Corea del norte sigue siendo el país más peligroso del mundo para seguir a Cristo abiertamente.
Puertas Abiertas, la organización no gubernamental dedicada a asistir espiritual y físicamente a creyentes perseguidos, desveló ayer la actualización de la Lista Mundial de la Persecución 2024. Un sombrío reflejo de la realidad en la que, entre las naciones más hostiles, Corea del Norte se destaca como un bastión oscuro para aquellos que eligen seguir a Cristo abiertamente.
Los mártires de Cristo no paran de aumentar
Entre más de 365 millones de cristianos, aproximadamente 1 de cada 7 creyentes experimentan altos niveles de persecución y discriminación en todo el mundo. Sin embargo, al analizar más detenidamente, las cifras, se profundizan de la manera más terrible y hostil: en África, 1 de cada 5 cristianos es perseguido, mientras que en Asia, la cifra se eleva a 2 de cada 5. Y aunque en América Latina la proporción es de 1 de cada 16, la sorpresa es que en occidente también los creyentes son perseguidos y hostigados por identificarse con Jesús.
El año anterior dejó cicatrices imborrables en la comunidad cristiana, con 4,998 vidas perdidas en actos de violencia, más de 14,000 iglesias atacadas y 4,125 creyentes detenidos. La estadística es más que una realidad que hiela nuestra sangre; es un grito sordo que resuena a lo largo y ancho del planeta ante instituciones como la ONU y otros organismos que están para abogar por el indefenso y los derechos humanos.
La complejidad de la Persecución Cristiana: más allá de los números
Puertas Abiertas arroja luz sobre la complejidad de la persecución cristiana, definiéndola como «toda hostilidad hacia una persona o comunidad motivada por la identificación con la persona de Jesucristo». Pero, ¿cómo se mide esta hostilidad?
La Lista Mundial de la Persecución introduce dos categorías principales: opresión y violencia.
La opresión se extiende por cinco ámbitos distintos:
Vida o ámbito privado: o el dominio del «forum internum»: Es decir, ¿Cómo interfiere la persecución en la conciencia del individuo?
Vida o ámbito familiar: donde el perseguidor busca detener la transmisión de la fe.
Vida comunitaria o ámbito social: que es de gran importancia en los países donde los vecindarios y las aldeas son en gran parte homogéneos.
Vida o ámbito nacional:y la posibilidad o no de que un cristiano participe en la vida pública.
Vida ámbito eclesial: y las restricciones que se dirigen a los cristianos como comunidad.
Violencia: Desnudando el alma de la persecución
Más allá de las cifras, la violencia corporal y material agrega un componente desgarrador a la evaluación. Actos violentos, aunque contados, dejan cicatrices que trascienden cada uno de los cinco ámbitos de opresión.
Esta perspectiva revela la persecución como un mosaico de desafíos, pintando un cuadro más completo y humano de la realidad.
Derechos fundamentales: “La libertad religiosa no es libre”
En este sombrío panorama, la libertad de religión y creencia emerge como un derecho fundamental, aunque frágil. El Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos destaca este derecho, pero en más de 50 países, los cristianos ven su libertad religiosa violada.
Una plegaria ahogada en silencio: La realidad de los Derechos Humanos
En Corea del Norte, la libertad de pensamiento y conciencia es inexistente. En un régimen cerrado, los cristianos que no ocultan su fe enfrentan arresto, campos de prisioneros o incluso la ejecución junto a sus seres queridos. En lugares como Egipto o Uzbekistán, el derecho a expresar la propia creencia está reservado solo para iglesias oficialmente registradas, envuelto en un estricto control estatal y restricciones numerosas.
Concluyendo con un llamado a la acción, el artículo se convierte en un puente entre el mundo lejano y la experiencia tangible de aquellos que enfrentan la persecución diaria.
Aunque el mundo ha evolucionado en tecnología y derechos, pareciera que retrocedemos en ser más empáticos con aquellos indefensos o vulnerables. Mientras en algunos países occidentales levantan la voz para que el aborto sea una ley estatal, o no se maten animales, poco importa la vida de aquellos que elijen creer en Cristo y son asesinados vilmente por profesar su fe de manera fidedigna y abierta.
Es menester orar por nuestros hermanos, ya que cuando persiguen a uno de nuestros compatriotas en la fe, nos persiguen a todos. Como enseñan las cartas paulinas: “si un miembro sufre todos los miembros sufren”. ¿Será tiempo para que la iglesia levante la voz más alto por los suyos? o ¿seguiremos callados por miedo a ser hostigados y oprimidos por este mundo?
ARTÍCULO 18 DE LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHO HUMANOS
«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia».