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Josep Pradas: «Somos uno y eso ya está hecho en el espíritu”

En un encuentro más que enriquecedor entre Sebastián Liendo y el pastor y músico Josep Pradas, nuestro estudio se llenó de recuerdos de los inicios de la música cristiana en Argentina y reflexiones sobre la unidad de la Iglesia.

Josep no solamente contó experiencias que vivió de más chico junto a sus bandas Shalóm y Perfume de Alabanza, sino que también habló de la división que sufrió la Iglesia a causa de los distintos pensamientos y doctrinas, y cómo Dios los hizo recapacitar a volverse uno.

Recordando los inicios en la música

Josep Pradas: Lo que pasó con la música nuestra fue que eran canciones que no hacía falta leerlas, porque eran cortitas y vos te la aprendías. Yo creo que eso fue una bendición para la Iglesia, porque no queríamos usar más himnario, porque era símbolo de lo antiguo, y nosotros íbamos a lo nuevo. Entonces hicimos canciones cortas para no tener que usar ningún papel ni nada, que vos te puedas meter en el culto y alabar a Dios sin tener que estar pensando en la letra.

Agrupación Shalom

Repetíamos las canciones 50.000 veces. Ahora, lo que me pasa con las nuevas es que me cuesta un poco. Es decir, estoy viejo ¿viste? Me cuesta, entonces tengo que mirarlas todo el tiempo y el fraseo es un poco complicado. No sé cómo meterla. 

Sebastián Liendo: Yo creo que es como el Weiss. Todos los días frecuento los mismos lugares, casi siempre la oficina, la iglesia, el ensayo con fila nueve y pongo el Weiss igual. Es como que creo que capaz el hecho de tener una guía constantemente te hace estar pendiente de eso y con las canciones nuevas pasan eso. Yo canto a veces en la congregación y también la conozco la canción, pero estoy mirando el teleprompter. 

JP: Sí, sí, es un tema. Nosotros en esa época quisimos salir del himnario. Ya basta, no miramos más, nos concentramos, cerramos los ojos, levantamos las manos, porque eso fue la renovación. ¿No? Era cerrar los ojos, levantar las manos, saltar, danzar. Había toda una revolución respecto a eso.

Las canciones de ahora, me cuestan. Por eso cuando subo a dirigir un culto vamos para atrás pero no me saben seguir tampoco, porque son todos músicos modernos. 

Sebastán Liendo dialogando con Josep pradas.

La iglesia es Una

SL: Hay un punto interesante por tocar ahí, que te escuchaba hablar cuando contaste sobre todo sobre ese despertar que hubo en esos años y que después generó una división. 

Fue un despertar muy fuerte, pero después lo que arrancó en el espíritu terminó en la carne en algún punto.

JP: Casi todos los avivamientos son así.

SL: ¿Por qué creés que a veces termina en la carne lo que comenzó en el Espíritu? Porque yo creo que ahí es donde empieza lo que podemos llamar éxito. Una palabra que la podemos definir de millones de maneras. En realidad, la palabra éxito viene de “éxit to”, o sea, “salir de”,  poder sobrepasar una situación. Ese es el significado original de éxito, ¿no? Pero después para el Hijo de Dios ¿qué le da éxito? Siempre ocurre que no hay un carácter de Cristo que forme el temperamento de la gente en ese momento. Hay veces que hay gente que es muy talentosa, pero tiene un mal temperamento que no está atado al carácter de Cristo y que no puede ver la unidad como algo netamente espiritual. Yo escuché una frase en uno de tus últimos mensajes, en Ríos de Vida, donde dijiste: “La unidad es un trabajo de Dios”.¿Por qué como iglesia repetimos patrones de error? 

JP: El abuelo de mi esposa era íntimo amigo de mi papá, de los hermanos libres. Cuando yo nací estaban los dos directores de campamento juntos en Verónica. ¡imagínate lo amigos que eran!. Cuando vino el avivamiento, se pelearon a muerte, nunca más se vieron y resulta que esas casualidades de la vida yo me caso con la nieta, que si él hubiera estado vivo no creo que lo hubiera permitido. Antes decían que casarse un hermano libre con un pentecostal era yugo desigual. ¡Imagínate hasta donde habíamos llegado!. Nosotros también decíamos barbaridades de ellos. Somos todos un desastre, todos y a la vez somos todos hijos de Dios y buenísimos. Tenemos esas dos cosas. Porque aquellos que no fueron avivados en ese entonces amaron a Dios tremendamente y dedicaron sus vidas. 

El abuelo de mi esposa dedicó su vida al Evangelio. Él fue pobre porque quiso dedicar tiempo a la obra. Trabajaba en una fábrica y no quería nada más, porque si no, le quitaba tiempo para servir a Dios. Y mi papá renunció a todo. Él se hizo de una familia pobre. Nosotros éramos pobres por la Iglesia, por hacer crecer lo que Dios les había dado. Fíjate que dos polos tremendamente opuestos pero muy similares a la vez, igual amando al mismo Dios y entendiendo a su manera que el camino era por ahí. 

Pastor y compositor Josep Pradas

En todos los avivamientos pasa lo mismo. Cuando pasó la época de la unción, también. Fue un avivamiento para muchos y para otros… tiraban los sacos ¿viste? Era un horror para muchos evangélicos. Después, los mismos que estuvieron en el avivamiento dijimos: “sí, la verdad que algunas cosas no las hicimos bien”. Claro, y estábamos tan entusiasmados que hicimos cosas que no estaban bien.

Por eso yo no sé si tiene solución. Para mí, la única solución es “Che, somos uno, eso ya está hecho en el espíritu. Pero hay otras cosas en las cuales no somos uno porque no pensamos igual. Entonces, al no pensar igual en algunas cosas, es como que eso nos tiene que dividir”. No, no me tiene que dividir. Con mi esposa no pienso igual en todo, pero no nos divorciamos por eso. Tenemos que encontrarle la vuelta a la unidad, porque es tan importante que Jesús dijo que “cuando seamos uno, el mundo va a creer”. No diez personas, como nos pasa a las iglesias. Si uno se convierte, ¡gloria a Dios! Hay gozo en el cielo y está buenísimo el uno. Pero acá el mundo va a creer cuando estemos unidos.

SL: Yo te escuché citar cuando Jesús ora en Getsemaní, que en vez de decir “como tú y yo somos uno, y el amor que tú me tienes, ellos me tengan a mí”. Habla de cómo estar incluidos en la relación entre el Padre y el Hijo, y que nosotros podamos expresar esa unión entre ellos. En un libro que leí, que no me puedo acordar cuál es, había leído el concepto de la diferencia entre raíz y rama que la Iglesia a veces no diferencia.

JP: La raíz es lo que nos cimienta y la rama es algo que puede estar o no, y no pasa nada, pero la raíz es infaltable. Son infaltables los fundamentos, que Cristo es el centro de la Iglesia.

¿Cómo podemos nosotros ayudar a la unidad? No hablando mal de nadie. Pablo le dice a Tito, capítulo 3: “Tito, no hables mal de nadie”. De nadie. No dice de alguno, dice “de nadie”. 

Entonces yo digo, el amor al prójimo tiene que tener un nivel en nuestra vida tan impresionante. Porque muchas veces decimos “el amor a Dios por encima de todo” y es verdad, pero el amor al prójimo tiene que estar no al mismo nivel, capaz, pero por ahí. 

SL: Es que Dios decide ser el otro también. 

JP: Exactamente. Ahí encontramos a Jesús en el otro. Es como una mimetización de amores. Entonces, si amamos al prójimo yo no voy a tener problemas, porque yo lo quiero salvar, desesperado porque estoy enamorado y quiero salvar a esa persona. ¿Cuál es la clave para salvar al mundo? Que yo me una con vos que sos iglesia. “Che. Me uno”. ¿Diferencia?, ¿qué me importa?

Entrevista Josep Pradas y Sebastián Liendo.
Redacción
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