Todos hemos recibido promesas de parte de Dios. Sobre nuestros proyectos, destinos, propósitos, ministerios, asignaciones, inclusive la promesa de formar una familia. Al creer en ellas, se transforman en una gran fuente de motivación para hacerlas realidad.

Pero, ¿cómo saber cuáles son las promesas que Dios nos ha dado? Aunque no lo parezca, es muy fácil detectarlas. Recibimos promesas de parte de Dios a través de personas de autoridad; quizás escuchamos a Dios dándonos un destino; tal vez hayamos soñado algo específico que marcó nuestro corazón o simplemente hemos leído la Biblia y nos tomamos de algunas de las tantas promesas que allí podemos encontrar.

EL LENGUAJE DE DIOS

Si prestamos atención, a lo largo de toda la Biblia notaremos algo muy peculiar, Dios siempre se ha comunicado con promesas. Incluso hoy día nuestra fe está depositada en una promesa ¡Jesús volverá a buscarnos! 

¡Wow! No puedo evitar emocionarme al recordar esto.

ENEMIGOS SUTILES

Sin dudas que es hermoso confiar en alguien que sabemos que va a cumplir. Pero mientras esperamos el cumplimiento, se hace presente uno de los grandes enemigos de las promesas, la crisis.

Son esos tiempos donde lo planificado no sucede, incluso, lo construido se derrumba, las situaciones se nos van de las manos, y no lo podemos manejar (sé que al leer esto recordarás cuáles fueron los enemigos de tus promesas). 

Pero hay una gran diferencia entre estas dos, las crisis son momentáneas, pero las promesas de Dios son ETERNAS, no caducan. 

No puedo negar que hay crisis que son muy fuertes, ya que nos gritan una y otra vez que nada se cumplirá. Pero somos nosotros quienes decidimos enfocarnos en lo eterno o en lo pasajero. Actualmente, ¿qué tiene más protagonismo en tu vida? ¿Las crisis o las promesas?

DIOS NO SE ARREPIENTE

Cuando atravesamos crisis las dudas y la confusión no tardan en aparecer. Pero, debemos tener claro que las promesas de Dios son “SÍ” y “AMÉN”. No hay controversia en sus palabras. Él no cambia su opinión con respecto a nosotros. No se arrepiente jamás. Más allá de nuestro accionar, sus promesas siguen vigentes sobre nuestras vidas. Esto lo podemos encontrar en Números 23:19. 

Personalmente, al leer este versículo en el momento más crítico, marcó un antes y un después, ya que me permitió entender que Dios nunca me mintió; ya que eso era lo que pensaba al sentirme tan afligido, y tan solo estaba siendo procesado y preparado para todo lo que se venía para mi vida. Así como en mi vida, ¡las promesas de Dios siguen vigentes para ti!

CONTRA LA CORRIENTE

El mundo está tan inestable que a veces nos adaptamos a él. Es fácil tomarse un tiempo indeterminado en nuestros proyectos, hasta el punto de casi renunciar. Pero es difícil permanecer. Ir en contra de la corriente de la comodidad y la conformidad se vuelve casi imposible. 

Ante esto, los seguidores de Cristo debemos tomar otra postura, ya que Jesús dice en Juan 15:7El que permanece en mí, dará fruto”. Es sumamente importante permanecer unidos a Él. Porque las crisis nos impulsan a dejar de creer en esas promesas. ¡Confiar es la única opción!

EL QUE PERMANECE ES EL QUE GANA

Quien no desiste es el que obtendrá su premio. Porque nadie aplaude al que se rinde, pero todos festejan junto al que lo logró, ya que la condición no fue más fuerte que su convicción, y eso lo llevó al éxito.

Estoy seguro de que has pasado situaciones que te llevaban a renunciar a eso que tanto amas, suspiras y anhelas alcanzar. Pero ten en cuenta que los sueños del corazón no se abandonan, se cumplen. 

¡NO LO HAGAS!

Si actualmente pensabas desistir de tus proyectos, negocios, sueños, incluso tu llamado y ministerio, ¡no lo hagas! Permanece, aprende y disfruta del proceso, porque, aunque sea doloroso, es necesario.

Recuerda que las promesas de Dios para sus hijos son “sí” y “amén”; y aunque no sepamos cómo sucederá, tenemos la certeza de que Él no miente y lo que nos prometió lo cumplirá. 

¡No abandones!

Emmanuel Mez
Nací y vivo en la ciudad de Resistencia, Chaco. Tengo 25 años y trabajo con jóvenes desde mi adolescencia. Soy músico, apasionado por pastorear a la juventud y por despertar en muchas personas la pasión por predicar de Jesús y vivir una vida en libertad y plena en Cristo. Hace 2 años comencé a trabajar dando mensajes de reflexión en las redes sociales, donde Dios ha abierto muchas puertas para predicar su palabra.