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Presos de la opinión: La realidad de muchos cristianos

En nuestra vida pueden haber situaciones en las cuales existan presiones, momentos en los que nuestra decisión tiene importantes consecuencias, ya sean positivas o negativas, para nosotros y los demás. En estas circunstancias, la opinión de la gente puede ser uno de esos factores que tienen un gran peso.

Miradas, palabras, actitudes, acciones, entran en juego provocando una presión que muchas veces termina siendo determinante. Sin darnos cuenta, estamos en una cárcel, en la cual pensamos que ganamos algo que valga la pena (tal vez aprobación) pero que en acciones nos convertimos en presos.

Personas que generan una dependencia de voces externas, a veces de aquellos que son importantes para uno, como seres amados o personas a las cuales atribuimos saber y autoridad. Pero en otras ocasiones, le damos importancia a personas que no conocemos ni nos conocen en profundidad, como seguidores en redes sociales, por ejemplo. No obstante, es en este escenario que aparece una clave determinante: nuestra decisión frente a la presión externa. 

Esto le ocurrió a Saúl, quién debido a su función como rey de Israel, debía enfrentar constantemente la opinión de los demás. En un determinado momento, Samuel, el profeta que Dios había asignado como su mensajero, le da una orden de esperar una respuesta que él le daría luego (1 Samuel 13:8-14).

El contexto no era favorable, estaban en una guerra, su pueblo tenía miedo y exigía que su rey hiciera algo más que esperar la respuesta de Samuel. Los soldados no estuvieron de acuerdo, a tal punto que comenzaron a desertar. Saúl en ese momento de presión, entre sostener el camino que Dios le había mandado o dar una respuesta a la gente impaciente, prefirió lo último. Hizo tareas que a un rey no le correspondían, para apresurar las cosas. En momentos donde la presión de la gente aumenta, podemos tomar cargas que no son nuestra responsabilidad. Para que las personas no se vayan, negoció sus convicciones. Eligió buscar la aprobación de gente que no lo conocía y alejar a Dios, quien le había dado todo. 

Esta cárcel puede distorsionar prioridades, persiguiendo la meta inalcanzable del aplauso unánime de los demás. Esta cárcel puede distorsionar perspectivas, llamando valentía, al ser esclavo de sus temores (1 Samuel 13:12). Al ver esta situación, Samuel termina sentenciando el final de su reinado. Un líder que negocia las formas, sólo para que no lo dejen, ya perdió la visión. En su interior puede creerse firme, pero será tan inestable, que es capaz de sacar a Dios y dirigir sin rumbo. Quién está en esta cárcel elegirá satisfacer sus inseguridades aunque esto le cueste sufrimiento a otros

¿Qué hacer para que la opinión de los demás no nos afecte tanto? Personas que hablen, expresen lo que sienten, continuarán existiendo. La clave no es intentar agradar a todos para callarlas, sino la importancia que le damos a esto. Es tener en cuenta que podrán estar, hagamos lo que hagamos, y que podemos elegir  cuán determinantes o no serán. Tenemos una llave para salir, es nuestra propia decisión. 

«Cuando preferimos seguir a Dios con convicción a pesar de las apariencias, empezamos a registrar que pierden influencia las demás voces».

Esto no quiere decir que no escuchemos a nadie. Busquemos el equilibrio, para poder recibir una devolución de personas con sabiduría, que nos ayuden a impulsarnos, porque es sumamente necesario para nuestra vida. El cerrarnos todas las puertas, también lo hará a la ayuda, por ende el otro extremo tampoco es saludable. 

Estamos ante el desafío de tomar decisiones sabias. Reflexionemos, separemos un tiempo en nuestra agenda para analizar cuáles son las motivaciones de nuestras acciones. Busquemos ayuda para sanar heridas si las identificamos. Dios tiene un plan para nuestra vida. Tenemos propósito y éste no cambia por la opinión de la gente. Libertad es entender que no somos personas en busca de ser amadas, es comprender que ya lo somos y vivir de acuerdo a esto. Bajemos el volumen de las voces externas y escuchemos la voz de Dios.

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