Las lesiones en los deportistas son algo muy común a lo largo de sus vidas, algunas pueden ser más leves, y otras llegan a ser graves, llegando al límite con la amenaza del retiro del mismo atleta. Seguramente conozcamos variedad de casos de deportistas que se vieron obligados a dejar la actividad, debido a la gravedad de sus lesiones, aunque también nos encontramos con las historias de jugadores recuperándose milagrosamente de golpes, roturas de huesos o músculos que eran “incurables”.
Franco Armani, el hoy arquero de River Plate, tiene una de esas historias milagrosas porque su refugio en Dios le dio vida donde para muchos ya no había. En una noche de 2012, cuando en aquel entonces era el quinto arquero de Atlético Nacional de Medellín y no tenía regularidad en el arco, Franco sufrió la rotura de los ligamentos de la rodilla. Entre lágrimas, pensando que nunca más volvería a jugar y ya pasados los primeros seis meses de su recuperación en el hospital, Armani se refugió en Dios, lo cual terminaría siendo “la mejor decisión que podría haber tomado”.
Franco nació en Casilda, provincia de Santa Fe, un 16 de octubre de 1986. Su padre no fue futbolista, pero su abuelo era el utilero de un equipo del pueblo que vestía a su nieto de arquero cada vez que tenía un partido. Armani contaba en una entrevista con El Gráfico que le prometió a su abuelo que iba a ser arquero. No le falló, pero sus inicios en el arco no fueron algo fácil.
Luego de pasar por las infantiles de Aprendices Casildenses y destacarse en el Central Córdoba, Armani decidió probarse en Estudiantes de La Plata. Quedó, pero no tuvo chances de jugar. Es así que en 2007 fue cedido a Ferro Carril Oeste, pero este cambio no trajo continuidad. Apenas jugó un partido oficial en la lucha por el ascenso. Y le hicieron cuatro goles. Era el tercer arquero del equipo y sin chances de competir por el arco.
Comenzaba el 2008 y Armani no era titular, estaba lejos de serlo; parecía que sus sueños estaban cada vez más lejos de cumplirse, pero apareció el Deportivo Merlo de la Tercera División de Argentina. Fue ahí donde el argentino empezaría a tener regularidad. Su entrenador en aquel momento, Felipe De La Riva, comentó en una entrevista “lo llamé y le dije que necesitaba un arquero, pero que no había mucha plata. Me dijo que él quería atajar, que en ese momento no le importaba el dinero. Lo cité para el otro día que jugábamos un amistoso con Español. Lo puse y la rompió. Enseguida se ganó el puesto”.
La buena temporada de Armani en el Deportivo Merlo hizo que algunos clubes empezaran a preguntar por él. En enero de 2010, Atlético Nacional de Colombia emprendió una gira de pretemporada por Argentina. Allí enfrentó a Merlo en un amistoso. Con una gran actuación, Armani convenció al conjunto colombiano de ficharlo. Su oportunidad de jugar por fin en Primera División había llegado, pero era consciente de que tenía que empezar por ganarse un nombre.
Armani llegó a Atlético Nacional como el quinto arquero. Relegado por su técnico, entrenaba a un costado de la cancha a la espera de una oportunidad que se resistía a llegar. Acabó el 2010 y Franco regresó a casa con la idea de dejar Medellín, pero su familia lo convenció de lo contrario. Aunque, lamentablemente, el 2011 no cambiaría mucho para Armani. Apenas jugaba la Copa Colombia cada quince días. El argentino quería que el siguiente año fuera diferente.
«Lo que muchos catalogaron de desgracia, según cuenta Armani, fue un antes y un después en su carrera. Quizá lo mejor que pudo pasar».
FRANCO ARMANI, ARQUERO DE RIVER PLATE.
Una rotura de ligamentos lo obligó a quedarse en Colombia. Para fortuna del hoy arquero de River, su esposa siempre estuvo a su lado. Fue la mujer que le cambió la vida porque mientras se recuperaba de su lesión ella se encargaba de llevarlo a la iglesia cada miércoles y domingo.
Franco comentó que nunca le gustó la religión, que no creía en Dios. Pero, en un momento tan duro, a algo tenía que aferrarse. Las reuniones en una iglesia cristiana en Medellín pasaron a formar parte de su vida, junto a su esposa. En uno de esos miércoles de 2012, las palabras de un pastor fueron como una flecha dirigida directamente a la carrera de Armani. «Dios te va a levantar, a partir de ahora te vendrán los éxitos». No se equivocó. Desde ese momento, la vida profesional del argentino despegó.
Con fe y terapias, Armani hizo una correcta recuperación y en 2013 ya estaba listo para volver a las canchas. Como le había dicho el pastor, el argentino empezó a hacer historia. Se ganó la titularidad, levantó su primer título y cuando decidió dejar el Atlético Nacional, se fue como el jugador con más títulos (13) en todos los tiempos del club colombiano. Para él, su rotura de ligamentos no se trató de una desafortunada coincidencia.
“Las cosas pasan por algo. Dios me puso esa lesión para decirme ‘no te vayas de Nacional, que vienen cosas muy buenas para vos’. Fue el camino. Fue Dios, Él me llevó a conseguir todo, a la posición en la que estoy. Dios tenía algo para mí”, confesó Armani justo unos días después de enterarse que había sido convocado por Sampaoli para el Mundial 2018.
Vivió una despedida espectacular en un Atanasio Girardot que no dejó un asiento vacío para decirle adiós a su gran ídolo. Cuando le preguntaron el porqué de su llegada al ‘Millonario’, Armani no dudó en responder que tapar en el Monumental significaba estar más cerca de su otro gran sueño: la Albiceleste.
Las buenas actuaciones de Armani continuaron y la prensa argentina ya pedía para él una oportunidad en la Selección Nacional. No disputó los amistosos de preparación para Rusia 2018, pero luego de varios partidos siguiéndolo, Sampaoli se convenció de que Franco debía ser el tercer arquero de la Albiceleste en el Mundial. Tras disputar el Mundial de Rusia, Armani se volvió el titular indiscutible de River.
Además de obtener 13 títulos con Atlético Nacional, entre los que se destacan la Copa Libertadores 2016 y la Recopa Sudamericana 2017. En River consiguió 6, entre ellos la Libertadores 2018, la Recopa 2019 y la Primera División en este mismo 2021. Obtuvo además la Copa América 2021 con la Selección Argentina, luego que la albiceleste no consiguiera un título desde hacía 28 años.
Franco Armani, un día con ayuda de su esposa, decidió seguir a Dios, fue todo de manera ascendente desde ese momento, llegando a ganarse la titularidad indiscutida en River, ser campeón internacional, obtener un lugar en la Selección Argentina y ser campeón. Todo esto llegó desde el momento que Franco se rindió y dejó trabajar a Jesús.