Sin ninguna duda, el manejo de las emociones no es un tema fácil en la cotidianeidad de todo ser humano. Desde el punto de vista de Dios que encontramos expresado en las Escrituras, esto se debe a que, en la desobediencia del primer matrimonio, en el origen, el ser humano murió espiritualmente y el alma pasó a tomar las riendas de nuestras vidas. El ser humano dejó de funcionar según el diseño de Dios del ser integral.
En 1 Tesalonicenses 5:23 el apóstol Pablo describe la realidad del ser integral: espíritu, alma y cuerpo. Y además vemos el orden en el que Dios estableció este funcionamiento. El espíritu gobierna el alma y ésta gobierna al cuerpo. El alma fue diseñada para expresar la realidad del Espíritu de Dios en nuestro espíritu.
La palabra griega con la que se traduce alma en el Nuevo Testamento es “psyché” (origen de la palabra psicología), y refiere a la mente, la voluntad y las emociones.
Jesús es nuestro modelo de ser humano que vive a pleno este ser integral según el diseño de Dios. Él era un humano en el mundo en ese momento, encarnando al Cristo eterno.
Psicólogo David Firman
Hoy, por obra de la gloriosa cruz, somos millones en todo el mundo portando Su vida y teniendo así acceso a este diseño original.
Jesús es engendrado en el espíritu y luego avanza en el proceso a la madurez hasta poder expresar en toda circunstancia las emociones gobernadas por la realidad espiritual interna dependiente de Dios. Él mismo lo decía: “nada hago por mi cuenta, solo hago lo que veo hacer al Padre”.
Jesús es nuestro modelo
En Efesios 4:21 leemos “si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús”. Él es el modelo.
Jesús fue engendrado en el espíritu como nosotros. Estábamos muertos y destituidos, lejos de Dios por la experiencia de Adán. En la experiencia con la cruz somos re-generados (volvemos a cómo se generó) y volvemos a vivir en nuestro espíritu, recibiendo la impartición de Su vida misma. Así ahora podemos vivir como fue modelado por Jesús: nuestro espíritu gobernando nuestras almas y ésta gobernando sobre nuestros cuerpos.
Vemos en Jesús en cada circunstancia que enfrenta cómo opera este diseño del ser integral.
En Lucas 6 leemos que Jesús dormía en la barca mientras los discípulos estaban agobiados, desesperados y azotados por una tormenta en el mar. Creo que cualquiera de nosotros en esa pequeña barca de madera hubiéramos estado igual de desesperados. Al ser despertado, él simplemente se levanta y le ordena a la tormenta calmarse y el mar y el viento se apaciguaron. ¿Cómo puede estar tan calmado emocionalmente en una situación como ésta?
Debemos recordar que Él es un humano que porta en su interior la vida misma del Cristo eterno, el Hijo de Dios, y las Escrituras nos dejan evidencia de que todo fue creado por medio de Él y para Él.
Psicólogo David Firman
El universo salió de Cristo. Por lo tanto, en el interior de Jesús en medio de la tormenta habita el que creó ese mar y ese viento. De esta manera entendemos que el mundo interior de Jesús era más grande que el mundo exterior. Y allí tenemos la verdadera razón de la calma emocional de Jesús y su autoridad sobre la creación. El espíritu no se abate porque está anclado en lo eterno.