Desde el 2001 estamos trabajando con diferentes tipos de adictos. Desde adictos a las relaciones interdependientes, comida, aprobación, sexo, éxito, perfeccionismo, ira,etc. Hemos encontrado que la pornografía es transversal en muchas otras adicciones.
Afecta a todas las edades, culturas, estatus sociales y ministerios. El virus está mucho más oculto y diseminado de lo que pensamos. Lamentablemente estamos luchando para apagar un gran incendio con una pistola de agua. Es por esto por lo que debemos hablar muchísimo más del tema, educarnos mejor y tener mejores herramientas.
Acá te cuento algunas cosas que te pueden servir
Con respecto al consumo de porno, la Biblia no habla específicamente del tema, no dice algo así como “no veáis pornografía”. No es nombrada como pecado. Aunque no tengamos referencias especificas al tema, presta atención a lo siguiente: “’Todo me está permitido’, pero no todo es para mi bien. ‘Todo me está permitido’, pero no dejaré que nada me domine” (1 Corintios 6:12). Y el versículo 20 dice: “… Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”.
Si eres adicto tienes que entender que la pornografía tiene consecuencias, no es gratis el consumo. Nada es gratis.
La pornografía te secuestra el cerebro y te degrada rápidamente porque comienzas con algo supersuave, tranquilo para no pasarte, nada raro pero, con el tiempo eso ya no te satisface. El cerebro toleró el porno suave y la sesión ya no se “siente” tan placentera, por lo cual necesitas una dosis más fuerte y buscas porno más intenso (el mismo efecto de la comida picante) . Conforme pasa el tiempo y la continuidad de consumo, llega un punto en que no puedes creer cuán profundo caíste. Cada visualización es un escalón de descenso, un barrote de la reja. Terminas en una cárcel que no puedes ver, tocar o probar.
Un gran problema de la pornografía es que puedes ser adicto y nadie se da cuenta. El consumo de alcohol o de sustancias son detectados a kilómetros de distancia, pero la adicción al porno puede ser un secreto perfectamente oculto. Cuando eres adicto crees que la piloteas pero you know (sabes que el porno te pilotea a ti). Otro gran problema es que, como adicto al porno, aprendes una imagen distorsionada del sexo. Yo fui adicto al porno y después me casé. Cuando tuve relaciones sexuales con mi esposa me di cuenta de que todo lo que sabía de sexo no era real.
Eso te hace el porno,
te vende basura como si fuera oro,
te miente y te engaña.
Te vende a una mujer siendo penetrada a toda hora, de cualquier forma y en cualquier lugar, “gozando” con cualquier práctica sugerida. Y eso está lejos de la realidad. ¡Vamos!! ¡Eso es falso! ¡Cual-quie-ra!
Como verás, no es necesario que la Biblia sea especifica en llamar a algo malo para darnos cuenta de que es destructivo. Y el porno es malo. No sales bien parado de una relación con él.
El porno te abraza por unos minutos y te vuelve a dejar tirado en una condición peor. Por eso no hace falta ser muy sabio para darse cuenta de que tienes que alejarte del porno lo que más puedas. Ya nombré algunas consecuencias (hay muchas más) pero me gustaría cerrar dándote esperanza. Como exadicto te puedo asegurar que se puede salir.
La pornografía es un síntoma, no una enfermedad, es como la fiebre de la gripe. Es solo el síntoma del vacío que tienes. Ese vacío tiene forma de Dios. Para salir puedes tomar miles de herramientas sumamente efectivas, pero van a ser completamente inútiles si no inicias una relación legitima y profunda con Dios. Él está dispuesto a ayudarte y perdonarte. No hay nadie con mayor interés en que salgas.
Por eso, si estás necesitando ayuda, busca a Dios de corazón, acércate a un referente espiritual, ábrele tu corazón y permítele ayudarte. ¡ Puedes salir del pozo! ¡El barro se limpia! Si eres líder te recomiendo un libro excelente del tema «La verdad sobre la pornografía».
Publicado por JEBA, escrito por Gabriel Bustos y con mi colaboración.