En el año 2019, en Israel, Binyamin Milt, de 9 años de edad, se topó por casualidad con un objeto único del período del primer templo.
Binyamin halló una cuenta de gránulos de oro de unos 3.000 años de antigüedad durante las actividades del cribado de la tierra del monte del Templo en la ciudad vieja de Jerusalén (Israel), que formaba parte del proyecto arqueológico The Temple Mount Sifting Project.
La pieza era un pequeño cilindro en forma de flor y estaba perfectamente conservada. Formada por cuatro capas de diminutas bolas de oro, el objeto se dejó hallar por el niño, pero él no tenía idea de que el artefacto se remontaba al período del Primer Templo en la historia judía y que tuvo lugar aproximadamente entre los años 960 y 586 a. C.
Su diámetro es de 6 mm y su altura, de 4 mm, y está construido con cuatro capas, cada una de diminutas bolas de oro adheridas unas a otras en forma de flor. Al ser el oro un metal precioso que no se deslustra ni se oxida, el estado de conservación de la cuenta es excelente, y parece como si hubiera sido fabricada ayer.
La pieza estaba tan bien conservada que cuando el chico la llevó a un arqueólogo supervisor, este la identificó inicialmente como un objeto moderno. Sin embargo, durante la clasificación de los hallazgos encontrados en verano, el experto Gabriel Barkay se dio cuenta de que el abalorio era sorprendentemente similar a varios artículos de plata del yacimiento arqueológico de Katef Hinom.
Hasta ahora, se desconoce a quién perteneció la cuenta de oro. En cambio, sí se sabe que era parte de una joya de una persona muy importante que visitó el lugar sagrado o de un sacerdote.
Para el doctor Amir Golani, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, quien analiza los diferentes tipos de joyas del período del Primer Templo, las piezas de joyería de oro rara vez se encuentran entre los artefactos arqueológicos de la Edad del Hierro II (período del Primer Templo). El oro en ese período no se refinaba y generalmente contenía un porcentaje significativo de plata. En el Antiguo Egipto, se atribuía al oro un significado mágico por sus propiedades de brillo y excelente conservación en el tiempo, cualidades que le otorgaban connotaciones de eternidad y conexión con el dios del sol.
La Biblia relata que la fuente de oro en la tierra de Israel en los tiempos bíblicos era el sur de Arabia y Ofir, en el cuerno de África (Somalia). Es posible que el oro incluso haya llegado a Israel desde países mediterráneos como España y Grecia, a través de comerciantes fenicios, aunque es probable que su fuente principal haya sido Egipto.
La técnica de granulación se utilizó para el diseño de joyas en este período al unir bolas o gránulos de plata u oro entre sí o a una pieza de metal en forma bidimensional o tridimensional. Uno de los usos más comunes de esta técnica fue en la fabricación de cuentas, hechas a partir de cinco o más gránulos de metal, en disposición circular. El proceso de formación de gránulos que utilizaban los artesanos de la época era complejo y avanzado.
Las cuentas de este tipo prevalecen en las ofrendas funerarias, lo que refuerza la conjetura de que tenían una función apotropaica: un hechizo mágico o un acto ritual para protegerse del mal de ojo. El uso de las cuentas estaba muy extendido en joyería y generalmente formaban parte de collares, cinturones ornamentales, tiaras, pulseras, o como adorno en los flecos de una prenda. Hay casos en que las cuentas hechas de esta manera decoran colgantes, sellos, amuletos, alfileres, espirales, pesas y otros objetos.
En la Biblia, se mencionan varios tipos de joyas, y se han hecho diferentes sugerencias en la investigación de su identificación, pero aún no se ha establecido la identidad de la mayoría de los términos. La lista más detallada de tipos de joyas aparece en el libro de Isaías 3:18-23, donde entre otros se mencionan los netifot. El significado aceptado de este término es un colgante que pende de un collar.
Según explicaron los expertos, la técnica de granulación se usaba en el Primer Templo para el diseño de joyas, uniendo bolas de plata u oro entre sí o a una pieza de metal. El proceso de la elaboración era complejo y avanzado, ya que implicaba varias etapas, diferentes componentes y requería la capacidad de fundir el metal a altas temperaturas, lo que exigía un alto nivel de habilidad del artesano.
La historia nos permite ver cómo era la vida antes en la época en la que las historias bíblicas eran desarrolladas. Los hallazgos arqueológicos no hacen más que confirmar que la Biblia no solamente contiene la Palabra de Dios sino que también exalta a Dios en la excelencia de precisión y documentación de datos históricos, que hasta el día no pueden refutarse