En estos tiempos, donde la llegadas de noticias deben llegar al rango de malas o desagradables; existen también las buenas noticias y de eso se trata el Evangelio. La misión que debe llevar adelante la Iglesia de Jesucristo o el Cuerpo de Cristo es anunciar las Buenas Nuevas del Evangelio
Para desarrollar mejor esta premisa el apóstol Pablo nos brinda varias facetas, en la carta a los Efesios capítulo 3: 8-12. Te invito a que las desglosemos juntos.
Primera faceta: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el Evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,”
Anunciar (euangelízo: anunciar buenas nuevas), ¿Qué debemos anunciar? Un Evangelio de buenas noticias, la buena noticia de que Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo. Que estábamos muertos pero ahora recibimos la vida de Dios. Dios está en paz, Él ha triunfado en la cruz. Que la ley de Dios pudo cumplirse. Dios no está condenando al mundo, una vez el mundo fue juzgado y su juicio fue total en la Cruz. Dios no está enojado. El ser humano puede participar del Propósito Eterno.
«Solo si presentamos un evangelio con exactitud, podremos brindar a nuestras generaciones una expresión más nítida de Cristo, por lo que el Evangelio debe ser conforme al Señor«.
Segunda faceta: “….y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;”
Aclarar a todos (Fotizo sacar a luz), ¿Qué aclaramos? Como Iglesia nuestra función no es traer confusión, sino luz. La luz alumbra, muestra, expone, tanto el desorden, como el orden. Nuestra función es traer paz, reconciliación, temor de Dios y no temor a Dios.
Lamentablemente se predica desde el juicio y la condenación provocando en los oyentes miedo a Dios y no un respeto reverente hacia su persona. El ministerio de juicio y condenación era común en los profetas del Antiguo Testamento, pero después de la cruz, todo cambió. Ahora Dios, además de habernos reconciliado con Él, por medio de su Hijo Jesucristo, también nos hizo ministros de reconciliación (2 Corintios 5: 16-19) , para reconciliar a todos, sin acepción de personas, todo aquel que quiera puede acceder a la reconciliación con Dios.
Tercera faceta: “….para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,”
Dada a conocer (gnorízo manifestar), qué damos a conocer? En primer lugar damos a conocer a un Padre eterno, de amor y libertad. Libertad porque sus mandamientos no son gravosos, amamos honrarlo y obedecerlo, porque comprendimos la magnitud de su amor y de su entrega, a través de su Hijo.
«Ya no obedecemos desde el miedo, sino porque lo amamos y eso nos satisface, estar bien con Él, viviendo en su voluntad, no tiene desperdicio. Su amor nos obliga y su libertad nos cuida».
En segundo lugar damos a conocer a un Hijo que todo lo llena en todo, que es Sustancia, y que nos permite experimentar a través de Su Vida en nosotros, la plenitud de Aquel que todo lo llena. En tercer lugar damos a conocer al Espíritu Santo que está siempre con nosotros, dando consuelo, recordándonos las Palabras del Padre, direccionando nuestro caminar, si se lo permitimos, porque Él es un caballero que nunca nos violenta.
En cuarto lugar una Iglesia gloriosa que aunque todavía no es en la tierra como en el cielo, está siendo llevada a serlo. Lo creemos con todo nuestro corazón. En quinto lugar damos a conocer, una vida. No es una creencia, aunque conocer esta Vida formará y moldeará muchas creencias. No es una conducta o una actitud, aunque experimentar esta Vida afecta todo lo que hacemos.
El Evangelio desde su misma raíz y en cada rama, está ligado con una Vida muy específica que Dios da, forma y glorifica en las personas que le reciben y aceptan su Señorío. El EVANGELIO es Cristo viviendo en usted.
Manifestamos aquello que somos, tenemos y sobre todo aquello que nos gobierna. Si me gobierna una mentira el temor será mi fruto, si me gobierna la verdad la fe será mi fruto.
Cuarta faceta:”…conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor…”
Conforme al propósito eterno (katá a la manera), lo qué hacemos, a la manera de quién lo hacemos? A la manera de la cabeza, porque si la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, Él es la cabeza y debe dirigir cada paso, que su cuerpo realice. No es conforme a lo que quieran o manden los hombres sino que es conforme a Su propósito eterno, diseñado por Él desde la eternidad.
Hay un llamado, a regresar al evangelio de las buenas noticias. No de las noticias que la gente quiere escuchar, sino de las noticias que Dios quiere anunciar. Anunciemos las buenas noticias que Dios quiere. Desde ya muchas gracias, por darme tu tiempo y llegar hasta este final. Un abrazo grande.