¿Qué tan lejos estoy dispuesto a llegar por Dios? Puede que ésta no sea de las preguntas más frecuentes que ocupan la cabeza de los cristianos en estos días.
Más bien, la tendencia predominante sería la siguiente: “¿Qué tan lejos llegaré con Dios hacia lo que anhelo?” o “¿Qué tan lejos me llevará Dios cuando cumpla mis metas?” “¿Alcanzaré mis objetivos con Él de mi lado?” Lejos de tratarse de cuestiones de semántica, estas reformulaciones desviadas de la confrontación inicial no hablan sino de una creciente “americanización” de la iglesia.
¿A qué se refiere David Platt al traer este concepto sobre la mesa? El autor y ganador del ránking Best seller del New York Times, reconocido como el pastor más joven de la “mega-iglesia”, resume la cultura eclesiástica estadounidense contemporánea en una carrera sin sentido por el “éxito” que éste mundo ha definido y de alguna forma esa definición se ha compenetrado dentro de nuestras iglesias: las multitudes, los grandes presupuestos y edificios enormes parecieran ser sinónimo de victoria también para nosotros.
El libro comienza con una incómoda denuncia: basar nuestro cristianismo en cuestiones de moralidad es simplemente antibíblico. Será necesaria una redefinición. Una que trascienda los estándares naturales de nuestra mente humana autocomplaciente. Una que “vuelva a las raíces de la fe” tal y como se propone (o más bien nos empuja) el subtítulo del libro.
“Al parecer, a Jesús no le interesaba venderse a las masas. Sus invitaciones a los posibles seguidores eran, sin duda, más costosas de lo que las multitudes estaban dispuestas a aceptar, y a Él parecía no molestarle”.
A través de una impresionante recopilación de historias reales sobre sus viajes misioneros, el autor nos da un contraste verdaderamente impresionante y actualizado sobre aquellos hermanos de la fe que en estos días viven en sitios hostiles hacia la devoción cristiana. Allí no hay espacio para la autosuficiencia ni cosa alguna como la “superación personal”. Ni términos medios para los que “no son fanáticos”. No importa en qué siglo nos encontremos: el llamado a la muerte, a la negación de uno mismo seguirá siendo el motor para los nacidos de nuevo.
El autor plantea y sostiene la siguiente afirmación: al igual que como sucedió una vez con Israel, podemos estar amando a un Dios que creamos en nuestra mente, pero con ello aborreciendo al Dios de la Biblia. Tomar a Jesús por partes y torcerlo hasta obtener una versión con la que nos sintamos más cómodos, nos dará una imagen completamente distorsionada, limitada y alejada de la verdad. ¿Cuánto tiempo hemos estado dormidos en nuestra concepción “estándar” de cristiano promedio? Llegó la hora de despertar y dejar que Sus planes se traguen los nuestros.
“Jesús ya no es más alguien a quien debemos aceptar o invitar, sino alguien que es infinitamente digno de nuestra entrega inmediata y absoluta”
Renunciar a todo lo que tenemos, cargar una cruz y sacrificar el amor a nuestras familias suena muy distinto a: “acepta, cree, confiesa y haz conmigo la siguiente oración”. La obra de Radical habla de lo que alguna vez Dietrich Bonhoeffer, líder cristiano alemán fallecido en los campos de concentración, escribió cuando quiso definir lo que era el costo del discipulado: “Cuando Cristo llama a un hombre, le pide que venga y muera”.
Así como el hijo renunció al cielo por bajar a morir en una cruz, así mismo nosotros estamos llamados a la entrega absoluta de nuestros espíritus, mentes y cuerpos por amor a quien lo hizo primero sin negarse a nada. No hay otra forma de responder al Mesías que no sea a través de un amor radical.
Ficha
TÍTULO: Radical
AUTOR: David Platt
PÁGINAS: 220