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Identidad, ¿qué veo cuando me veo?

En los relatos bíblicos conocemos a muchos personajes, no por su nombre,tal vez, sino por su condición a la hora de encontrarse con Dios.

NUESTRO ERRORES

Si lo pensamos bien, desconocemos el nombre de la mujer adúltera o el de la mujer de flujo de sangre, o del endemoniado gadareno y otros más.

A pesar de que las Escritura no los nombre, tendemos como seres humanos a encasillar a las personas por algo puntual de sus vidas, por su profesión, por una característica física, o algún error que hayan cometido en el pasado.

Quizás muchos de los personajes que conocemos por su pecado, se arrepintieron y escribieron una nueva historia a través del milagro que Jesús hizo en sus vidas.

La mayoría conocemos que «Jonás no le hizo caso a la palabra de Dios por eso al mar profundo la gente lo tiró», por el famoso corito de niños de la escuela dominical, pero muchos desconocen o ignoran que al final obedeció y salvó a miles de personas por llevar el mensaje que Dios le había dado para Nínive.

A decir verdad, todos cometemos errores y todos tenemos debilidades, pero como dice el apóstol Pablo «el que piense que está firme mire que no caiga». Ahora es clave entender que no debemos identificarnos con nuestros defectos. No somos nuestro pecado y no somos nuestra debilidad, somos mucho más que eso.

LA MIRADA DEL OTRO

Otro punto que debemos tener en cuenta es que muchas veces nos vemos limitados por la percepción que los demás tienen de nosotros. Recuerdo en la adolescencia experimentar diferentes situaciones en las que puse en juego mi identidad, al punto de preguntarme ¿quién soy? ¿Soy lo que dicen los demás que soy? O ¿Soy lo que Dios dice que soy?

El bullying afecta de alguna manera la forma en la que nos percibimos y arruina nuestra autoestima. Particularmente cuando salí adelante de esa experiencia, aprendí que no somos lo que los demás dicen que somos. Nuestra identidad está escondida en Cristo Jesús, no en la opinión de la gente.

Aunque para los demás podemos ser un fracaso, no importa que piense el resto, eso no nos debe afectar.

Emanuel Ortega

ESPEJITO, ESPEJITO

Existe una tercera cuestión y, tal vez sea la más difícil, en cuanto a resolver nuestra identidad; y es el concepto que tenemos de nosotros mismos. En muchas ocasiones desconocemos nuestras capacidades y tenemos una idea errónea de lo que valemos.

Recordemos la historia de Esaú, quién tuvo el privilegio de ser el hijo primogénito y no pudo apreciarlo como tal. El tenía algo que lo hacía especial, algo que recibió desde el nacimiento. Su primogenitura le otorgaba mas valor frente a sus hermanos y mas honra frente al resto de la sociedad.  Esto no solo daba un valor simbólico sino también patrimonial, en la antigüedad el primer hijo era el que heredaba todo de su padre.

Paradójicamente la historia cuenta que vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Literalmente despreció su identidad otorgada por Dios. 

No desprecies lo que eres en Cristo, no cambies lo que eres por los placeres y deleites de la vida.

Emanuel Ortega

Déjame decirte que no somos nuestros errores ni nuestros pecados, no somos los que los demás dicen que somos, y tampoco somos los que nosotros creemos que somos ¿Entonces? Simplemente somos lo que Dios dice que somos.

Nuestra mayor identidad la encontramos en Jesús, ahí está nuestra versión original.

Lo que está por fuera solo es un envase que algún día volverá al polvo. No eres el gordo, el flaco, el feo etc. Eres un hijo de Dios y vales la sangre de Cristo.

No importa como el mundo te llame, mientras Dios te llame hijo.

Emanuel Ortega

Cuando entiendas lo que significa ser hijo de Dios empezarás a ver el mundo de otra manera. Y cuando te veas a ti mismo dejarás de verte como alguien inferior. Aprenderás a apreciar lo que Dios escogió, que es nada más ni nada menos que tu propia vida.

REFLEXIÓN FINAL

Entonces, para concluir ¿Qué veo cuando me veo?; Ya no me veo como me ven los demás, no me veo como yo creía que era, ahora me veo con los ojos de Cristo. Y mientras más busco de Él mas puedo amarme y valorarme. Ya no me veo como un mendigo, simplemente me veo como hijo.

En el próximo artículo seguiremos profundizando más sobre este tema, espero que te haya sido de ayuda y que Dios te bendiga e ilumine tu conocimiento en la palabra.

Ema Ortega
Ema Ortega
Oriundo de la provincia de San Luis, es un creador de contenido cristiano, pastor de jóvenes, estudiante avanzando de abogacía y creador de la Fundación Nueva Vida, que trabaja con adolescentes y niños llevando el mensaje de Jesús.

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