Él es un pastor y misionero italiano, en su juventud trabajaba en un banco. Aunque tenía cargos importantes era adicto a las drogas, pero fue en ese momento que tuvo un encuentro con Cristo y allí descubrió su propósito de evangelizar a las naciones. Hoy Gerry es fundador de la organización cristiana Missione Possibile, Misión Posible, mediante la cual alcanzan a las personas que están luchando para sobrevivir y están enfrentando situaciones muy difíciles en su vida.
En esta entrevista junto a Fabián Liendo compartirán el testimonio, cómo experimentó Gerry a Cristo en medio de su situación, qué obras hacen en Missione Possibile, cómo es posible que en Camboya, país asiático con bajos recursos, hayan fundado una iglesia y tengan un hospital móvil. Además, él detalla sus primeras experiencias como misionero traficando Biblias en China y qué acciones del amor de Cristo hacen actualmente.
Fabián Liendo: Hoy tenemos la posibilidad de estar con alguien muy importante para mí, alguien que está en mi corazón desde hace muchísimo tiempo, con el que estamos tratando siempre de caminar entendiendo el propósito eterno de Dios. Así que hoy es muy claro para mi corazón, Gerry ¿cómo estás?
Gerry Testori: Hola, Muy bien, gracias a Dios. Molto bene.
FL: Estamos tratando de entender el sentido misionero de la Iglesia, por qué de alguna manera tenemos que enviar personas a otros lugares, a otras ciudades, a otros países y a otras comunidades, para entender el sentido y el ADN misionero que tiene la Iglesia, pero para llegar a ese punto, quiero que me cuentes cómo llegaste al Señor y cuál fue el camino por el cual el Señor te fue mostrando esta idea de Misión Posible.
GT: Hay mucha necesidad en el mundo, pero también hay mucha necesidad como establecimiento en la Iglesia, porque la Iglesia necesita una visión misionera. Y cuando hablamos de misiones, muchos piensan que solamente es ir al otro lado del mundo, pero nuestro testimonio, nuestra predicación, nuestra vida puede tener un impacto en cualquier parte del mundo, en nuestro barrio, nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra ciudad, provincia, nación, hasta el fin del mundo.
Yo entendí eso después de un proceso, a los 13, 14 años, comencé a intentar llenar este hueco en mi corazón con cosas estúpidas. Comencé a tomar, a fumar, luego a fumar marihuana, y comenzó un proceso muy malo del que yo ni me daba cuenta, pero no quería enfrentar ese tipo de problemas, porque no entendía.
Yo no era el clásico drogadicto, porque yo trabajaba en un banco, con mi traje, mi corbata, bien vestido, trabajaba mucho, pero por dentro estaba completamente destruido, estaba muerto. Y entonces para comenzar el día necesitaba inyectarme heroína y la noche también me inyectaba. Yo vendía también y era muy duro, hasta que me di cuenta de que no aguantaba más porque al final el dinero nunca era suficiente.
Después de diez años, ya no aguantaba más, mis padres tenían una gran tristeza por la situación, que era cada vez peor. Yo era el jefe director de un proyecto por mi banco, estaba a 90 kilómetros de ciudad, y esto pasó:
Estaba regresando, me miré en el espejo del baño del tren y oí una voz por primera vez en mi vida diciendo ‘¿qué estás haciendo y qué quieres hacer con tu vida?‘
Yo no entendí quién estaba hablando ni qué era esta voz. Ahora puedo decir que era el Espíritu Santo que me estaba diciendo algo, pero esa frase «¿qué quieres hacer con tu vida?» me tocó tantísimo. Esa noche regresé a mi casa y le hablé a mi mamá, ella se había dado cuenta de mi problema de drogadicción el último año, después de nueve años de consumo.
Pero yo sabía que mi mamá había conocido a una señora que le habló de Jesús y le dio un libro que era La cruz y el puñal, de David Wilkerson, que hablaba sobre la rehabilitación de drogadictos, de gente con problemas. Pero yo había rechazado ese consejo de mi mamá y la señora. Yo le había dicho «no, mamá, yo puedo terminar cuando quiera, no te preocupes, yo trabajo en un banco, tengo mi novia», y todas esas cosas.
Pero después de esa noche, cuando oí esa voz, regresé a casa y le dije «mamá, dame el teléfono de esta señora, porque si ellos trabajan con gente con problemas de drogas, yo quiero cambiar, yo no aguanto más«. Fue algo increíble, al día siguiente me presenté en el centro de rehabilitación, era noviembre, y ya en el mes de marzo terminé mi programa, en ese tiempo me enamoré de una chica, que estaba como voluntaria ahí, pero los líderes no estaban muy de acuerdo.
Tenía la oportunidad de hacer una experiencia con un grupo misionero evangelístico que se llama Cristo es la respuesta, todavía existe en Italia, era una carpa que iba de gira por toda Italia predicando el Evangelio, algo muy básico pero muy poderoso.
Terminado mi programa, tuve la idea de pedir permiso para unirme a ellos. Salí llorando de ese lugar porque yo estaba enamorado, por primera vez en mi vida, de una chica que yo creía que era la mujer de mi vida, pero ellos no estaban de acuerdo. Yo dije algo muy sencillo: «si es de Dios vamos a ver, si no es de Dios lo vamos a ver».
Me fui en tren para Nápoles, a uno de los barrios más feos que yo he visto en mi vida. Era para predicar a gente de la mafia, de la camorra, a cualquier persona, y me quedé ahí casi dos meses viviendo experiencias increíbles. Después de una semana, ya el Señor había hablado a los líderes y a la chica; ella vino con un grupo, entonces comenzamos como novios a distancia y ahí comenzó con Manuela la aventura de nuestra vida.
Los dos decidimos casarnos un año después. Y comenzó este viaje, esta aventura. Después de la luna de miel nos fuimos a trabajar en un centro de rehabilitación en el estado de Nueva York. El Señor nos habló sobre la unidad de la Iglesia, que no había unidad en Italia. Yo era era nuevo como cristiano, pero ya había entendido que había divisiones.
Dios me habló sobre la unidad de la Iglesia y sobre la misión, porque a mí me gustaba viajar, pero nunca había escuchado de una obra misionera verdaderamente nacida en Italia. Entonces conocí a unos 10, 15 pastores y les escribí a todos diciéndoles «¿por qué no nos juntamos? Yo quiero hablarles sobre lo que pienso, es muy importante para nuestras iglesias la unidad del Cuerpo de Cristo y comenzar a hacer algo misionero, porque necesitamos predicar el Evangelio en todo el mundo, comenzando desde Jerusalén hasta hasta el fin del mundo».
La respuesta fue increíble, exactamente cero. Ni un pastor me contestó. Y quedé muy triste, pero comenzamos a orar. Yo dije «si la gente no quiere añadirse para predicar el Evangelio en el mundo, vamos nosotros». Nuestro primer viaje fue a la selva, predicando a los aborígenes, y fue el viaje más duro de mi historia. Así comenzó nuestro viaje misionero, entendiendo que había una necesidad increíble afuera de nuestra comodidad, aprendimos que el llamado de Jesús no es para algún súper pastor, para algún súper misionero, era para gente común, como mi esposa y yo.
Los dos juntos decidimos entregarle todo al Señor. Yo dejé mi trabajo en el banco, mi esposa era gráfica publicitaria, también dejó su trabajo, y nos metimos al servicio en fe, sin tener dinero, sin saber dónde íbamos a terminar, trabajando en este centro de rehabilitación, siempre con la misión de unidad y la misión de salir a las naciones para predicar el Evangelio.
FL: ¡Qué tremendo! En conclusión, todos los seres humanos que habitamos este mundo en todas las épocas podemos tener diferencias físicas, diferencias culturales y económicas, pero el hambre sigue siendo la misma. El hombre vive con un hambre permanente, así como el que está en Camboya o el que está en Hong Kong, o como el que está en Nueva York o Londres, tienen el mismo hambre por el Pan de Vida.
Por eso esta cuestión de que el Hijo de Dios se convierte en un ser especial, es un ciudadano del cielo en este mundo natural que puede transformar por el Cristo que habita en él todo lo que lo rodea, donde come, donde juega, donde estudia, donde trabaja. Y pareciera ser que nos cuesta tanto entender una frase que me hizo muy bien y quiero profundizar con vos en esto.
Pensando en que la realidad dominante en la que nosotros fuimos creados fue en la expresión de la persona de Dios, antes del pecado, Dios siempre desde la eternidad, resplandeció en su propia gloria, y todo lo que Él hizo y toda su creación, y nosotros mismos fuimos creados en esa realidad y para esa realidad, en Él, por Él y para Él, para expresar su persona, para expresar su gloria, su plenitud o su gozo perdurable. Hasta la intervención del pecado que nos destituyó y ahora viene el Hijo para resolver ese problema y nos devuelve al Padre.
Él habla de un pueblo de adoradores en Espíritu y en Verdad, todo lo que exprese y adora al Padre que es su Hijo. Entonces, cuando uno mira esto, entiende que la adoración es el combustible de las misiones. Es la meta de las misiones que todas las naciones glorifiquen a Dios, que le conozcan, entiendan su vida, su plenitud, ese Espíritu de resurrección que nos lleva hacia Él y le glorifiquen y le disfruten y vivan plenamente.
Entonces nosotros, si entendemos esto, entendemos no como un sentido de responsabilidad, sino como una necesidad, como dice Pablo, me es impuesta necesidad predicar el Evangelio, porque éste es nuestro deber. Jesús vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Entonces, ¿cómo vos, en Misión Posible, vas comunicando este espíritu para que no se pierda lo más importante del trabajo misionero?
GT: Cuando comenzamos a viajar por el mundo, en varias naciones empezamos haciendo proyectos humanitarios, y predicando el Evangelio entendimos que había una gran necesidad en el mundo y no fue por obligación. Pero yo me di cuenta de que el mensaje del Evangelio era de un Evangelio de amor, dice la Palabra que nosotros le amamos porque Él nos amó primero.
Este tipo de amor ha cambiado completamente mi visión de la vida. Antes yo conocía un Jesús crucificado ahí en la pared, pero me doy cuenta por Isaías que es el Hijo de Dios que se hace hombre, que se sienta a mi lado y quiere escucharme, quiere hablarme. Él me enseña a tomar ejemplo de Él, con esta actitud yo entiendo este principio, que él se hace siervo para nosotros y para mí, y yo no puedo quedarme parado en mi vida normal, yo tengo que hacer algo, tengo que devolver algo. Claro que nunca le podremos pagar o devolver todo al Señor, su grandeza, su misericordia, su perdón es solamente algo divino, algo del cielo. Pero si entendemos esto por amor, nuestra respuesta será una respuesta de amor.
«YO HE ENTENDIDO QUE CUANDO YO ME METO EN SUS MANOS, ÉL PUEDE HACER COSAS INCREÍBLES».
Gerry Testori
Tenemos que aprender de Él, que Él es humilde y manso de corazón. Y esto cambia completamente nuestra perspectiva de la vida y nos hace entender que el amor, el poder y el perdón de Dios son armas atómicas. Como tú estabas diciendo, hay un mundo que sufre, un mundo que está esperando a los hijos de Dios, hay un mundo que está esperando que alguien le diga algo.
Entonces, cuán importante es que nosotros podamos decir «aquí estoy», pero no «aquí estoy en una iglesia contestando a un llamado de un domingo», sino diciéndole «aquí estoy con mi vida, te entrego mi vida». Pero nosotros no podemos vivir pensando que todo es fácil, simple, que no hay sufrimiento, no hay cruz, no hay sangre, no hay dolor. La maravilla de servir al Señor Jesús vale la pena.
FL: Contame un poco ¿cómo Dios te llevó a Camboya? Que en definitiva es como una obra que identifica el progreso de lo que fue produciendo Misión Posible, porque ustedes están en Hong Kong, están en Haití, ¿a cuántos lugares visitaron y en cuántos lugares están?
GT: Comenzamos en Sri Lanka, luego fuimos a México y conocimos a un misionero que nos habló de la falta de biblias en China. Entonces fuimos a Hong Kong la primera vez en el año 1991 y allí conocimos una obra misionera que estaba trabajando de dos maneras, una era llevando biblias al interior de China desde Hong Kong, cruzando la frontera y dejándola en la primera ciudad; otra opción era viajar desde el interior para otras ciudades en toda China.
Allí hicimos viajes por siete años, un mes cada año viajando por China, en tren, en barco, en bicicleta, en moto, de cualquier manera, vestidos de hombres de negocios, turistas, locos, para cruzar la frontera, para llevar maletas llenas de biblias en chino y en otros idiomas y dialectos. Esa fue una experiencia que tocó mi vida fuertemente. Pude ver la necesidad.
Encontramos pastores que tenían miles y miles de miembros y no tenían Biblia. Hicimos viajes impresionantes, durísimos, un viaje en particular fue el que hicimos desde la ciudad de Guangzhou, que está a dos horas de la frontera con Hong Kong.
Fueron 52 horas de tren, 2 días y cuatro horas en un tren chino, con olor, fue un viaje muy difícil, muy complicado y muy peligroso, porque los policías estaban buscando a esos traficantes de biblias.
Después de China nos fuimos a Hong Kong, allí conocimos a una misionera que quería ir a Camboya y bueno, yo no conocía a nadie en Camboya, era el año 1997, pero cuando estaba en mi casa, en mi habitación, una noche de domingo cualquiera, mirando la televisión, vi un documental sobre la pobreza en esta nación y había miles y miles de personas, familias, mujeres y niños medio desnudos, tirados en el suelo, ahí en el centro de la capital, Nom Pen, que hoy es un lugar más turístico, pero en esa época no había nada.
Unos periodistas italianos estaban filmando y de repente se dan cuenta de que hay un extranjero en medio de todos los asiáticos. Entonces, curiosos, van a ver qué está haciendo este tipo, filman y con el zoom se ve que este señor le entrega unos dólares a una señora camboyana y luego se va con un niño, como de cinco o seis años y su hermanita de siete años.
Los periodistas descubren que este tipo era un pedófilo, que iba a arruinar la vida de estos niños para siempre. Entonces, mirando esta cosa tan fea, nos hicimos dos preguntas, la primera, ¿cómo es posible que una mamá pueda vender a sus hijos? Y segundo, ¿cómo es posible que un extranjero en una situación así, de tanta pobreza y necesidad, en lugar de ayudar, esté para matar?
Cuántas veces miramos algo así en la televisión y cambiamos de canal sin darle ninguna importancia. Pero esa noche nos quedamos ahí, muy atentos a lo que estábamos mirando. Y después de ver esta historia tan triste, nosotros hicimos una oración, pero una oración como nunca la hicimos, verdadera, muy seria, y le dijimos «Señor, no conocemos a nadie en esta nación Camboya, pero si tú quieres enviarnos, tú conoces nuestros corazones«.
Luego me vino a la mente la historia de un bolso, porque yo había visto un tiempo antes una película que se llamaba The Killing Fields, donde se explicaba la historia del genocidio. Entonces recordé que Camboya había vivido el segundo genocidio más tremendo de la historia después del Holocausto, con más de 2 millones de muertos.
Después, en el año 99, una amiga misionera de Hong Kong me llama y me dice «¿por qué no vamos a Camboya? Tengo un contacto». Entonces con mi esposa en el año 2000 salimos para Camboya y comenzó la aventura, conocimos a unos misioneros americanos y australianos en una iglesia camboyana, y comenzamos a ayudar. Había un problema increíble, después del genocidio vinieron militares de las Naciones Unidas e infectaron con el VIH a las prostitutas camboyanas y como resultado comenzaron a morir no solamente las prostitutas, sino tambien otros camboyanos que se infectaron en los burdeles y luego nacían niños portadores.
Se armó una cosa muy cruel en esa nación, pero en medio de la pedofilia, sida, niños huérfanos y muchas cosas más en Camboya, pudimos manifestar a Cristo. Allí comenzamos a apoyar a dos casas de misioneros que estaban ayudando a niños portadores o que eran hijos de padres muertos por el sida. Los primeros tres años viajamos ida y vuelta a Italia recogiendo dinero para invertir en Camboya.
Una profesora italiana que había viajado con nosotros se retiró de su trabajo y decidió quedarse en Camboya. Oficialmente en el año 2003 comienza Misión Posible Camboya y empezamos nuestros proyectos, nuestra clínica móvil, escuela primaria y luego secundaria.
FL: Yo puedo dar testimonio porque hemos recorrido las calles de Camboya. Y pensar en un colegio, en un país donde más del 80% de los docentes habían sido asesinados en el genocidio, una reconstrucción cultural y educativa de un país, que hasta el día de hoy uno visita los negocios y todas las paredes están llenas de cuadros y de fotos de aquel genocidio. Porque la herida está abierta. Y Dios levantó una escuela, y cuando yo veía esa escuela, con cientos y cientos de niños cantando y alabando a Dios, expresando gratitud a Dios, la forma en que lo que glorificaban a Cristo en primaria, secundaria, en contraste, cuando caminamos o viajamos por las calles y ver esas niñas de siete años vestidas como prostitutas en las esquinas, una comunidad de gente y un país donde no hay señales de Dios, donde menos del 1% puede decir o testificar acerca de alguien llamado Jesús.
Misión Posible abre un colegio y se convierte en una punta de lanza en donde se está evangelizando una generación que va a transmitir la vida de Cristo a sus hijos y a los hijos de sus hijos y de aquí en más, una cadena de Gloria, de vida de Cristo. En un lugar tan vacío de Dios, una comunidad como la que vos contabas y que vive en la basura y de la basura desde que nace hasta que muere, la expectativa de una vida mejor es imposible, básicamente porque no tienen contacto con la vida, porque la vida solamente está en Cristo.
Así que yo quiero que vos me cuentes ¿de qué forma la gente puede conocer un poco más la obra de Misión Posible?, que en realidad la pueden encontrar como Misione Posibile, porque su base está en Italia, ahí nació. Contanos cómo se pueden contactar, conocer más de Misión Posible, ¿de qué manera se puede colaborar con la obra misionera?
GT: Hay varias maneras, lo primero que siempre digo es que Misión Posible es una posibilidad.
«nosotros hemos visto la gloria de Dios a través de esta obra misionera que ha alcanzado miles y miles de personas, les ha dado futuro, un futuro con Jesús, porque en estas naciones nunca habían oído hablar de Jesús».
Gerry Testori
Es un mundo budista, o un mundo hindú donde no se conoce de Jesús. Acá los ateos saben de Jesús, pero en Camboya ni los ateos ni los religiosos conocen a Jesús. Entonces ha sido una oportunidad increíble para entregarles el Pan de Vida que es Jesús y mostrarles un futuro posible. A través de los doctores con nuestra clínica móvil, por ejemplo, a través de estructuras como las escuelas darles la oportunidad de tener un futuro.
Hoy, por ejemplo, tenemos siete alumnos que terminaron hace dos años todo el ciclo de doce años de escuela. Hay siete que todavía siguen estudiando en la universidad, ahora están comenzando el tercer año, no solamente ahora son cristianos y están compartiendo la Palabra a sus padres, que son los más duros, van a una iglesia y tienen un futuro que nunca habrían podido pensar en una aldea donde todavía hoy la mayoría de las casas no tienen ni agua y ni electricidad.
Y esto para mí es algo muy importante, muy interesante y ustedes pueden ver y tomar informaciones en nuestra página web que es www.missionepossibile.com. Ahí hay videos en español, hay fotos, tienen la posibilidad de contactarnos y de apoyarnos a través de PayPal. Sé que en Argentina no es tan fácil viajar, ahora con la pandemia es un poco complicado, pero en el futuro se podrá; hemos tenido varios amigos de Argentina que han estado con nosotros para ver su vida completamente cambiada.
Tenemos una página en Instagram que es missioneposibile. Es muy sencillo. En Facebook pueden visitarnos. Estamos para servir y nos gustaría mucho que varios amigos de Argentina o de otras naciones podrían juntarse en este proyecto fantástico para rescatar gente que todavía sufre, digo esto porque hay mucho que hacer y si tú estás escuchando esta entrevista, te digo Dios quiere usar tu vida, Dios quiere usar los talentos que tú tienes. A veces no tenemos el coraje o tenemos miedo de salir de nuestra casa o de nuestra área de confort, pero Dios ha enviado a su unigénito Hijo, no para dar un 10%, fue para dar todo por nosotros.
Tenemos que seguirlo a Él, solamente a Él. No será una iglesia la que nos va a salvar, no será una denominación, no será una doctrina, no será un nombre o un título lo que nos va a salvar. Será solamente la gracia, el amor y el perdón de Cristo Jesús.
Un día nos dirá «bien hecho, hijo, tú me has servido y tus frutos han sido la mejor predicación». No son tus palabras, no tu predicación, tus frutos. Muchas gracias. Si pueden ayudarnos, será una gran bendición, y aquí estamos, oren por Missione Possibile en todo el mundo.
FL: Yo siempre digo que la obra misionera consta de dos tipos de personas, los que bajan al pozo y los que sostienen la cuerda. No todos vamos a viajar por el mundo en los lugares más carenciados y los más difíciles y más peligrosos de este mundo. Pero sí todos podemos sostener la cuerda. Dios tiene que glorificarse en nuestra vida, pudiendo lograr su identidad, su ADN en cada uno de nosotros como hijos que entendemos que el mundo no es nuestro mundo, en el mundo ocurren millones de cosas que ni siquiera imaginamos.
Así que necesitamos operar en la mente de Cristo, tener una visión global del Evangelio que es para que todos se salven. Actuar como un cuerpo, como lo que somos, un cuerpo en Cristo, una mente y un mismo sentir. Así que, Jerry, te doy un abrazo. Estoy muy feliz de caminar juntos y haber vivido todas estas experiencias dentro de este tiempo y haberlo disfrutado y ver a todos esos niños, esas familias que íbamos a visitar y la forma en que te reciben en Camboya, en el pueblo.
La manera en que te ven y te respetan es porque la obra del Señor está siendo clara, patente en tu vida y en todo el equipo que trabaja en ese lugar de Misión Posible. Te mando un súper abrazo. Que la gracia divina te inunde como siempre y que Dios sea glorificado en todo.