La discusión política vs. cristianismo, o política sí vs. política no, ya ha sido ampliamente saldada. Los cristianos no solamente “podemos” sino que debemos involucrarnos en política en el sentido más amplio y abarcador de la palabra.

Sin duda alguna, nuestra sociedad está como está porque hemos estado ausentes en ciertos ámbitos, pero ello no implica que hayan quedado vacíos. Se han ocupado, y mal ocupado. Dios, el creador del mundo y de la ciencia estableció leyes universales que aplican a los cristianos y a los que no lo son. 

La ley de la gravedad es una de ellas, y Jesús en la tierra fue consciente de esto. Ante la tentación del diablo de arrojarse al vacío, con la excusa de que “Dios lo cuidaría con sus ángeles”, contestó firmemente: “No tentarás al Señor tu Dios”. El Maestro sabía que había una ley universal, y que Dios mismo la había establecido. No podía jugar con ella.

Cuestión de participar

En política, como en otros ámbitos de la vida, aplica también la “Ley de los espacios vacíos”, principio que establece que todo aquello que se vacía, tiende a llenarse, incluso de aire.

Por mucho tiempo, hemos pensado que con “no estar” era suficiente como para mantenernos puros y santos. De todos modos, nosotros en nuestra casa mantendríamos los valores cristianos que nos enseña la Biblia. 

“Esos espacios en los que dejamos vacíos de contenido cristiano y de cristianos han sido ocupados por contenido anticristiano y de no cristianos. Estamos como estamos producto de esa ausencia de la Iglesia de Cristo”.

Nadia Márquez, concejal por el partido Demócrata Cristiano

En los últimos años nos hemos dado cuenta de cómo grupos anticristianos se han involucrado en todas las áreas de la vida cívica, social, educativa y política, y han abierto puertas legales y culturales para meterse en nuestra casa y decirnos cómo debemos educar o no a nuestros hijos y hasta han ido mucho más lejos, violando nuestra libertad de conciencia y de pensamiento con la cual hemos sido creados. 

¿Quién nos representa?

El Congreso de la Nación Argentina está compuesto por 257 diputados y 72 senadores. Si Ud. y yo no participamos, no habrá 180 diputados y 47 senadores. Seguirá habiendo 257 diputados y 72 senadores.

La pregunta que debemos hacernos entonces es: ¿Habrá cristianos comprometidos que representen sus valores? Una representación no en términos religiosos o litúrgicos, sino en los valores que han fundado el mundo occidental. 

Nadia Márquez, concejal por el partido Demócrata Cristiano

¿Habrá cristianos fieles e idóneos sentados dentro de esas 257 bancas de diputados nacionales? ¿Los habrá sentados dentro de esas 72 bancas de senadores nacionales? Esa es la pregunta que debemos respondernos, y evidentemente tenemos un deber moral y espiritual de ocupar esos espacios. Si Ud. y yo no los ocupamos, alguien más lo hará, y créame que no hay mejor representante de los valores cristianos que un cristiano.

Podemos salir mucho a las calles, hacer grandes marchas, gritar “¡Sí a la Vida!”, o corear “¡Con mis hijos no te metas!”. Podemos prender velas y vestir de celeste nuestras ciudades, y luego de nuestras movilizaciones dejar todo más limpio de lo que estaba (para mostrar nuestro testimonio), pero recuerde: las leyes se votan dentro de los recintos legislativos y nosotros estamos afuera. 

Sí, así como lo lee, y me permito en amor repetírselo: “Las leyes se votan dentro de los recintos legislativos y nosotros estamos afuera”. Pero si me ha acompañado en la lectura hasta este momento, es porque verdaderamente está interesado en el tema, así que daremos un paso más: no estamos solo fuera de los recintos legislativos. Estamos fuera de los espacios ejecutivos y legislativos. 

Precisamos cristianos nacidos de nuevo, con una gran conciencia del deber que tenemos con los más débiles y desprotegidos, para que en vez de gastar el dinero público de todos nosotros en campañas publicitarias, en privilegios para los que rodean el poder, o en gastos superfluos, sea gastado en obras que mejoren la calidad de vida de los argentinos, que promuevan el trabajo genuino, que mantengan rutas en buenas condiciones, que protejan las libertades individuales, y que todo argentino tenga agua potable, electricidad, gas natural y cloacas.

Precisamos cristianos comprometidos en los ámbitos judiciales para que Argentina tenga jueces que no se dejen corromper, que no se vendan, que no sentencien injustamente, que sean comprometidos en las causas y que no tengan nada que ocultar, para poder de manera fuerte y clara levantar los valores de la verdad y la justicia.

Ahora, a tomar acción

Para finalizar, permítanme terminar con unos consejos o sugerencias:

  • Apoye a cristianos comprometidos y capacitados, con una clara vocación política.
  • Comparta aquellas publicaciones a las que Ud. adhiere, utilizando sus redes sociales.
  • Involúcrese en política barrial, social, comunitaria o partidaria si entiende que es el lugar donde el Señor lo ha llamado.
  • Sea sabio al escoger sus candidatos. El ser cristianos por el solo hecho de serlo no nos hace idóneos para la función pública. Debemos estar capacitados.
  • Promueva a aquellos cristianos idóneos que Ud. ha identificado. No los deje en el anonimato.
  • Ore por aquellos hermanos en Cristo que ya están participando en diversos espacios.

Finalizo con una frase —de las muchas que dejó— que marcó mi vida, de un pastor protestante, hijo de pastores y nieto de pastores que fue movido a involucrarse en los problemas de su país, Martin Luther King Jr.:

“Una nación se sentencia a sí misma cuando sus gobernantes legalizan lo malo y prohíben lo bueno, y cuando su Iglesia, cobardemente, se vuelve cómplice con su silencio”.

La Biblia nos dice que toda la creación aguarda fervientemente la manifestación de los hijos de Dios. No nos callemos, no seamos cómplices de la injusticia, de la corrupción, de la maldad. No seamos cómplices con nuestro silencio. Ha llegado el momento de participar y de hablar.

Nadia Márquez
Es abogada, graduada de la Universidad Católica de Salta; forma parte del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia; es expositora a nivel nacional, en temas de vida cristiana y cívica, como aborto, ideología de género, entre otros; actualmente es concejal por el Partido Demócrata Cristiano en la ciudad de Neuquén Capital; madre de tres hijos y esposa, casada hace 12 años con Matías Riffo, Pastora en la Iglesia Jesús Es Rey.