En esta quinta parte de esta serie de artículos sobre la salvación el tema es esclarecer cuáles son esos ingredientes de alta calidad para edificar el alma.
Habiendo introducido en la entrega anterior que el alma es un espacio de construcción, esta vez lo explicaremos más a fondo sirviéndonos de la analogía del oro, como materia prima de gran valor, y la hojarasca, como material de poco beneficio.
El Evangelio contiene una propuesta de edificación. Esa propuesta es altamente atractiva para el ser espiritual, porque contiene recompensas. Hablamos de recompensas de alto valor: recompensas eternas. ¿Cuál es la manera de alcanzar esas atractivas recompensas? Edificando nuestras almas con materiales que permanezcan: materiales eternos.
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”, 1 Corintios 3:11-15.
¿Cómo sobreedificamos nuestras vidas con materiales eternos?
Decisiones
Material oro: Decisiones que tomamos por la expresión del Propósito Eterno de Dios. Buscamos la guía del Espíritu Santo en las decisiones. Decidimos cada día conocer y entender más Su propósito y voluntad, alejándonos de las voluntades humanas.
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”, Filipenses 2:12-13.
Material hojarasca: Decisiones tomadas en busca de comodidad o placer personal. Sigue siendo hojarasca aún cuando pudiéramos darle lenguaje espiritual a la decisión. Generalmente no se tiene en cuenta cómo afecta al Cuerpo de Cristo y a otros santos. Tiene una visión más bien personal (o familiar, pero desde una visión humana y aislada del Cuerpo).
“Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros”, Tito 3:3.
Reacciones
Material oro: Reacciones que provienen de la naturaleza de Dios en nosotros. Aquellas que demuestran el gobierno de Dios por la vida espiritual. Es la expresión del amor de Dios frente a las acciones externas adversas.
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”, Mateo 5:38-45.
Material hojarasca: Reacciones que provienen del viejo hombre. Aquellas que provienen de la justicia personal y no expresan la Justicia de la Cruz. Son reacciones programadas por las experiencias del alma y expresan el gobierno del mundo. Estas reacciones pueden persistir en la inmadurez, pero cuando son tomadas como normales y aceptables, se vuelven material de construcción sin valor eterno y no aceptados por Dios.
“Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar”, 1Ts 5:15-17.
Emociones
Material oro: Emociones producidas por la vida espiritual. Cuando el gozo del espíritu gobierna el alma, dándole paz en medio de adversidades. También hay llantos, tristezas que dan cuenta de una visión más alta de la vida, y que terminan siendo productivos en la expresión de la Iglesia.
“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”, 2 Co 7:9-10.
Material hojarasca: Emociones desconectadas de toda vida espiritual y sin valor eterno. Emociones egocéntricas que se consumen en el bienestar y placer personal.
Oración
Material oro: Oraciones inspiradas por el Espíritu. Aquellas que provienen de un hijo que anhela expresar lo que el Padre busca oír. Oraciones cuyo centro y motivación son la madurez y el propósito eterno de Dios. Oraciones que se producen por el amor espiritual a los santos y a quienes nos ministran en el Señor.
Material hojarasca: Oraciones aprendidas desde lo natural que se vuelven vanas repeticiones. Oraciones que son vistas como un sacrificio personal y no como una gracia de Dios otorgada a los santos. Oraciones cuyo centro y motivación es el beneficio individual, pero que no tienen en cuenta la construcción y manifestación de la Iglesia en nuestros días.
“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”, Santiago 4:3-4.
Proyectos
Material oro: Proyectos, empresas, misiones y visiones que se sujetan a la visión de Dios: la expresión de Cristo a través de la Iglesia. Estos están sujetos a la dirección constante del Espíritu y los resultados buscados son aquellos vistos por Dios y no por los hombres. Buscan satisfacer al Padre de Su expectativa.
Material hojarasca: Proyectos, empresas, misiones y visiones cuyo alimento proviene del corazón de hombres. Pueden estar bien intencionadas, pero carecen de valor eterno porque no han nacido de la voluntad de Dios, no se sujetan a Él día a día y su búsqueda de resultados es natural y temporal.
Edificar nuestra alma con materiales de calidad nos acercará más a la recompensa de la vida eterna. Cuando decimos que algo es eterno, no nos referimos a algo “duradero” como si el tiempo continuara sin fin, sino más bien a algo que no está sujeto a la temporalidad a la que el hombre y la creación están sujetos, y es el tema que ahondaremos la semana próxima en la sexta y última entrega de esta serie sobre la salvación.
¡Bendiciones!