Las restricciones aumentan hacia todo lo relacionado con profesar la fe. Simultáneamente aumenta la pregunta ¿Qué sucederá con los jóvenes creyentes chinos en el futuro inmediato?
Al respecto, Peter, hijo de un pastor en China, expresó: “Mi corazón late con desesperación por ver un gran avivamiento que despierte a las almas dormidas, que pueda crear un efecto duradero en la próxima generación. Realmente me gustaría ser parte de ello”.
Peter es un colaborador en su país natal, con una pasión evidente y ardiente por la próxima generación en China y los desafíos a los que tendrán que enfrentarse para vivir la libertad del Evangelio, en un país que endurece cada vez más las restricciones a toda fe que no sea la que el gobierno determina.
Desde pequeño aprendió sobre Jesús, por ser hijo de pastor. Pero su encuentro personal con el amor de Dios tuvo lugar recién cuando estuvo en la universidad. Mientras cursaba sus estudios, conoció a su madre espiritual, quién lo inspiró a vivir su fe.
Fue tan fuerte el encuentro con el amor de Dios, que desde ese momento y en adelante, lo sirvió con fervor. Plantó una iglesia y fue pastor de jóvenes. Para acompañar a los jóvenes con más excelencia, dedicó varios años al estudio y conocimiento de cuidado pastoral y también realizó varias prácticas.
Cuando regresó a su iglesia, el efecto de lo trabajado en secreto con el Señor se hizo evidente en toda la región ya que la iglesia se multiplicó rápidamente en el lapso de dos a tres años.
Simultáneamente a la propagación del Evangelio, aumentaba la persecución en el país y, por ese motivo, Peter fue blanco de las autoridades locales. Contó que “debido al creciente desarrollo de la iglesia, me invitaron a varias ‘reuniones de té’. Las autoridades me llamaban o me enviaban mensajes de texto para conversar e interrogarme sutilmente, mientras tomaba el té”.
En ese tiempo, fue tan grande la presión a la que estaba expuesto que la comparó con una “bola de demolición para mí y mi familia”. Con 40 años, casado y con hijos pequeños, no le quedó más remedio que dar un paso atrás. «Mi objetivo en ese momento era criar a mis hijos», contó a Puertas Abiertas.
En medio de los límites del gobierno chino sobre la población cristiana, hay un asunto que apremia a la iglesia local y que, según Peter, debe ser abordado con apuro y sabiduría.
“Dadas las circunstancias actuales, parece que hay una grave desconexión entre los líderes de la iglesia y la generación más joven”.
Peter dio a conocer datos estadísticos de la juventud en China:
“Los posteriores a los 2000, la generación nacida durante esa década, no acuden a la iglesia en absoluto, mientras que a algunos posteriores a los 90 no les gusta ir a la iglesia. La mayoría de ellos se sienten excluidos por la forma tradicional y anticuada de enseñar”, revela.
Observa con tristeza y preocupación que aún muchos líderes juveniles guían paternalismo y son autoritarios en exceso con los jóvenes, lo que replica más rasgos culturales que frutos del Espíritu, y esto gobierna su enseñanza. Sostiene que ese comportamiento por parte de quienes acompañan a los jóvenes, en vez de acercarlos a un conocimiento real del Señor, sólo produce resultados más inquietantes e insatisfactorios.
“También espero una influencia sincera en los líderes juveniles, para que su mente pueda ser transformada. Estos son mis pensamientos iniciales. Sigo orando por acciones más específicas”, concluyó en su conversación con Puertas Abiertas.
Lo que más ha afectado a las congregaciones cristianas, entre otras, es que lo que se va a predicar tiene que ser supervisado por el Estado. Si el gobierno no está de acuerdo con lo que se va a decir, no se puede predicar.
Justamente, los creyentes de menos de 30 años son los que más están sufriendo los efectos de la persecución religiosa porque nunca antes vivieron bajo semejante hostilidad.
En el último tiempo, Puertas Abiertas trabaja con colaboradores locales, para formar líderes jóvenes y también capacita a colaboradores para que puedan adaptarse a diferentes necesidades, sin que se vea afectado el anunciar el Evangelio por agentes externos.
Según estudios ofrecidos por Puertas Abiertas, en tan solo cuatro años China subió 26 escalones en la posición de la Lista Mundial de la Persecución, ocupando actualmente la 17ª posición entre los países más hostiles para que vivan los cristianos.
Pese a todo registro, el poder del Espíritu Santo es mayor, por eso muchos creen que por su obra la mente de los líderes será renovada y transformada, para encontrar las formas exactas y viables para ministrar a los más jóvenes. En medio de la opresión, siempre hay un remanente que el Señor se reserva. Él es quien los equipa y capacita para el tiempo exacto.