Imposible saber cuál de los dos es mejor, si “este” o el “otro”.
Jamás podremos jugarnos por uno o por el otro hasta que no conozcamos a “ESTE “ o al “OTRO”.
Es complicado elegir, ¿verdad?
Cuando existen opciones, uno pretende elegir lo que es mejor para uno, no, para el otro. Solemos decidirnos por lo que creemos que nos conviene más a nosotros.
A veces se elige “ESTE”, y a veces, el “OTRO”. Pero el “OTRO” aparece cuando “ESTE” aparenta ser insuficiente o incompleto.
Cuando Dios es el centro, se trata de “ESTE”. Cuando el hombre quiere ser el centro, entonces se trata del “OTRO”.
Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo.
La preocupación de Pablo nos lleva a una mayor reflexión y atención del Evangelio que hoy predicamos y vivimos.
“Este o el otro” tiene el propósito de detenernos y preguntarnos cuál de los dos evangelios estamos viviendo. Una línea muy delgada separa el Evangelio de Cristo del “otro” evangelio.
Solo una pequeña palabra de cuatro letras nos deja del lado de la libertad o del lado de la religiosidad.
Cuando comprendemos que “ESTE” Evangelio se trata de una persona, y no una nueva regla de vida, entonces permitimos que nuestras acciones y determinaciones de lo bueno y de lo malo queden en juicio de Él, y no, de nosotros.
Es ahí cuando su Espíritu comienza a subyugar la carne, y la batalla es ganada por Él y no por nosotros. Se trata de tener una continua conciencia de su Persona en nuestras vidas, y de obedecer más que de hacer. Es el momento en que la expresión de la vida de Cristo se hace vigente en nuestras vidas, y lo que hacemos ya no lo hacemos en la carne sino en Aquel que produce el querer como el hacer por su buena voluntad.
Por eso Jesús menciona su constante obrar en nosotros durante su paso por la Tierra.
Veamos algunas declaraciones de Jesús al respecto:
“Yo he venido para que tengan vida” (Juan 10:10).
“Por cuanto me ha ungido para (…) proclamar libertad a los cautivos” (Lucas 4:18).
”El que tiene al HIJO, tiene la vida” (1 Juan 5:12).
“El los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13).
“El que permanece en mí, como yo en él…” (Juan 15:5).
“Toda rama que en mí no lleva fruto…“ (Juan 15:2).
“Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer“ (Filipenses 2:13).
“Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste…“ (Colosenses 3:4).
«Se trata de una persona, no de una regla de vida».
Mareclo Ingrao
Pero… ¿cuándo es que “ESTE” Evangelio se convierte en el “OTRO” evangelio, como menciona el apóstol Pablo?
Se convierte en “OTRO” cuando no conocemos a “ESTE”.
Apenas se estaba estableciendo el Evangelio, y ya comenzaban las diferencias. En la epístola a los Gálatas, Pablo percibe que el Evangelio que había recibido directo del Cristo resucitado estaba siendo adulterado, contaminado.
¿Cómo? Algunos integrantes, religiosos del judaísmo, habían comenzado a agregarle a “ESTE” Evangelio de libertad algunos “yugos” que producían un mayor “peso que nos asedia” más que un “mayor peso de gloria”.
Acostumbrados a obedecer leyes, estatutos y mandamientos, no podían aceptar que el sacrificio de Cristo había absorbido absolutamente todo, y que nada de lo que se hiciera podía agregarse a una total entrega, como fue la de Cristo.
‘“ESTE” Evangelio se cree y se vive por fe; el “OTRO” es por obras’.
Marcelo Ingrao
¿Por qué entonces aparece el «OTRO» evangelio? Porque como hombres finitos y con el orgullo aún no derrotado, queremos agregar nuestro “grano de arena” en una sangre perfecta y sin mancha. Un grano de arena que obstaculiza el fluir por las venas de tanta perfección.
Nos cuesta creer en su amor y en su gracia. Todavía seguimos gritando: “no es suficiente”, cuando aún el grito sagrado irrumpe la eternidad con un “CONSUMADO ES”.
Aparece el “otro” porque solemos predicar dogmas y doctrinas, y no, la persona de Cristo. Si el hombre no tiene al Hijo, no tiene la vida; por lo tanto, necesita aún el “OTRO” evangelio.
El evangelio del “peso que nos asedia”, el evangelio “pesado”, “algo sacrificial para que tenga el valor necesario”.
No nos damos cuenta de que despreciamos el verdadero valor del Evangelio de Cristo y pensamos que no puede ser tan sencillo y simple.
Es como que necesitamos agregar a su sacrificio algo del nuestro. No estamos convencidos de que su sacrificio fue una vez y para siempre. Necesita un toque nuestro para ser completo.
¡Pero eso es lo que Él vino a hacer! Que tu carga sea ligera y tu yugo fácil, no pesado.
Entonces, ¿por qué se ofrece este OTRO evangelio? Porque cuando la gracia de Dios no es revelada, la vida del Hijo no actúa; por lo tanto, el hombre necesita todavía de su carne. Por el contrario, cuando la gracia es manifiesta, la persona entiende que Cristo en esa cruz lo pagó todo, y que ahora ya no vivimos nosotros sino que vive Cristo.
«ESTE» Evangelio se trata de creer, y de vivirlo en Él, en la libertad con la que nos hizo libres.
El “OTRO” evangelio no se trata de Cristo. Se trata solamente de nosotros.
¿Con cuál te quedás? ¿Con ESTE o con el OTRO?