A lo largo de la historia, la mujer hizo aportes extraordinarios a la sociedad; algunos conocidos, otros menos, pero siempre fueron acciones precursoras que transformaron paradigmas sociales.

Se pelearon diferentes batallas relacionadas con el poder estudiar en universidades, también en cuanto a la acción de la mujer en la sociedad, como, por ejemplo, el derecho a votar y a tener acceso a un salario digno por el trabajo realizado.

Las mujeres, a lo largo de la historia, pelearon por un avance sin desigualdad y su lucha era una mirada a la realidad que en ese momento transcurría: los derechos del hombre parecían estar por sobre los derechos de las mujeres; en la actualidad ya no es así, la mujer adquirió no solo el respeto sino también posición en diferentes ámbitos de la sociedad, como la política, la ciencia, la educación, el arte y la comunicación.

«La mujer de hoy tiene la libertad de sentirse plena y cumplir sueños que quienes la precedieron no pudieron lograr»

Jael Ojuel, obstetra y ginecóloga

El problema de hoy es que quienes dicen representar a la mujer se apoderaron de luchas sanas para deformarlas a una rebeldía feminista radical que no nos representa; así es como el “Ni una Menos” se deforma a “es mi cuerpo y yo decido”.

Nada más lejos del corazón de la lucha, que es en contra del femicidio, y que este feminismo violento lo deformó a una lucha por el aborto, así es como el feminismo de hoy no nos representa.

Se desvirtuó la lucha

Entonces, en la sociedad nos encontramos con esta clase de lucha que oscurece la identidad misma de la mujer, no solo como Dios la creó sino en su identidad fisiológica en la que transita su vida fértil, ya que la mujer posee predominantemente dos hormonas, la progesterona y los estrógenos, que obran cambios intrínsecos a la femineidad, tanto en el interior como en el exterior.

La mujer tiene en su mayoría neuronas espejos, las que producen una empatía particular con las necesidades del prójimo, tanto es así que cuando la mujer tiene que pasar por una situación traumática, como lo es el aborto, su interior queda fragmentado y vulnerado porque, amén de lo que en la sociedad se dice, el trastorno por estrés post traumático asociado a la etapa posterior a un aborto es real y puede causar síntomas como: 

-Confusión.
-Oscilaciones en el estado de ánimo.
-Tristeza y sensación de vacío.
-Enojo. Falta de fuerzas para realizar hábitos diarios. Irritabilidad.
-Miedos (a no recuperarse nunca de la pérdida, a no poder reproducirse, a problemas familiares…).
-Sentimientos de incapacidad y afectación de la autoestima.
-Desconexión de los propios sentimientos.
-Aislamiento social.
-Falta de libido o disfunciones sexuales.
-Miedo a la muerte (tanofobia).
-Insomnio o pesadillas recurrentes.
-Evitación de todo lo relacionado con bebés o, todo lo contrario, obsesión.
-Problemas de pareja. 

La pregunta que muchos nos hacen es cómo superarse, muchas de las mujeres llevan un acompañamiento psicológico, otras psiquiátrico. Particularmente, además de la ayuda que podemos realizar como profesionales, les presento a mis pacientes a Jesús.

No se trata solo de lo que podemos avanzar a través de nuestros tratamientos científicos sino la sanidad que Dios produce y que transforma la vida por completo.

«Nadie llega al consultorio orgullosa de un aborto, porque entiende el significado de lo que realmente es»

Jael Ojuel, obstetra y ginecóloga

La sociedad quiere distorsionar la esencia y la identidad de lo que la mujer es y sobre todo lo que es frente a un aborto, si hoy tendría que darle un mensaje a la mujer que está en duda de abortar o no, le diría “mujer, sos más fuerte de lo qué pensás y podés resistir tormentas aún mayores de las que hoy tu situación actual te dice no vas a poder, la maternidad es un regalo y es un milagro, el de la vida, seguí adelante.

Tu fortaleza interior y la ayuda de Dios van a lograr llevarte a vivir la mejor experiencia de tu vida, se despertará en tu interior la mayor fuerza que existe y para la que fuiste creada, la fuerza del amor, y solo así vas a poder transitar tu vida vestida de fortaleza y dignidad para afrontar segura un porvenir”. 

Ginecóloga y Obstetra especialista en fertilidad. Pastora en Centro Cristiano Amor y Vida Directora del Equipo de Bioética de ACIERA. Evangelista de la Nueva Generación de Evangelistas de Fundación Palau. Directora de Profesionales Conciencia (profesionales que defienden los valores Cristianos a través de la profesión).