Todo nos fue dado. Es una frase que muy seguido oímos y decimos, pero, más allá de ser una linda frase, ¿es esta una experiencia en nuestra vida?
¿realmente vivimos como si todo nos hubiese sido dado? Y si creemos que todo nos fue dado, ¿lo estamos usando? El versículo uno dice que, “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto”. Jesús entró lleno del Espíritu Santo al desierto, es decir, fue vestido de lo que le fue dado al bautizarse; poder y autoridad. No fue desnudo, no fue así como estaba, al desierto fue lleno de la palabra de Dios, la cual anunciaba: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido” (Lucas 3:22).
Esa palabra era el arma de Jesús, porque Él conocía que era Hijo, y que todo lo de su Padre era suyo. Jesús usó lo que tenía al ser tentado. Lucas 4:3-4 dice:
“El diablo entonces le dijo: -Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó: -La Escritura dice: “No sólo de pan vivirá el hombre”.
Al tentador y a la tentación le respondió con el arma que le había sido dada: “La Escritura dice”. Y esa misma arma, la palabra de Dios, sigue siendo nuestra arma hoy. Los recursos celestiales que le fueron dados a Jesús siguen disponibles para nosotros, porque son eternos. Jesús fue tentado en todo, pero fue rescatado en todo por la palabra que había dentro suyo.
Esa palabra, expresada como autoridad, fue lo que le dio la victoria a Jesús. Las palabras que te fueron dadas, que habitan dentro tuyo, son tu armadura para la prueba, y tu arma para la victoria.
Hace unas semanas, en una de las reuniones de adolescentes y jóvenes, se soltó esta frase, “usá lo que tenés”, y se compartió sobre esta historia en el evangelio de Lucas. Mientras la pastora hablaba, el Espíritu Santo me recordó esta experiencia. Hace unas semanas, me diagnosticaron un problema de salud, y a diferencia de otras veces, esta vez lo primero que hice fue usar lo que me había sido dado.
Mi mente estaba llena de miedos, ansiedades, pensamientos, pero mi Espíritu estaba fuerte y usé la autoridad que me había sido heredada. Parado en esta autoridad, le dije a la enfermedad: “Te hecho fuera, no te recibo en mi vida”. Y a los días, todo dolor se fue y hubo avances enormes en poco tiempo.
Efesios 6:10:11 dice: “Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo”.
Usá toda la armadura que Dios te dio, no una parte. Toda la autoridad nos fue dada acá en la tierra. Todo el poder nos fue dado, no nos falta nada; tenemos todo lo que necesitamos para la prueba. Y esa prueba va a darte una experiencia con esa palabra que está dentro tuyo, y que, en tribulaciones te cubre y rodea. Porque Él nunca nos deja desamparados en las dificultades.
“Así pues, despójense ustedes de toda impureza y de la maldad que tanto abunda, y acepten humildemente el mensaje que ha sido sembrado; pues este mensaje tiene poder para salvarlos. Pero no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos”. Santiago 1:21-22. DHHDK.
Usá lo que tenés. No dejes que la palabra esté muerta en vos. Todo te fue dado, úsalo cuando sea que lo necesites.
Él te dio todas las armas que necesitás para vencer en tu prueba. Úsalas.
“Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón”.Hebreos 4:12. DHHDK.