En una era saturada de contenidos vacíos y acelerados, la serie This Is Us (NBC, 2016–2022) se convirtió en una rareza: una narrativa televisiva que no solo conmovió corazones, sino que nos obligó a mirar hacia adentro, a revisar nuestras heridas, nuestras raíces familiares, nuestras decisiones, y nuestra capacidad de amar.
Una vez más, elegimos poder ver a Cristo en series o películas que no están dirigidas para un público cristiano, pudiendo extraer análisis y enseñanzas que se amoldan perfectamente con la Palabra, reteniendo lo bueno de todo.
Gracias a su estructura narrativa no lineal, profundidad emocional sincera y personajes complejos, esta serie retrata con maestría los altibajos de la familia Pearson. Pero más allá de su guión impecable, como cristianos podemos extraer de This Is Us una reflexión sobre la verdad del Evangelio, la redención y la gracia que se encarnan en lo cotidiano.
Creada por Dan Fogelman, This Is Us sigue la vida de Jack y Rebecca Pearson y sus tres hijos —Kevin, Kate y Randall— desde el nacimiento de los trillizos hasta su adultez. Lo notable de la serie es cómo hilvana los momentos de infancia, juventud, adultez y vejez, entrelazando pasado, presente y futuro para mostrar cómo las heridas del ayer se infiltran en el ahora, y cómo el amor, aunque imperfecto, puede sanar lo aparentemente irreparable.
Aquí no hay héroes sin fisuras ni villanos absolutos. Hay padres que hacen lo mejor que pueden, hijos que buscan identidad, parejas que luchan por permanecer, y hermanos que cargan con traumas invisibles. En ese sentido, This Is Us me lleva a reflexionar en las profundas verdades bíblicas. A continuación desarrollaré algunas:
La paternidad humana y el anhelo de algo mayor
Uno de los personajes más entrañables de la serie es Jack Pearson. Su historia de lucha contra el alcoholismo, su entrega por su familia y su búsqueda constante por ser un buen padre resuenan con fuerza en la audiencia. Pero Jack está lejos de ser perfecto: sus miedos, traumas no resueltos y errores lo acompañan hasta el final. Jack encarna el anhelo humano de una figura paterna firme, amorosa y estable. Su amor sacrificial y bello, es limitado y frágil.
En ese sentido, This Is Us revela algo profundo: incluso los mejores padres terrenales no pueden llenar completamente el vacío que llevamos dentro. Y es precisamente allí donde el evangelio se vuelve necesario. Un Padre eterno, perfecto, inquebrantable como Isaías 64:8 nos recuerda: “Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste.” La serie, sin quererlo, apunta al Dios que nunca falla, que no abandona, y que no necesita redimirse porque es perfecto desde el principio.
Identidad, pertenencia y gracia para los que se sienten “fuera de lugar”
Randall, hijo adoptivo afroamericano en una familia blanca, representa la lucha de tantos que no saben quiénes son ni dónde encajan. Su ansiedad, sus crisis de identidad, su constante necesidad de ser “el mejor” son síntomas de una herida más profunda: la del huérfano. En el Evangelio, encontramos a Cristo diciéndonos: “No os dejaré huérfanos” (Juan 14:18).
En Él, todos los Randalls del mundo —todos los que se sienten desplazados, fuera de lugar, inseguros— hallan un hogar. El Evangelio no solo da respuestas a las grandes preguntas de la identidad; nos da un nombre, una familia, y un Padre.
Redención en lo ordinario: la gracia como hilo narrativo
En This Is Us no hay grandes señales milagrosas, pero sí hay gracia. La gracia se muestra en las reconciliaciones silenciosas, en la fidelidad del matrimonio, en el cuidado de los padres ancianos, en el perdón que no se grita pero se otorga. Esta visión coincide con la vida cristiana normal, de que la vida de fe no se manifiesta solo en lo extraordinario, sino sobre todo en lo común, en lo pequeño, en lo constante. En un mundo que mide el valor por el éxito visible, la serie recuerda que el Evangelio invierte los valores: “Lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios” (1 Corintios 1:27).
Los momentos más impactantes de la serie son los más humildes. La gracia se encarna en abrazos, en cenas familiares, en segundas incansables oportunidades.
La muerte y la esperanza eterna
Uno de los elementos más valientes de la serie es su visión acerca de la muerte. This Is Us no le huye a la finitud humana.
La pérdida de Jack, la enfermedad de Rebecca, la ancianidad de los personajes… todo apunta hacia esa realidad que el mundo moderno trata de evitar: que somos polvo. Pero incluso en ese polvo hay belleza. Porque si el Evangelio es verdadero, la muerte no tiene la última palabra. Aunque la serie no es cristiana, su visión de la muerte como parte de la vida, y del amor como legado eterno, resuena con la promesa de Apocalipsis 21:4: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto…”
Una narrativa que revela nuestra necesidad de redención
This Is Us, como ya lo mencionamos, no es una serie cristiana, pero habla con honestidad sobre las realidades que el Evangelio responde de forma definitiva: el dolor heredado, la necesidad de pertenecer, el peso del perdón, el miedo a la muerte, la fragilidad del amor humano. Es una historia profundamente humana que nos recuerda algo esencial: que no basta con tener buenas intenciones, ni con “hacer lo mejor que podemos”. Incluso en las mejores familias —como los Pearson— hay heridas que no sanan del todo, vacíos que nadie logra llenar, y preguntas que quedan sin respuesta.
Pero lo que la serie insinúa, el Evangelio lo proclama con claridad: hay un Redentor. Hay un Padre que no abandona, un Hijo que sí es perfecto: Jesucristo, y una historia más grande, en la que nuestras vidas rotas pueden ser hechas nuevas.
La gracia que en This Is Us aparece de forma difusa en momentos ordinarios, pero en Cristo se encarna de forma definitiva: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16). La serie nos conmueve porque refleja nuestras búsquedas más profundas, los anhelos del corazón, como ya lo describía un antiguo escritor llamado Fenelon.
Pero sólo el Evangelio puede responder a esas búsquedas con verdad, poder y esperanza. En este mundo fragmentado, donde todos anhelamos sentido, This Is Us es un espejo sincero de nuestra humanidad. El Evangelio, en cambio, es la puerta abierta hacia una humanidad redimida.