mail

Suscribite a nuestro boletín

¿La psicología sirve?

La psicología, por años, intentó encontrar respuestas humanas a problemas humanos. Pero en Cristo, esta profesión toma otro rumbo. En esta nota analizaremos algunos aspectos que nos harán reflexionar sobre esta ciencia y cómo puede conducirnos a Jesús.

Muchas veces confiamos en métodos humanos para mejorar o superar los problemas que nos angustian al punto de no poder seguir con nuestras vidas. Pero la psicología nunca podría aportarnos la verdadera solución si no es con la Cruz. El psicólogo David Firman explica en su libro La psicología de Dios que no puede mejorarse la vida de un hombre que vive fuera de Cristo, porque está muerto. Por eso, no hay otra forma de experimentar la vida plena y completa en Cristo que pasando por la Cruz y entendiendo sus distintas dimensiones.

La salvación del alma ocurre cuando nos encontramos con la Cruz de Cristo; ahí comenzamos a atravesar distintas instancias de la Cruz que nos llevan a gozar del diseño original que esta nos ofrece, devolviéndonos al modelo original de Dios. Hay una transición que nos ofrece la Cruz, que ninguna ciencia, método o profesión puede darnos.

Esta transición es la madurez a la cual accedemos cuando crecemos en Cristo.

“La Cruz produce el crecimiento de Cristo en nosotros”, dice Firman en su libro. ¿Qué mejor que crecer en Cristo?

Las herramientas que constituyen la base de la psicología se utilizan para tratar las conductas y procesos mentales de los individuos en distintas situaciones humanas. Ahora, esto genera una discrepancia con la realidad de Dios, ya que esta se encuentra en constante reposo, en donde todo es resuelto en Cristo.

Pero la pregunta que resuena en miles de cristianos es: ¿La psicología nos sirve? Y la respuesta es sí. Tanto la psicología como cualquier otra ciencia o disciplina podrían ser el canal perfecto para expresar a Cristo. Tenemos como ejemplo al apóstol Pablo en la Biblia, que predicaba constantemente con ejemplos que provenían también de la filosofía platónica, debido a que él era romano y había sido un gran estudioso de las ciencias de aquel momento.

Proponer la Cruz como la solución eterna a nuestros conflictos es vital para nuestra vida, ya que ella también debe expresarse diariamente en cada situación. En este caso, la psicología en Cristo podría llevarnos a ver que parte de nuestra alma está comportándose fuera de la realidad eterna; de esta forma podríamos operar sobre ellas con la Cruz para que sean matadas y la vida de Cristo sea manifestada.

Es importante entender cómo funciona el ser integral; por eso, David Firman define el espíritu como aquello que nos da conciencia de Dios y nos relaciona con Él; el alma, como aquello que nos relaciona con nosotros mismos y nos proporciona la autoconsciencia; y el cuerpo, como lo que nos lleva a estar relacionados con el mundo exterior.

El espíritu y el cuerpo están fusionados en el alma. Por eso, esta constituye la personalidad del hombre y el centro de su ser. Por tal razón, los escritores de la Biblia llamaban “alma” al hombre, como si fuera la única parte que tuviese: la voluntad que reflexiona, forma juicios y decide; la mente, el órgano pensante, y las emociones conforman el alma. Por ello es muy importante que el alma esté sujeta a la realidad de Cristo.

Cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido, su alma se desarrolló, tomó las riendas y cayó así en la muerte espiritual; por ese motivo David en sus oraciones ordenaba a su alma que bendijera al Señor y se sujetara a Él.

“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:1-2).

Quizás nos encontramos haciendo terapia con algún profesional creyendo que nuestros problemas podrían ser resueltos con tan solo un par de sesiones, mientras que están también aquellos casos de personas que asisten a terapia continuamente desde hace años. Pero tal vez es tiempo de evaluar cómo estamos trabajando aquellas áreas problemáticas de nuestra alma que son expuestas en las sesiones. Si bien nuestra salvación es una y eterna, también tenemos que tener en cuenta que la obra salvadora es, además, temporal; día a día, aprendemos a morir y expresar la maravillosa vida de Cristo.

“‘De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios’ dijo Jesús” (Juan 3:3). Aquí vemos un caso en el que Jesús manifestó que la única forma de poder acceder a esa realidad eterna que encontramos en Él es naciendo de nuevo, matando al viejo hombre, no intentando arreglar o tapar por encima la carne, sino matándola para que podamos ser expresión de Cristo y vivir continuamente manifestando su voluntad.

La psicología no es mala, ni tampoco sus métodos, siempre y cuando sean para mostrar la Cruz como única herramienta de salvación. 

Redacción
Redacción
La Corriente es una plataforma de contenidos digitales creados para informarte y edificarte. Nos proponemos difundir y promover la verdad eterna de Cristo en esta generación.

Otras

CRISTIANAS

hola
Enviar Whatsapp
error: Gracias por interesarte en las publicaciones de La Corriente, para su uso o difusión, por favor escribirnos a [email protected]