Nicola McDermott, es una deportista profesional de atletismo que nació en Gosford, Australia, hace 25 años. Actualmente forma parte de la Federación Australiana de Atletismo, donde se hizo conocida por ser la primera mujer de su país en saltar por encima de los dos metros de altura y lograr clasificar a los Juegos Olímpicos realizados en Tokio 2020.

La atleta resaltó en una entrevista: «la fe es la confianza en aquello que no has visto. Yo desde los ocho años ya saltaba 1,15 mts y creo que se necesita un poco de fe para lograr eso».

Luego de consagrarse en el podio Nicola comentó a la prensa “creo en lo que está escrito en 1 Juan 4:18 sobre los corazones intrépidos que nacen en el amor perfecto, y ese amor es Jesús». McDermott citó este versículo señalando que lo lleva tatuado en la muñeca.

“Jesús puede usar a la gente común para hacer las cosas más extraordinarias”.

Nicola McDermott, atleta.

En la entrevista McDermont confesó que antes de salir a competir estaba llena de dudas y declaró “siempre tuve miedo de saltar los dos metros, aunque sabía que podía superar esa altura el temor de fallar en el salto te afecta mentalmente. Así qué, el día de la competencia salí y dije no tendré miedo porque sé que soy amada por Dios».

Luego de lograr su récord, la atleta escribió en sus redes sociales:“cuando miré mis manos y volví a ver la barra, sonreí porque ese momento supe que tenía una fe inquebrantable”.

Nicola también recibió el premio “Betty Cuthbert”, en la que fue reconocida por desempeñar la mejor performance individual en 2021. “Para mí, este premio tiene un mensaje muy fuerte y es que Jesús puede usar a la gente común para hacer las cosas más extraordinarias. Cuando puse mi corazón en el lugar correcto descubrí que todo es posible para los que creen en Él, comentó la deportista australiana.

McDermott comenzó a entrenar desde muy joven y en medio de su crecimiento deportivo tuvo un gran punto de inflexión en su carrera cuando se dio cuenta de que ninguna medalla de oro podría traer una satisfacción duradera a su corazón.

Me presentaron a Jesús, no cómo el tipo de reunión religiosa al que asistes una vez a la semana, sino a un Dios cercano e íntimo. En ese encuentro empecé a sentir un amor por ver Su voluntad hecha en cada nación, estadio, escuela, iglesia y comunidad a la que puedo viajar”, compartió Nicola.

Esta relación con Él, hizo que pueda llenar ese vacío que el deporte no podía llenar, y entendió que el salto de altura que alguna vez fue una pasión impulsada por el desempeño para darle sentido a la vida, se convirtió en una plataforma gloriosa para hacer que el amor incondicional y constante del Rey sea conocido en todo el mundo.

“Ahora cuando salto sé que, gane o pierda, todo es para la gloria de Dios”.

Los Juegos Olímpicos de Tokio estaban a la vuelta de la esquina y, Nicola se preparaba para dicha competencia internacional. El siete de agosto de 2021 fue el día en el que McDermott se convirtió en la primera atleta australiana en conseguir una medalla en salto de altura desde 1964.

Con su medalla olímpica en mano, Nicola confesó que “cuando era adolescente, siempre fui marginada hasta que me dieron la bienvenida a una comunidad de fe que me amaba. Me consideraba un inadaptada pero en el 2017 decidí perseguir a Dios por encima del deporte. Eso me permitió volar por encima de cada barra de salto y nunca tener miedo.”

Saliendo un poco del deporte, la fe de McDermott la llevó a fundar con otros atletas cristianos el ministerio “Everlasting crowns” (Coronas Eternas). Esta organización persigue el objetivo de ver a su colegas atletas transformados por el amor perfecto de Jesús, plantados en iglesias y discipulados para ser una bendición en cada lugar al que sean enviados.

En Coronas Eternas, los deportistas llevan a cabo estudios bíblicos y reuniones en todo el mundo.El llamado a ministrar y compartir los testimonios de Dios moviéndose en el mundo del deporte han ido en aumento, por lo que he trabajado en estrecha colaboración con organizaciones cristianas e iglesias locales de todo el mundo para ayudar a compartir el evangelio con todos”, explicó Nicola.

Nicola McDermott sigue dando todo de sí dentro de la pista de atletismo, también en el ministerio y en su vida personal. Su testimonio inispira a cientos de hermanos y hermanas que quieren vivir una vida comprometida en donde Dios los puso para ser luz. Seguramente, sigamos oyendo y viendo más casos como el de esta atleta que vuela en las alturas de nuestro Padre Celestia pero la pregunta que nos dejo es ¿nos anímaremos a reflejar a Cristo en lo público así como lo vivimos en privado?