El pensamiento de Dios no se trata de un equilibrio entre el pensamiento secular y el animista, de los que hablamos la semana pasada, sino de uno con una naturaleza totalmente distinta.
Los dos anteriores pertenecen al árbol del conocimiento del bien y del mal, pero este del que vamos a hablar ahora pertenece al árbol de vida. El pensamiento del creador parte de la base de que somos creados a imagen y semejanza de Dios. Reflejamos su imagen (espíritu, alma y cuerpo).
Nosotros administramos la vida material y emocional desde el espíritu. Dios es creativo y por ende fuimos creados con capacidad de crear cosas, sistemas, diseños, podemos producir vida en el vientre, podemos fructificar, multiplicar los recursos que se nos han confiado. En este pensamiento los recursos son ilimitados y dependen de la productividad con la que fuimos equipados.
Depende del trabajo y de la fe, no solo de la fe. Fue por eso que Pablo enseñó que el que no trabaja que no coma. La abundancia está dentro de nosotros porque el Espíritu de Dios está en nuestro interior.
Según Génesis 1:28 “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla”.
Es por eso que el pensamiento de Dios produce abundancia, provee para lo necesario, no menosprecia lo espiritual e intangible y no descuida lo físico. No es un pensamiento mágico sino que es el resultado de la naturaleza divina que está en nosotros.
El secreto de toda fructificación y multiplicación en la vida en Cristo es:
- Que seamos conscientes del Espíritu en nosotros.
- Que administremos diligentemente el cuerpo y los recursos que se nos han confiado.
- Y ser conscientes de que hay una batalla que se libra en nuestra alma para detener o promover el diseño y la manifestación de Dios.
«Es el alma la que muestra si gobierna la carne o el espíritu».
Alguna vez dijimos que somos seres anfibios, es decir, una combinación de espíritu, alma y cuerpo. Que operamos tanto en el mundo visible como en el invisible.
Jesús y la Biblia destruyen el pensamiento maltusiano con la multiplicación de los panes y los peces, con la tinaja de aceite de la viuda y con la conversión del agua en vino, con la pesca milagrosa, con la curación del ciego, del cojo y el paralítico. También destruye el pensamiento secular al desacreditar a los saduceos que no creían en los espíritus, en los demonios ni en la resurrección de los muertos.
Hechos 23:8: “Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas”.
Jesús desacreditó el pensamiento secular al hablar del buen siervo y fiel que administraba bien los asuntos de su Señor y que multiplicó los talentos.
Estos dos pensamientos miserables son derribados por la mente y doctrina de Cristo. Una persona espiritual administra sus asuntos terrenales con orden y con buen juicio.
El apóstol Pablo dijo que el que no trabaja que tampoco coma. Y también nos dijo que no debíamos afanarnos por lo que íbamos a comer o vestir, de ninguna manera nos estaba enseñando a no administrar bien o descuidar los recursos, más bien nos estaba diciendo que si nos toca perder algo no debíamos preocuparnos ya que tenemos toda la capacidad de producir más. Y que si no producimos estamos desparramando.
Jesús habló de esto cuando dijo:
Mat 5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
Mat 5:40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
Mat 5:41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos.
Mat 5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
Si a usted le roban una sandía, debe saber que no es la única sandía sobre la faz de la tierra, puede plantar una semilla y generar muchas más.
- El animista dice: la sandía no es importante
- El secular pelea y llega hasta a matar por la sandía.
- El hijo de Dios produce una cosecha de sandías porque sabe que se le ha dado autoridad sobre la tierra y se le ha confiado la tierra para administrarla.
Juan lo explicó así: “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud así como prospera tu alma” (3 Juan 1:2).
En otras palabras, lo que Jesús nos estaba diciendo es: No se afanen por lo que han de comer o que han de beber o vestir. Ustedes tienen toda la capacidad de producir, por la palabra, si ganan la batalla de la fe en el alma.
Un secular, maltusiano no puede nunca obedecer este mandamiento de Cristo. Y un animista descuida y mal administra lo que tiene. Es por eso que el que no da al Reino y no ayuda a su prójimo está preso de un pensamiento secular, piensa que los recursos son limitados y que se quedará sin ellos. Esta es la adoración a las riquezas.
Sencillamente no han creído en las palabras de Jesús cuando dijo: Luc_6:38 “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, (das) os volverán a medir (darán)”.
Al no despojar su alma de estos dos pensamientos viven vidas estrechas en todo sentido. Las Naciones están empobrecidas por estos dos pensamientos.
El que descuida los recursos es un mal administrador y según Jesús es un siervo malo y negligente.
Debemos aprender lo siguiente
En el pensamiento del creador las cosas se hacen de lo que no se ve, no vienen del Estado, no provienen de tus padres, los recursos provienen del mundo espiritual y se hacen tangibles en el mundo físico. Esto se logra por medio de la fe. Y entiéndase fe como el conocimiento de todo lo que ya se nos ha concedido.
“Todo es manifestado por la fe, y gestionado por la imaginación, la innovación y la creatividad de la mente de Cristo en nosotros”.
Heb_11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Es por eso que podemos llamar las cosas que no son como si fuesen. Sólo la palabra de Dios te puede dar el pensamiento correcto. Y es aquí donde podemos ingresar a entender la lucha que ocurre en nuestras almas.
“Satanás no quiere que el mundo sepa. Lo tiene en una ceguera espiritual.
No quiere que usted se acuerde de lo que Cristo ya ha hecho y nos ha dado”.
Fue por eso que Jesús la noche que fue entregado dijo: “Hagan esto en memoria de mí”. Debíamos recordar la obra hecha por su cuerpo partido y su sangre derramada. Allí se encuentra todo.
Pablo le explicó esto a su discípulo Timoteo en 1Ti_6:17: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”.
Satanás quiere que usted viva (secularmente) contando las sandías o peleando por ellas, quiere que viva bajo un diseño caído como el animista descuidándolo todo y siendo un mal administrador. Ha creado un mundo lleno de ENTRETENIMIENTOS para que no pienses en lo importante. El objetivo es desenfocarte del pensamiento correcto.
Iglesia, despierta, ya lo tienes todo, has sido creado a imagen y semejanza de Dios y aunque se perdió esa naturaleza en el Edén, Cristo en la cruz la volvió a recuperar para nosotros. ¡Aleluya!
Las tinieblas quieren que usted se enfoque en:
- Lo que usted no ha hecho bien
- En lo que a usted le falta
- Que gaste todo su tiempo tratando de alcanzar lo que cree que le falta.
Es por eso que quedamos detenidos. La vida cristiana consiste en saber, creer y recordarle al alma y a la mente lo que la obra de Cristo nos ha dado.
Las escrituras y la palabra de Dios son para gobernar nuestra alma y renovar la mente. Fue por eso que se le dijo a Josué: medita de día y de noche en este libro de la ley para que hagas prosperar tu camino y todo te salga bien.
La escritura despierta la palabra que ya fue escrita en el espíritu del creyente y este (espíritu regenerado) le habla al alma. El espíritu es el que le habla a nuestra alma.
David le hablaba a su alma por medio de su espíritu. Este es el verdadero campo de batalla.
Sal 42:5 “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”.
Sal 42:6 “Dios mío, mi alma está abatida en mí; me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar”.
Sal 42:7 “Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”.
Es por eso que debemos hablarnos, proclamar, recordarnos lo que Él ha hecho, y ese es el mensaje de la cruz. El mensaje no es prometer que Dios hará algo, sino decirle al mundo que ¡ya lo ha hecho!
Nunca lo olvides: “La batalla se pelea dentro del alma”.
Israel es una figura de todo lo que sucede dentro de tu alma, si lees la biblia con este entendimiento toda la escritura va a cobrar vida pero si la lees solo como historia y doctrina no le sacarás el máximo provecho.