Incluso antes de la llegada del coronavirus, la ansiedad ya era considerada por los expertos como una pandemia también.  En nuestro país se hablaba de que los trastornos de ansiedad  que terminaban derivando en otras complicaciones estaban causando más fallecimientos que cualquier otra enfermedad, y esto quedaba muy bien demostrado con el marcado incremento de la venta de ansiolíticos en los últimos años.

En “Vivir sin ansiedad”, Sebastián Palermo, médico formado en psiquiatría y especializado en terapias cognitivas, nos presenta un programa de 33 días para hacer frente a este problema desde el aspecto médico y, sobre todo, espiritual. A través de su larga  experiencia con pacientes, nos muestra diferentes casos que llegaron a su consultorio con esta patología, y nos relata cuáles fueron las herramientas más adecuadas para la curación de cada persona.

“La ansiedad está considerada como uno de los motivos de consulta más frecuente en los consultorios psicológicos y psiquiátricos. En la actualidad, transita por un periodo de gran auge en la sociedad y afecta a cerca del 40% de la población mundial”.

Nuestros pensamientos generan todo tipo de emociones que pueden desencadenar en ansiedad. Las preocupaciones, los miedos y la inseguridad son sentimientos que podrían enfermarnos si no logramos controlarlos adecuadamente. 

¿Cuánta gente sufre en su entorno laboral o en sus relaciones por no conciliar bien el sueño?, ¿cuántos viven alterados por las presiones económicas, por la política o por el tránsito? Todo el estrés que esta situación genera es muy peligroso para nuestra salud física, mental y espiritual. El autor nos va a explicar muy claramente cómo es este diagnóstico y su completo tratamiento.

“Al hablar de preocupación, decimos que la persona trata de resolver el problema antes de que se presente. Se pre-ocupa. Se ocupa de algo antes de que sea necesario. La prevención es muy importante, pero cuando ella pasa a ser la protagonista del presente, ya no tiene sentido, porque se comienza a vivir en un posible futuro y se tiene una calidad de vida mala en la actualidad”.

Los sentimientos en sí son buenos y de gran provecho para todos nosotros, están para que los disfrutemos, pero siempre de una manera sana y correcta. Porque los sentimientos mal encausados son los que generan las mayores dificultades en el ser humano. Tener interpretaciones exageradas o erróneas, emociones como la ira, el rencor, la amargura o el deseo de experimentar con drogas pueden llevarnos a un callejón sin salida. 

El doctor Palermo nos va a enseñar que la clave para solucionar esta situación está en nuestra manera de pensar. La mejor manera de no dejar que nuestras emociones nos dominen es pensando correctamente.

“Aprender a pensar es la base para aprender a sentir. ¿Por qué pensar lo malo siempre si existe la posibilidad de pensar lo bueno antes? Un consejo que da la Biblia sobre este tema es que debemos aprender a pensar en lo honesto, lo de buena intención, lo que tiene forma amable, en lo bueno, y haciendo esto, el Dios de la paz puede generar esa paz en las personas”.

Es muy importante que aprendamos también a, además de pensar bien, hacer descansar nuestra mente. Para el autor, muchas veces es nuestra rigidez mental la que nos está generando el mayor estrés, por las expectativas que tenemos sobre las cosas. 

Nos sobrecargamos con miles de actividades que creemos que solamente nosotros podemos resolver, nos olvidamos de delegar tareas hasta que ya estamos saturados. Las personas llegan a situaciones límites por no saber parar. Necesitamos tener un fundamento sobre el cual aprender a descansar y que no todo dependa de nosotros, para encontrar paz en medio de lo agitado de la vida, pues disfrutar mejor de las cosas nos dará mayor energía para enfrentar cada situación.

En este caso, nos referimos a la capacidad de suspender las actividades que están produciendo agotamiento psíquico para iniciar un proceso de descontaminación mental. 

En lo personal, defino el descanso como la capacidad de dejar el control a otro. Es por esto que las personas con sistemas de fe tienen más capacidad de descansar que las que no lo tienen, ya que las que creen y confían en Dios dejan los asuntos con mayor tranquilidad pues saben que Él cuidara de ellos.

Para el doctor Palermo, el cuidado de nuestro cuerpo también es esencial para hacer frente a la ansiedad. Controlar nuestra alimentación como un estilo de vida y no solo por temporadas hará mejorar todo. Dormir las horas necesarias también es fundamental para no estar agotados cuando no deberíamos estarlo. Hoy el abuso de la tecnología y la vida sedentaria son los mayores enemigos de nuestra salud. La industria del entretenimiento trata de captar nuestra atención para que no descansemos mucho; hace poco, el principal representante de Netflix dijo que la mayor competencia que tenía su empresa no eran las otras plataformas de streaming  si no el sueño, porque cuando la gente duerme no ve películas y series. 

“Cuidar de nuestro cuerpo nos permite tener un estado de mejor ánimo, producto de una mejor irrigación y un mejor sentido de bienestar, y evitar que los daños generados por el estrés de la ansiedad lleguen a niveles de irreversibilidad. No es lo mismo reaccionar frente al estrés con un cuerpo entrenado para la resistencia que hacerlo con un cuerpo deteriorado por el maltrato y el abuso”.

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Título: Vivir sin ansiedad

Autor: Sebastián Palermo

Año: 2021

Páginas: 320