Seguramente la mayoría coincidamos al decir que vivimos tiempos difíciles, acelerados y diferentes.
Es frecuente encontrarnos en estos días con personas que manejan altos niveles de incertidumbre. Estamos tan acostumbrados a planificar y organizar que el no saber hacer nos colapsa emocionalmente a muchos.
Comenzamos a depender de las decisiones de otras personas. Lo que hacíamos normalmente ya no lo podíamos realizar como era habitual. Nuestras rutinas diarias fueron desarmadas. Esto, sin dudas, provocó que fuéramos sacudidos en diferentes áreas, sobre todo en lo emocional.
Hemos compartido mucho acerca de versículos que nos alientan a no perder el enfoque, pero, a veces lo temporal nos juega una mala pasada. Así, nos descubrimos viviendo lo que nunca habíamos siquiera imaginado y llegó, de repente, para cambiarnos todo. Surgieron en nosotros muchas interrogantes.
A pesar de que nuestras prédicas animaban a no guiarnos por lo externo, nos vimos alterados en gran manera por lo que sucedió. ¡Cuánta gente afectada por la ansiedad! ¡Cuántos trastornos a nivel emocional! Fuimos conmovidos en lo micro y en lo macro de nuestra realidad diaria. Hemos sentido un gran desgaste por semejante sacudida.
¿Qué hacer frente a esto?
La palabra de Dios nos enseña una y otra vez que debemos enfocarnos en lo eterno, que es Cristo. El sistema está diseñado para desenfocarnos de su persona. Claramente el Señor nos dijo: “en el mundo tendrán aflicciones”, pero nos pide que confiemos porque Él venció.
El siguiente versículo nos muestra el camino a seguir, la ruta a tomar, según la Palabra de Dios: Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno, 2 Corintios 4:16-18 NVI.
Pablo nos deja unos consejos súper claros, que siguen vigentes hoy en día… porque muchas cosas pasan, pero Su palabra permanece.
- 1- ¡No nos desanimemos!
- 2- El hombre interior se renueva cada día, que es lo eterno, es su espíritu en nosotros.
- 3- Los sufrimientos efímeros producen una gloria eterna. La versión RV1960 dice: “un eterno peso de gloria, que vale mucho más que el sufrimiento”. Son palabras importantes que nos redireccionan al destino, a la meta.
- 4- No fijarnos en lo visible. ¿Qué es lo visible? Todo aquello que nos sucede en esta vida: crisis, enfermedades, separaciones, situaciones en las finanzas, en lo ministerial, con nuestras familias, etc. Pablo dice algo extraordinario: “es pasajero”, o sea que es por un periodo de tiempo. También lo afirma Pedro en una de sus cartas. Creo firmemente que todo tiene un propósito.
- 5- Enfocados en lo invisible, en lo eterno. Cuánto cambiarían nuestras vidas si tomáramos este consejo del apóstol. ¿Por qué? La razón es porque lo que vemos es pasajero, pero lo que no vemos ¡es eterno!
Tanto en lo que hemos vivido, lo que vivimos y lo que viviremos habrá propósito conforme a Su voluntad. Consideremos juntos el siguiente pasaje: Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables, 1 Pedro 5:10 NVI.
En Cristo todo es un presente continuo, ¡porque la vida de Cristo en nosotros siempre producirá! Producirá firmeza, madurez, estabilidad, fortaleza y un mayor peso de gloria por medio del sufrimiento, que es momentáneo. Los animo a permanecer en obediencia y a disfrutar de la confianza que llena nuestro ser al poner nuestra mirada en Él y su eternidad sembrada en nuestros corazones.