Dios nos enseña a conocer a Cristo. En esta temporada maravillosa que vivimos Dios nos está llevando a tener una completa y genuina revelación de Cristo y la Iglesia.
Desde el principio, Dios se da a conocer mediante su voz. Él no hace otra cosa que hablarnos de Su vida, Su realidad y de Su propósito eterno, y para esto nos lleva a conocer exactamente a Cristo y la Iglesia.
La necesidad de comenzar a experimentar una reforma fue el resultado de haber perdido el diseño original. Era necesario regresar a la horma. Debíamos regresar al entendimiento de Su propósito eterno. Cuando volvemos al diseño original, ya no se trata solo de verlo a Él sino de verlo todo desde Él. Participar de esta perfecta unidad que tenemos en el Hijo y el Padre nos cambia la perspectiva. Oír a Dios se vuelve cotidiano y el entendimiento de Su voluntad nos envuelve por completo.
¿Qué hicimos para participar de esta unidad eterna? Absolutamente nada. Su Gracia nos condujo a la cruz. Allí hemos experimentado el traslado del poder de las tinieblas al Reino de su amado Hijo. Ahora Su voz es el gobierno de nuestras vidas y, gracias a este gobierno, es entonces que empezamos a experimentar el aumento de Cristo en nosotros.
“Ya no solo se trata de llevar Su vida en nosotros. Ahora su vida crece en nuestro interior. Y si esta vida crece, nos volveremos más vulnerables a Su gobierno y autoridad”.
Pastor Julián Ríos
Podemos decir que a lo largo de la historia siempre hubo una generación que no abrigó el deseo de experimentar a Dios, ni mucho menos oír y disfrutar Su voz. En todo caso, si se trata de oír a Dios, esta generación comienza a buscar externamente aquello que el Padre decidió que sea internamente.
Una generación alejada de la voz de Dios no solo desechará un mensaje de reforma (que básicamente radica en migrar de acciones impuestas a acciones que brotan por naturaleza), sino que además comenzarán a exhibir preguntas inconsistentes. Tales personas hoy en día se están preguntando ¿Por qué Dios permite esta situación en el mundo? (Covid-19).
Esto que vivimos está siendo señalado hace muchísimos años. Y con esto no estoy diciendo que Dios dijo que vendría una pandemia, no. Sino que Dios nos viene enseñando lo que es ser iglesia.
“Ser iglesia es ser participante de un organismo vivo”.
Pastor Julián Ríos
Por tal motivo deseo escribir en pocas líneas algo que puedo ver. Y esto que veo parte de una frase muy usada en estos últimos días, que dice así: “Esta pandemia nos está enseñando”.
¿Acaso una pandemia puede enseñar?
Desde una perspectiva divina, una pandemia y/o circunstancia global y temporal, no puede traer ningún tipo de enseñanza. Sino por el contrario, ésta viene para someternos a examen y ver cuánto hemos conocido y entendido a Dios.
Una circunstancia temporal no puede hacerte entender algo eterno. Solo lo eterno y espiritual puede enseñarte lo eterno y espiritual. Si una pandemia o crisis se vuelven nuestro maestro es entonces que hemos perdido la capacidad de ser enseñados por el Espíritu de Dios.
“Todo aquello que no permito que me sea enseñado por el espíritu me será enseñado por las circunstancias”.
Pastor Julián Ríos
Con esto yo no digo que no tengamos la capacidad de reflexionar sobre diversos asuntos de la vida, pero nunca lo externo debe volverse pedagógico para la Iglesia del Señor. Claramente puedo ver una generación tarda para oír. Los tardos para oír tratan de entender hoy lo que Dios habló ayer.
El autor de la carta a los Hebreos (5:11-12) nos señala la necesidad que tienen los apóstoles de volver a enseñar las enseñanzas del ayer a aquellos que por alguna razón no oyeron con claridad a Dios en el tiempo debido.
Sí, señores. Esta es la triste realidad de una generación. Y no lo digo para juzgar, sino para que con paciencia colaboremos en el entendimiento de aquello que hace muchos años Dios nos viene hablando, porque esto es hasta que todos lleguemos.
Deberemos manifestar al Padre de amor que representamos y con paciencia repetir, repetir y repetir, porque la orden fue “hasta que todos lleguemos…” (Efesios 4:13a).
Viviremos años de “repetición”. En donde el amor inalterable en cada uno de nosotros hará que Su Gracia se expanda y se multiplique en medio de tanto error y hostilidad.
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable (Efesios 6:24 RV60).
Tendremos la eterna, repetida y extraordinaria oportunidad de manifestar a un Padre de amor. Nuestro Padre eterno.
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia (Jeremías 31:3 RV60).
Israel estaba en camino a experimentar restauración. La manera de ingresar a esa temporada era por medio de un padre de gracia, amor y misericordia. El único camino que tenemos por delante, si deseamos hacer visible la unidad que el Padre nos dio en Su hijo, es manifestar a este Padre Eterno. Hacer visible al Padre nos asegurará perfecta unidad en el mundo.