La decepción se asemeja al tejido laborioso de una araña. En más de una oportunidad, me he detenido a sacar fotos después de un día de lluvia a las gotitas brillantes que estaban suspendidas de la trama de una telaraña que unía las hojas de una planta a otra. Pero lo que para mí puede ser llamativo, para otros es una trampa mortal.
Así es la decepción, una trampa peligrosa para aquellos que quedan pegados a ella. A medida que pasa el tiempo, si los pensamientos de desilusión, duda y confusión se alimentan, difícilmente se logre salir de allí.
Las telarañas son fuertes y muy resistentes, y aunque pueden llegar a tener bonitos entramados, su cometido principal es atrapar a las presas. Muchas veces he visto como los insectos aún más fuertes que la pequeña araña quedan atrapados sin poder escapar. Aunque lo intenten de manera desesperada, finalmente se dan por vencidos. No importa demasiado su tamaño, ni cuanto pudiese resistirse, su fin es que quedara atrapado en los hilos invisibles de seda.
Probablemente, todos nos hayamos encontrado más de una vez enredados como en una telaraña de pensamientos encontrados, turbados, con heridas abiertas, palabras malentendidas, deslealtad, ingratitud. Muchos pueden ser los hilos invisibles y razonablemente adecuados.
El problema está cuando alimentamos mucho tiempo esos pensamientos, tratando una y otra vez de entender lo que sucede, queriendo obtener respuestas a los interrogantes, esperando que Dios actué haciendo justicia y aguardando a que las cosas cambien.
Hay un número de personas que habitan ámbitos de fe, pero que están desalentadas por lo que vivieron en algún momento. Suena absurdo que en recintos de esperanza y vida, tenga lugar la decepción.
Creo que esto sucede en los ambientes donde más se espera, es decir, donde las expectativas son mayores.
Comenzando por las demandas a Dios: “Él hará algo con mi vida”, continuando por los líderes: “ellos van a ayudarme”, siguiendo por los hermanos: “no van a hacerme daño”. De alguna manera, todos esperamos algo cuando comenzamos a congregarnos en algún lugar.
Lo que pensamos y creemos acerca de Dios es francamente importante, porque afecta toda nuestra vida:
– ¿Qué piensa usted cuando Dios mira que sufre?
– ¿Por qué guarda silencio ante sus oraciones?
– ¿Cuál es el motivo por el que no realiza un milagro?
– ¿Por qué no quita a los líderes injustos?
Hay muchas personas salvas, pero con vidas decepcionadas.
La decepción no es algo que aparece de un día para otro, es una suma de conceptos que se construyen de a poco, cuando no se evidencia lo que se espera, o los resultados están muy por debajo de aquello que se pretende.
Las decepciones pequeñas se acumulan con el tiempo, y tarde o temprano terminan saboteando la fe.
Las tinieblas han tenido la estrategia de mezclar lo cierto con algo de mentira, lo que produce una desvalorización de la palabra “verdad”. Sin embargo, la luz se impone ante las tinieblas y las vence, lo que nos da la razón suficiente para amar la verdad, ya que tiene adherida la luz que somete a la mentira.
Cuando la verdad ilumina, supera la mentira.
Todo lo creado, Dios lo hizo bajo una estructura de verdad. Con acierto, el salmista escribía:
Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos. Salmos 111:7
Esta es la razón por la cual ningún planeta sale de su órbita; todo ha sido establecido en las palabras de integridad y verdad de su Creador. Si hubiera alguna mentira en las palabras de Dios, seguramente algo hubiera sido alterado.
¿Alguna vez se ha puesto a pensar que es para usted la verdad?
Seguramente podrá enumerar algunos conceptos como: “ser transparente, no encubrir, no ocultar, demostrar, ser claro” y quizá muchos significados más.
El pensamiento griego afirma que las cosas tienen una realidad esencial. La verdad aletheia no acontece, sino que es.
Para nosotros la palabra verdad está basada en hechos, algo demostrable, en acontecimientos, algo que se puede probar; si no es así, hay dudas de que sea verdad. Esa es la razón por la cual algunos científicos se catalogan como ateos, porque no pueden explicar la existencia de Dios.
Nada de esto es inofensivo a la hora de permitir que la verdad se instale en nuestro interior.
Es importante tener en claro este concepto de “verdad”, porque por sí mismo desvanece la mentira, sin necesidad de hacer guerra para derribarla.
La mentira siempre busca la ocasión de usurpar la verdad. Intentará una y otra vez colgarse de conceptos de verdad para distorsionar la realidad.
Esto puede parecer algo simple, pero no lo es; porque la decepción tiene acceso a nosotros cuando permitimos que pensamientos engañosos, que fueron fundamentados en la verdad, hagan morada en nosotros. Quizás la fuente primera sea la verdad, pero al pasar el tiempo se contaminaron con mentiras, alterando la sustancia del evangelio que es exactitud.
Es determinante la expresión de Jesús en la carta de Juan:
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Juan 8:44
Y a mí, porque digo la VERDAD, no me creéis. Juan 8:45
Jesús les hablaba a los judíos. El problema no radicaba en una falta de capacidad intelectual, ellos conocían bien las escrituras. Su incapacidad estaba originada en la naturaleza pecaminosa y en su falta de interés de oír y obedecer la verdad.
El diablo es un gran impostor de la mentira y la falsedad, es experto en distorsionar la verdad. Por lo que, si no estamos estructuralmente asentados en ella, diferentes corrientes podrán llevar nuestra vida de un lado a otro.
Quisiera que afirmemos este concepto:“La mentira invade una estructura de verdad, utiliza aquello que es, y lo inflama haciéndole sentir que usted es la víctima”
Quizá alguna vez le pasó que escuchó palabras de verdad y ellas fueron como rayos de luz que le dieron alivio a su interior, pero cuando llegó a su casa esa luz comenzó a desvanecerse, porque aparecieron sus viejos pensamientos: “¿será tan así…?” “no sé porque me hicieron esto”, “no merezco lo que pasa”, “esto no va a cambiar nunca”. Luego, comienza a pedir consejos y sus amigos solo alimentan lo que usted cree.
Los pensamientos de mentira parecen estar al acecho para colgarse de la verdad e ir quitándole el impacto de libertad inherente a ella.
Al fin y cabo así le sucedió a Eva, la serpiente le dijo algunas verdades, pero no le dijo toda la verdad.
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. –Génesis 2:16-17
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. – Génesis 3:1-6
La serpiente era una expresión corpórea de satanás Las escrituras nos dejan ver que era “el más astuto” de los animales, su accionar fue sembrar la duda en el corazón de Eva a través de una pregunta “¿Con qué Dios ha dicho…?”.Seguramente esto le despertó a la mujer la codicia de alcanzar el conocimiento del bien y del mal.
Tengo la sensación de que por estos días la tentación no ha cambiado mucho. Hay un constante aumento en la ciencia, el conocimiento, la investigación, aún en la teología, porque en cierta forma el conocer nos da autonomía y la sensación de control sobre las situaciones; pero en algunos casos desafían lo que Dios ha dicho.
Me pregunto ¿qué habrá sentido Dios cuando el primer hombre pecó? Adán y Eva vivían en un huerto que era un paraíso. Para ellos, la voz de Dios era audible, como quien habla con un amigo. Creo que la peor tragedia del hombre es que dejó de oír a Dios y comenzó a oír otras voces, inclusive la de su conciencia.
La rebelión llevó a Dios a tomar una decisión
Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. Génesis 3:24
Es importante apagar la voz del alma para no tener mezclas en nuestro interior. Debemos suprimir aquellas voces que tratan de buscarle una explicación a todo y que van tomando las verdades a medias, que muchas veces serán las que nos convienen y engordan lo que creemos, pero que finalmente terminan descartando todo lo que viene a derribarlas.
Cuando Dios habla, nada queda igual.