En el congreso “Reino, Influencia y Poder” conversamos con el pastor Norberto Carlini sobre la historia de su ministerio y aspectos fundamentales que la iglesia tiene que atender.
Sebastián Liendo estuvo a cargo una vez más de profundizar y conocer más a pastores que son de referencia para nuestra generación. Esta vez le tocó a Norberto Carlini y nos compartió su testimonio; los inicios de su juventud en el pastorado, el recorrido hasta hoy y se atrevió a hablar sobre las detracciones que la iglesia tiene que combatir para caminar en Cristo.
LA UNIDAD COMO IGLESIA
Sebastián Liendo: Usted tiene el privilegio de poder recorrer el mundo y el país. Y sabe que la división es una realidad de la Iglesia. ¿Cómo ve la Iglesia hoy? ¿Cómo logró esa unidad?
Norberto Carlini: Sí, es verdad. Rosario era una de las ciudades más desunidas del país. Aquí nació el vínculo que luego se transformó en el concejo pastoral. Esto inspiró a que en muchas ciudades de Argentina comenzarán esta relación de unidad pastoral. Y es muy curioso que nació en una ciudad donde los pocos pastores que había estaban todos desunidos. No solo que no tenían comunión ni visita, tampoco se apreciaban entre ellos.
La competencia era tan horrible que no parecíamos iglesia, parecía un partido político y yo cuando empecé el ministerio en esa época a los dos meses quería renunciar. Decía “Yo ¿en qué mundo me estoy metiendo?” Un mundo de pelea, de lucha, que no era mi espíritu. Eso provocó una búsqueda del Señor y el compartir con otros.
El Señor nos permitió en esa generación, todavía jóvenes en esa época cuando iniciamos nosotros hace como 40 años, la unidad pastoral. El Señor nos habló y nos mostró que toda cosa que Dios iba a hacer lo iba a hacer a través de una plataforma de la unidad ministerial de los pastores.
Dios nos mostró que no se iba a glorificar teniendo una iglesia desunida, que si podíamos crear una plataforma de unidad, esa iba a ser la plataforma donde el Señor se iba a parar para hacer cosas grandes. Así fue, hace veinte años atrás sucedió una explosión sobre la ciudad y la iglesia: pasamos de ser diez iglesias en la ciudad, a 400.
Hemos crecido mucho, hemos ganado un testimonio en la ciudad ante la gente. Hoy no buscamos a los políticos gobernantes, son ellos los que nos buscan a nosotros. Lo que nos han dignificado y han reconocido el trabajo. No hay espacio ni lugar donde no estemos metidos y afectando con el Evangelio y eso lo veo como un logro muy grande que espero que la generación que viene detrás nuestro no se distraiga en otras cosas y pueda seguir cavando más hondo y llegar al hueso para que el Señor pueda hacer toda la obra que viene soñando sobre nosotros.
NO NOS DISTRAIGAMOS
S: Pablo en Gálatas dice algo que es interesante, dice: ¿quién los fascinó? Y usted dijo: “Espero que la generación que viene no se distraiga, que no haya algo que los fascine”.
¿Cómo podemos combatir con la próxima generación esa distracción?
NC: Mirá, hay un texto que yo usé estos días para dar un mensaje: Cuando Jesús resucitó y estaba listo para ser llevado a la gloria, aún resucitado vienen los discípulos que lo ven aparecer y le dicen: ¿Va a restaurar el reino en este tiempo o cuándo será? Y el Señor les dijo: «No les toca a ustedes saber esto, pero si lo que les toca saber es que ustedes van a recibir poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos». Enseguida el Señor asciende a los cielos, es llevado en una nube.
Entre esa ascensión y su aparición de resucitado, en ese corto tiempo, la cosa más importante que le dijo fue “ustedes necesitan estar lleno del Espíritu”, “tengan el poder de Dios, porque a partir de ahí se manifestará todo”. Lo que yo veo en el texto anterior, cuando le dijo “no les toca a ustedes saber esto” les está diciendo no se distraigan, no se desenfoquen, porque es fácil desenfocarse.
Uno ve la lente de una cámara, de una máquina de foto y es muy fácil desenfocarse. Y hay cosas que a nosotros nos entretienen y nos distraen. Y yo creo que hoy tenemos que estar atentos a lo que el Señor quiere hacer.
Me sorprende una cosa (y yo lo tiro esto como una voz profética, aunque no soy profeta) que cuando el Señor derrama el Espíritu Santo en Pentecostés y la gente pregunta ¿qué es esto? Él dice “Esto fue lo que dijo Joel: que en los últimos días iba a ser derramado en mi Espíritu sobre toda carne. Iba a pasar esto profecías, sueños. Y cuando sea derramado el Espíritu sobre toda carne, aquel que invocare el nombre de Jesús, será salvo”.
Y pinta un cuadro el Señor como que en estos últimos tiempos, si nos enfocamos y permitimos que el Espíritu Santo haga su trabajo en nosotros, va a haber una intervención sobrenatural del cielo, tomando participación del mismo Señor que se producirá lo que yo denomino la última gran cosecha final antes que Cristo venga
Yo estoy atento a todo eso. No me interesa mejorar un poquito alguna cosa, me gusta ver el él de repente de Dios que viene y hace cosas extraordinarias y sobrenaturales.