Las devastadoras lluvias torrenciales han sumido gran parte de la región de Rio Grande do Sul, en Brasil, bajo el agua. El trágico saldo hasta el momento reporta la pérdida de más de 100 vidas a causa de las inundaciones, una cifra que lamentablemente se espera que aumente.
Además, más de 122.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, mientras que más de dos tercios de las localidades en el estado brasileño se enfrentan a las consecuencias del desbordamiento de los ríos.
El gobernador estatal, Eduardo Leite, describe la situación como «la mayor catástrofe en nuestro estado», destacando la magnitud crítica y sin precedentes de la emergencia. Carreteras destrozadas y deslizamientos de tierra convierten a muchas áreas en escenarios de guerra.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, ha asegurado que el gobierno federal se unirá a los esfuerzos estatales y municipales para superar este desafío, que considera un reflejo del cambio climático global. Mientras tanto, los expertos en medio ambiente señalan el vínculo entre estos fenómenos extremos y el cambio climático, a medida que las temperaturas continúan elevándose.
Las consecuencias de las inundaciones van más allá de la infraestructura dañada, afectando también a hogares, edificios públicos e instituciones religiosas. Ante esta situación, la Alianza Evangélica de Brasil ha establecido un fondo de emergencia para ayudar a hasta 20 iglesias en la región. “Estamos comprometidos con nuestros hermanos. Permaneced en oración”, explican en una circular.
Un miembro de una iglesia evangélica en el Valle de Taquarí ha explicado que “la situación es dramática. Carreteras bloqueadas, puentes colapsados, el asfalto resquebrajado, y los muros cayendo por todas partes. Ha caído mucha lluvia en el Valle, como nunca antes. Lo peor es que el pronóstico prevé que caerá mucha más. Oramos para que el Señor contenga las aguas”, decía.
Según las autoridades, todos los ríos de la región que son monitoreados “están en niveles que superan los límites de alerta”. Las fuerzas armadas han comenzado a apoyar en las labores de desalojo y de apoyo. Hasta el momento se han realizado más de 1000 rescates.
Desde La Corriente oramos por nuestros hermanos en Brasil, que no se pierdan más vidas ante esta catástrofe. Las últimas novedades son buenas, ya que el agua está bajando pero continuamos con nuestras oraciones para que esto pase pronto.