No suelen presentarse en todo tiempo, ellas nos visitan en determinados momentos de nuestras vidas; así que a medida que vayan apareciendo debemos ir aprovechándolas para que se asomen otras nuevas.

Cuando una oportunidad golpea a tu puerta, es la posibilidad que tienes para poner en marcha aquello que estabas esperando; puede ser un trabajo, una nueva relación, un tiempo para crecer o desarrollarte en algún área, un proyecto de vida, un emprendimiento, un proceso de restauración, de sanidad, desprenderte de algo. 

Quienes nunca alojaron una oportunidad o les cerraron las puertas, hoy viven frustradas, víctimas de sus propias elecciones, pensando día tras día que esa insatisfacción es lo que estaba destinado para ellas.

Lo que debes saber

Las oportunidades les llegan a todas las personas, no son algo que esté solo al alcance de algunas privilegiadas o dotadas; y aunque en el pasado las haya dejado pasar, todavía existen ocasiones propicias para vos porque Dios es un Dios de oportunidades. 

Pero también es cierto que hay un tiempo justo para ellas, así que debes estar atenta para atraparlas cuando surjan y no dejar que se te escapen porque nunca sabrás cuándo volverá una oportunidad perdida. 

Ciertamente Salomón ya lo dijo en el libro de Eclesiastés 11:9  “él mismo vio que en esta vida no son los más veloces los que ganan la carrera, ni tampoco son los más valientes los que ganan la batalla. Tampoco son siempre los sabios los que tienen qué comer, ni los inteligentes son los que tienen mucho dinero, ni todo el mundo quiere a la gente bien preparada; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos”.

¡TIEMPO Y OCASIÓN LES ACONTECEN A TODOS! ¡ESO TE INCLUYE A TI QUERIDA AMIGA! 

Una particularidad

Las oportunidades a menudo vienen disfrazadas en forma de desgracia o derrota temporal.

La virtualidad que trajo la pandemia, junto con el aislamiento social obligatorio, lamentablemente fue una desgracia para muchas personas y no dejo de sentir pena por ello; pero la misma circunstancia en mi caso fue la oportunidad para un proyecto personal que tenía hace mucho y lo que me hubiera llevado dos o tres años, en este tiempo pandémico lo reduje a uno, esto me ayudó a acercarme hacia la meta. 

Mi esposo, dejó de viajar largas horas y comenzó a trabajar de manera home office y eso ha ayudado a mejorar nuestra vida personal y ministerial. Sin lugar a duda Dios permite circunstancias, aun en tiempos adversos, para que podamos aprovecharlos como la oportunidad que estábamos esperando. 

En este año que recién comienza creo que Dios tiene un montón de oportunidades para cada una de las áreas de tu vida, pero el hecho de que Dios vaya a brindártelas no significa que no debas preparar tu casa para alojarlas. 

¿Cómo esperarlas? 

VIVE CON EXPECTATIVA Y CERTEZA DE QUE DIOS AÚN TIENE OPORTUNIDADES PARA TI.  

Las oportunidades que estabas esperando tarde o temprano golpearán a tu puerta para traer cambios a tu vida. No vivas quejándote, mirando las de otros, deprimida, porque eso te alejará aún más de lo que quieres alcanzar. 

Tal vez la oportunidad que estás esperando no sea la primera que llegue, pero no cometas el error de desestimarla, porque son sinérgicas, escalonadas, una te irá llevando hacia la otra que esperas. ¡Ten fe!  

¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá! (Lucas 1:45).

PREPARATE PARA LUCIRTE EN LA OPORTUNIDAD 

Capacítate en el área donde quieres que te visite la oportunidad, infórmate, realiza estudios, toma riesgos, planifica, no te quedes corta ¡piensa en grande! 

“Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas (Isaías 54:2-3).

SIEMBRA OPORTUNIDADES PARA OTRAS PERSONAS   

La vida es una cadena de favores, alguien seguramente movió una pieza para que estés allí donde estás y aunque en ocasiones pienses que lo que has logrado es por ti misma, déjame decirte que fue Dios quien te estaba ayudando. Así que la mejor manera de agradecer esto es sembrar oportunidades para otras personas. 

“Dios da la semilla que se siembra y el pan que nos alimenta, así que también les dará a ustedes todo lo necesario, y hará que tengan cada vez más, para  que puedan ayudar a otros” (2 Cor. 9:10).

Para finalizar quiero hacerte una pregunta ¿Estás lista, querida amiga? Porque estoy escuchando llegar a tus huéspedes, sal pronto, ¡no te demores! ¡Esta es tu temporada!