El Día Mundial de la Salud Sexual se celebra internacionalmente el 4 de septiembre cada año.
Esta conmemoración fue establecida en 2010 por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), con el objetivo de promover la conciencia social sobre la salud sexual en todo el mundo. Durante este día, se abordan temas como los derechos sexuales, la justicia sexual, el placer, y la importancia de las relaciones saludables, reconociendo que la salud sexual es un derecho humano fundamental. La sexualidad, entendida desde un enfoque integral, va mucho más allá del acto sexual en el contexto del matrimonio. Involucra aspectos físicos, emocionales, sociales y espirituales, y es un componente presente a lo largo de toda nuestra vida.
Entendiendo la sexualidad como algo multidimensional
La sexualidad no es solo una dimensión biológica; abarca nuestras emociones, vínculos interpersonales, identidad, y cómo nos vemos a nosotros mismos. A lo largo de nuestra vida, la sexualidad está en constante evolución. Los cambios corporales, las nuevas etapas de la vida, las dinámicas de pareja, y las influencias culturales son factores que afectan cómo experimentamos y expresamos nuestra sexualidad.
La sexualidad en la vida de la persona mayor
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo cambia, pero la necesidad de intimidad, afecto y conexión persiste. La sociedad a menudo invisibiliza la sexualidad en la vejez, pero es esencial reconocer que la sexualidad sigue siendo una parte importante de la vida de las personas mayores. La Biblia misma aborda la importancia de la cercanía y el afecto en todas las etapas de la vida, como se puede ver en el libro de Cantar de los Cantares, donde la expresión del amor y la atracción entre la pareja se describe de manera apasionada y poética.
Además, la ciencia respalda que mantener una vida sexual activa y satisfactoria en la vejez tiene beneficios para la salud física y mental, ayudando a prevenir la depresión, mejorando la calidad del sueño, y fortaleciendo la relación de pareja.
La educación sexual como herramienta de salud
La salud sexual también requiere una educación adecuada y continua. Conocer nuestro cuerpo, comprender los cambios que experimentamos a lo largo de la vida, y aprender a comunicarnos de manera efectiva con nuestra pareja son elementos clave para mantener una sexualidad saludable. La Biblia nos enseña a honrar nuestros cuerpos y a tratarlos con respeto (1 Corintios 6:19-20), lo que incluye la responsabilidad de informarnos y cuidarnos a lo largo de nuestra vida.
Es esencial que tanto hombres como mujeres reciban educación sexual que no solo se enfoque en la prevención de enfermedades o en la reproducción, sino que también aborde temas como el placer, la intimidad, y la autoestima. La educación sexual integral debe ser accesible en todas las etapas de la vida, promoviendo una visión positiva de la sexualidad.
La sexualidad en el contexto de la fe
Desde una perspectiva cristiana, la sexualidad es vista como un don que debe ser vivido con responsabilidad y amor. Las Escrituras no solo hablan del acto sexual dentro del matrimonio, sino que también resaltan la importancia de la pureza, la fidelidad, y el respeto mutuo. Efesios 5:25-33, por ejemplo, llama a los esposos a amarse mutuamente como Cristo amó a la iglesia, un amor que es sacrificial, cuidadoso, y comprometido.
Es importante entender que la sexualidad también implica cómo nos relacionamos con los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. Esto incluye el respeto por nuestro propio cuerpo, su cuidado y atención médica, y por el de los demás, promoviendo relaciones saludables y amorosas que reflejen los valores de la fe.
Reflexionemos:
En este Día de la Salud Sexual, es crucial recordar que la sexualidad es un aspecto integral de la vida humana. No se trata solo de un acto físico, sino de una parte fundamental de nuestra identidad que influye en cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Al abordar la sexualidad desde una perspectiva cristiana, podemos integrar los valores bíblicos con los conocimientos científicos para promover una vida plena y saludable en todas sus dimensiones.