Como todas las cosas en la vida, hay que utilizar los tiempos buenos para estar preparados al enfrentar tormentas de la vida. Trabajar cuando tenemos fuerza para cuando ya no las tengamos, poner las estufas para tener la casa caliente cuando llegue el invierno, ahorrar cuando tenemos extras para los tiempos malos.

Si comparamos nuestras vidas con un barco, tenemos que saber con confianza que estamos preparadas para atravesar los mares y tormentas de la vida, fuimos hechas por un ser de amor, con fortaleza, dignidad, ideas y recursos que nos capacitan para superar las adversidades que se nos presenten en la vida.

Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir. 1 Corintios 10:13, NTV

Para quienes amamos a Dios, podemos tener la certeza de que todo lo que nos suceda será para aprendizaje, para experimentar los recursos que hemos recibido, para ver su poder en nuestra debilidad, y contar a otros de sus maravillas en el futuro.

Si hablamos de un barco, entendemos que es un medio de transporte primitivo, que fue preparado para flotar en el agua, con aerodinámica, algunos más sofisticados y otros más simples, pero todos preparados para trasladar al usuario de un lugar a otro. Ningún tipo de agua puede hundir a un barco. Lo único que puede hundirlo es tener grietas. Grietas por donde se filtre el agua que tiene que hacerlo flotar.

“Mientras el agua se mantenga fuera de nuestro barco, estaremos a salvo”.

Hablemos hoy de tres tipos de grietas:

  • En los pensamientos,
  • En las palabras que decimos,
  • En las acciones que realizamos a diario.

Todo comienza en nuestra mente. Si pensamos bien, viviremos bien. Para comenzar, pensar bien de nosotras mismas, de quienes nos rodean, de la vida que logramos, vivir con optimismo, con gratitud. Si reconoces que se te hace difícil, es bueno volver a nuestro creador y pedirle que nos ayude a cambiar nuestros pensamientos.

Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense de ‘la vieja mujer’ que está viciada por los deseos engañosos; pero renuévense en el espíritu de su mente y vístanse de la nueva mujer que ha sido creada a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad. Efesios 4:22-24, Reina Valera Actualizada (variantes de autor).

Muchas veces, cuando tenemos que comenzar un nuevo trabajo, estudio o desafío deportivo nos enfrentamos con sentimientos contradictorios de querer asumirlos y de abandonar todo porque nos parece difícil. Aquí es donde nuestros pensamientos desempeñan un rol fundamental. La determinación y claridad de los pensamientos es clave. Recomiendo la lectura del libro La batalla de la mente, de Joyce Meyer.

Es en la mente donde se producen grietas, filtraciones, distracciones de todo tipo que vendrán a nuestros pensamientos para hacernos claudicar de nuestros nobles objetivos, pero es saludable determinarnos para no quedarnos a mitad de camino.

El hombre (la mujer) de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos, Santiago 1:8.

Las dudas y las grietas en la mente son una amenaza a considerar para que nuestro barco sobreviva a las tormentas y todo tipo de movimiento de aguas en el exterior. Ningún viento ayuda a quien no sabe a dónde va, dice un refrán.

La segunda grieta que pone en riesgo nuestra embarcación llamada vida es la que se expresa con nuestras palabras, palabras que salen de nuestra boca en conversaciones de las que después de decirlas muchas veces pensamos: ¡para qué las dije! 

Hay muchos proverbios sabios que nos aconsejan cómo hacer buen uso de nuestras palabras, hasta llega a confrontarnos al decir que pueden dar vida o dar muerte.

En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente, Proverbios 10:19.

Una buena costumbre para evitar que nuestro barco se agriete es reconocer nuestra fragilidad, ser cuidadosos al hablar de otros porque tal vez pueda sucedernos algo parecido en el futuro y quisiéramos ser ayudados y no criticados.

No juzguen a los demás, y no serán juzgados.  Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes, Mateo 7:1-2, NTV.

El tercer punto al que debemos prestar atención, para que los problemas de la vida no den vuelta nuestra embarcación, es la coherencia entre nuestros pensamientos y palabras con las acciones que llevamos adelante cada día.

Una de las fortalezas de la persona íntegra es la coherencia. La adhesión a tus valores, la firmeza y claridad de convicciones, muchas veces ayuda el recurso de tener anotados tus metas y objetivos a corto, mediano y largo plazo.

La satisfacción viene de saber que el éxito no es algo superficial o temporal, sino de edificar en bases que las tormentas de la vida no puedan mover ni las pandemias derrumbar.

Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca, Mateo 7:25, NVI.

Todas las tormentas un día pasarán pero las promesas de Dios permanecen firmes.

Diseñadora Gráfica de la UBA, se especializó en la Edición de libros físicos y digitales, durante 10 años, sirviendo a decenas de autores en mas de 60 títulos. Desde joven sirvió en su iglesia local y trabajó en la ayuda de personas con adicciones. Junto a su esposo, son fundadores y pastores de la Iglesia Triunfantes en CABA. Casada con Darío hace 27 años, son padres de 4 hijos.