En un ataque devastador contra la comunidad cristiana en África, más de 100 creyentes fueron brutalmente asesinados por militantes islamistas en la República Democrática del Congo (RDC). La tragedia ocurrió la noche del lunes en las aldeas de Ntoyo y Potodu, provincia de Kivu del Norte, cuando los fieles participaban de un velorio.
Los responsables de la masacre fueron combatientes de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo rebelde vinculado al Estado Islámico (ISIS) que desde hace años siembra terror en la región. Testigos describieron escenas desgarradoras: cuerpos esparcidos en las carreteras, dentro de las casas y alrededor del lugar de duelo.
Testimonios desde la fe en medio del horror
El reverendo Mbula Samaki, líder de la 55ª iglesia CEBCE de Mangurejipa y sobreviviente del ataque, relató que al menos 70 personas fueron asesinadas en Ntoyo, muchas a machetazos y otras por disparos mientras intentaban huir.
“Llegaron y empezaron a matar. Asesinaron a sangre fría a 26 cristianos. Dios todavía tiene una misión para mí”, declaró a un socio local de Puertas Abiertas.
El párroco Paluku Nzalamingi, quien visitó el lugar, describió la magnitud de la violencia como “horrible e indescriptible”. Mujeres y hombres fueron asesinados incluso mientras descansaban sobre colchones, y varios cuerpos quedaron abandonados en los caminos y parcelas de la zona.
La violencia continuó el martes, cuando los atacantes emboscaron a agricultores cristianos en Potodu, matándolos a machetazos mientras dormían en sus campos.
“Es una noche de tristeza y desolación para los cristianos”, lamentó el pastor Nzalamingi. “Que Dios nos ayude, porque estamos hartos de estas matanzas en el territorio de Beni”.
Un patrón de persecución contra los cristianos en África
Esta masacre se suma a una ola de violencia que afecta al este de la RDC. En agosto, más de 50 civiles —incluyendo mujeres y niños— fueron asesinados en Kivu del Norte, y en julio al menos 49 fieles murieron durante una vigilia de oración en Komanda, provincia de Ituri.
Organizaciones de derechos humanos advierten que muchos ataques en áreas remotas nunca se denuncian, lo que significa que la cifra real de víctimas podría ser aún mayor. Miles de familias han huido de la violencia y se refugian en ciudades como Oicha, donde las iglesias sirven de albergue para desplazados.
El reverendo Alili, desde Njiapanda, compartió con Puertas Abiertas:
“No están dispuestos a dormir en la iglesia por miedo a ser atacados como quienes murieron en un velorio. El mes pasado hubo masacre tras masacre, y en septiembre seguimos clamando: Señor, ven en nuestra ayuda”.
Clamor por justicia y protección
La portavoz de Puertas Abiertas para África Subsahariana, Jo Newhouse, condenó enérgicamente la masacre y llamó a la comunidad internacional a actuar:
“Es inaceptable que estos ataques contra civiles continúen con impunidad. Urgimos a gobiernos, organizaciones internacionales y sociedad civil a priorizar la protección de los cristianos y de toda la población en el este de la RDC, donde operan grupos armados como las ADF”.
Los recientes ataques se cree que son represalias por las pérdidas sufridas por las ADF frente a las tropas congoleñas en los primeros meses del año.