El capitán de Sudáfrica jugó un gran partido en la final tras recuperarse milagrosamente de una grave lesión.
El rugbier Siya Kolisi disputó en París su segunda final del mundo como capitán de la selección sudafricana de Rugby. Los “Springboks” (Sudáfrica) se enfrentaron a los neozelandeses con sus legendarios “All Blacks”, siendo ambos países los máximos ganadores del título mundial, con tres hasta ese momento.
Kolisi ha sido uno de los jugadores más destacados que tuvo Sudáfrica en este Mundial de Rugby 2023. Además, el ala jugó en gran nivel en el triunfo ante los All Blacks en la final, donde vencieron 12 a 11 a Nueva Zelanda, logrando el bicampeonato mundial y convirtiéndose en la selección con más triunfos en la historia de los mundiales con 4 trofeos.
Siya nació en Port Elizabeth hace 32 años. Fue nombrado como el primer capitán de tez morena en la historia de los Springboks en 2019. Saliendo del deporte, otra de sus pasiones es su fe en Jesús.
Nació en la pobreza más extrema de su pueblo natal y fue criado por su abuela en un barrio marginal, ya que sus padres aún eran adolescentes.
Cuando se convirtió en un jugador profesional, su carrera se rodeó de lesiones que afectaron su salud, tanto fue así que su presencia en esta competición fue catalogada de milagrosa debido a su estado físico. Una lesión en su rodilla provocó que fuera operado antes del torneo y los expertos consideraban que no podría recuperarse a tiempo.
“Tuve que creer en un poder mucho más fuerte que yo. De ahí saqué mi confianza todos los días, sentí que, sin importar lo que sucediera en el proceso, estaba bien. No había manera de justificar o explicar cómo me estaba curando tan rápido”, comentó Siya Kolisi refiriéndose al obrar de Dios en su cuerpo.
Una curiosa historia involucra al deportista, ya que uno de sus entrenadores preguntó en broma a Kolisi si él, como es común en la cultura africana, había visitado a un sangoma (curanderos tradicionales del continente). La respuesta de Kolisi fue “No tengo un sangoma, tengo a Jesús”.
Por otra parte, en una entrevista resaltó el rol de su esposa en medio de este proceso: “Fue muy buena, simplemente oró y creyó que yo podría llegar hasta aquí, porque Jesús estaba conmigo”.
El deportista de 32 años también señaló que a pesar de algunas dudas que surgieron, mantuvo su fe. “Mi fundamento estaba en Dios. Si no sabía algo, oraba por ello”.